LIBROS
Otra manera de entender al país
Transición Bloqueada es una reflexión que presenta otra manera de entender lo que está sucediendo en el país y puntea alternativas a partir de las comunidades, etnias, regiones, gremios... que descansen en la libertad, la solidaridad y el respeto.Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Arturo Anguiano Orozco ha escrito varios libros, ensayos y artículos fundamentales en donde realiza un análisis crítico de la realidad nacional. La reflexión la ha desarrollado en la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco como profesor investigador. Algunos de esos títulos, como autor, coautor y coordinador, son:
El Estado y la política obrera del cardenismo (1975), Entre el pasado y el futuro. La modernización de México (1990), La izquierda en México, 1969-1995 (1997), El ocaso interminable. Política y sociedad en el México de los cambios rotos (2010), José Revueltas, un rebelde melancólico (2019), Resistir la pesadilla. La izquierda en México entre dos siglos, 1958-2018 (2019), Rehacer el mundo. Abajo y a la izquierda (2020).
Ahora presenta Transición Bloqueada. México 1970-2018. Elementos para la historia del presente (UAM-Xochimilco; México, 2024. 365pp.), una colección de 25 textos escritos desde 1974 hasta 2018. Los objetivos de Arturo Anguiano en esta obra son, desde una perspectiva histórica, comprender el presente: “…que comenzó el 1 de julio de 2018, cada vez más incierto, que nos sorprende y a veces desconcierta, contradictorio como pocos y que amerita muchas miradas que contribuyan a explicarlo en forma racional, (y) definirlo con imaginación”. Así como: “explorar caminos, salidas que anuncien al fin un alba, que no dejará de ser incierta”.
Para Arturo Anguiano, después de la Revolución mexicana, en los años treinta, las fuerzas triunfantes organizan un Estado oligárquico que, a través de las corporaciones controlan a las clases sociales. Además nacionalizan el petróleo, los ferrocarriles y fundan empresas paraestatales que les permiten imponer una forma de desarrollo industrial. La situación creada es favorable para la intervención del capital transnacional por el dominio establecido sobre los asalariados y la regulación de las relaciones, vía la Ley Federal del Trabajo, que limita las huelgas y garantiza un salario propicio para mantener altas tasas de ganancia.
No obstante, la continua sujeción de los trabajadores por los sindicatos y los bajos salarios crean pobreza y múltiples descontentos que se manifiestan como subversiones sindicales. A su vez, el control estatal de la sociedad civil, mediante los aparatos represivos e ideológicos, limita la participación y origina insurrecciones como el movimiento estudiantil popular de 1968. Los estudiantes se insubordinan “…hartos del abuso de poder, la prepotencia y la exclusión de la vida política…”.
Al mismo tiempo la rebeldía se extiende a los campesinos que han sido despojados de sus tierras, a los empleados, colonos y desempleados, entre otros. Ante esto el Estado realiza una Reforma Política con la intención de regular el descontento y darle una salida institucional. Sin embargo, es insuficiente ya que los partidos buscan acceder al poder a partir de sus intereses y hacen a un lado las demandas populares.
Por otro lado, para paliar la crisis económica, en los ochenta se abre aún más la economía al capital extranjero y propicia la asociación con la burguesía nacional. Para evitar mayores conflictos, el Estado llama a la unidad nacional y específicamente sojuzga a los trabajadores a través de una mayor fiscalización por parte de las burocracias gremiales, que los inmovilizan mediante la antidemocracia, la violencia y la corrupción.
Todas las sujeciones políticas son insuficientes, y en 1988 se manifiesta la primera insubordinación cívica en las urnas cuando la mayoría vota por Cuauhtémoc Cárdenas, pero por medio del fraude electoral se le da el triunfo a Carlos Salinas de Gortari. El hecho lleva a otro cambio político y amplia las reformas políticas para dar mayor lugar a la disidencia. Las modificaciones permiten la alternancia, pero los partidos que acceden al poder siguen con sus políticas de entrega al capital internacional y de privilegios para la oligarquía nacional.
Ante esto, la respuesta de los de abajo es crear sus propias organizaciones y a partir de ellas incidir en sus comunidades, grupos, etnias, zonas. Esto sucede en 1994 con el surgimiento del EZLN y otros movimientos insumisos. Así, por medio de actos y con la creación de diferentes organizaciones independientes, resisten, defienden la vida, la cultura, los derechos y la libertad. Específicamente cuando los padres de los normalistas de Ayotzinapa van al Caracol de Oventik y dialogan con los zapatistas, llegan a la conclusión “de resistir, de persistir en la lucha incluso en condiciones adversas, de unir dolores, rebeldías, rabias, pero igualmente construir desde abajo una alternativa de vida, de transformación real para y en el largo plazo.”
En 2018 se manifiesta de nuevo en las urnas el deseo de cambio a través de un candidato “diferente”: Andrés Manuel López Obrador. La tarde del domingo 1 de julio en sus discursos “el presidente virtualmente electo se dedicó a ofrecer seguridades a los mercados, a Estados Unidos, al presidente saliente y de manera especial a los capitales, a los núcleos empresariales, con quien se había enfrentado, poniendo por delante su respeto a las variables macroeconómicas, impuestas por el neoliberalismo.”
Por sus declaraciones y acciones López Obrador reforma el capitalismo de un estilo salvaje y autoritario a uno racional, que descansa en una redistribución de la riqueza de manera diferenciada y que continúa ampliando el mercado interno para estimular la inversión.
La interpretación que realiza Arturo Anguiano en Transición Bloqueada muestra cómo los cambios en el Estado y sus políticas han favorecido al capital extranjero y a las oligarquías. Las modificaciones cualitativas han sido realizadas por los trabajadores, los indígenas, las comunidades, desde abajo y a la izquierda. Un caso emblemático es el de Cherán (Michoacán), en dónde la comunidad decide recuperar sus formas de gobierno y establecer un espacio autónomo, los partidos políticos no tienen acceso y las dinámicas productivas se establecen de acuerdo a las propias necesidades e intereses de la colectividad, independientemente de las demandas nacionales.
Transición Bloqueada es una reflexión que presenta otra manera de entender lo que está sucediendo en el país y puntea alternativas a partir de las comunidades, etnias, regiones, gremios… que descansen en la libertad, la solidaridad y el respeto. Obra de lectura importante que parte de un análisis sustentado más allá de las ocurrencias a modo.