Cultura

“Cada minuto cuenta”, serie sobre el terremoto de 1985

El director Jorge Michel Grau y dos de sus intérpretes comparten su experiencia para esta que es la primera serie en la región con tecnología de producción virtual y pantallas LEDs.
sábado, 9 de noviembre de 2024 · 07:00

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El cineasta mexicano Jorge Michel Grau filmó la serie de ficción Cada minuto cuenta, producida por Amazon MGM Studios y Traziende Films, la cual se puede ver en Prime Video desde este 8 de noviembre. Ahí se recrean los angustiantes momentos que vivieron los residentes del Distrito Federal por el  terremoto del 19 de septiembre de 1985.

Este proyecto es pionero en Latinoamérica en el uso de tecnología llamada Virtual Production (VP) -producción virtual-, técnica de efectos que se efectuó en los Estudios Churubusco en 800 pantallas LED que rodean a los actores, distibuidas en 200 metros cuadrados.

Grau (D. F., 1973) ya había abordado el terremoto de 1985 en el largometraje 7:19 (México, 2016) con Demián Bichir y Héctor Bonilla. Y ahora sorprende con esta serie, donde actúan Osvaldo Benavides, Maya Zapata, Jesús Zavala, Antonio de la Vega, Damayanti Quintanar, Luis Fernando Peña, Miriam Balderas, Azalia Ortiz, Mónica Del Carmen, Gabriela Cartol, Zamia Fandiño, Daniel Martínez y Pamela Vargas.

El codirigió con Fernando Urdapilleta y Moisés Urquidi, quien falleció el junio pasado.

En la historia, tras el terremoto, un médico atado a su pasado, una periodista en busca de la fama y una familia en crisis se ven obligados a jugarse la vida en situaciones extremas para salvar a los suyos y a las miles de personas que quedaron atrapadas. En esos titánicos esfuerzos de rescate, cada minuto se convierte en una oportunidad para reescribir su propio destino.

Se le pregunta a Grau por qué aborda otra vez el temblor de 1985, y platica en entrevista con Proceso:

“Sin duda alguna es el evento que le cambió el perfil, el rostro a la Ciudad de México. Es un antes y un después de la historia del país, no nada más hablando de la tragedia más grande que ha sucedido en México, sino la reacción y la organización social que derivó de este suceso. Somos una sociedad muy distinta después del terremoto de 1985, y bien vale redefinir y apropiarse de esa memoria para las nuevas generaciones, independientemente que ellos ya hayan vivido su propio terremoto en el 2017, tenebrosamente el mismo día.

“Hay una historia detrás del terremoto, no nada más son los edificios derrumbados y la lamentable pérdida de vidas, sino toda una organización social que surgió. Por ejemplo, con la conformación de nuevos protocolos de construcción, y nace Protección Civil. Por eso creemos, no solamente yo, sino toda la producción, los autores y toda la gente que participó en la serie, en la importancia de volver a abordar el tema”.

–¿Qué tan difícil o fácil fue abordar este tema con esa tecnología que utilizó?

–Cuando empezamos a generar la idea, ya había todo un trabajo de investigación y de escritura de guion por Traziende, de Leo Zimbrón y Mónica Vargas. Entonces me invitaron a aterrizarlo y cristalizarlo, lo que veíamos era cómo poder narrar ese terrible el terremoto. Nosotros ya habíamos tenido la experiencia con 7:19, que por necesidades presupuestales y de tecnología o de construcción en el set, decidimos abordar de otra manera, pero aquí debíamos ver de frente todo lo que estaba sucediendo.

“La primer propuesta fue regresar a las bases, realizar maquetas, telones, jugar con ópticas y con sets dibujados recargados al lente o la óptica para dar sensación de perspectiva. Así arrancamos. Ese fue el primer trabajo que empezamos a hacer para aterrizar las ideas. Por supuesto que ya existía la tecnología, conocíamos de ella, nadie en México la había utilizado en esa proporción, y Amazon apostó a que nos fuéramos efectivamente en la búsqueda de la VP, estás pantallas de LED. Entonces empezamos a investigar, a estudiarlas, fuimos a visitar las pantallas en Culver Study, en Los Ángeles, para ver cómo funcionan y básicamente aprender la técnica porque no se habían trabajado en México de ninguna manera”.

Grau. Carta a doctores y doctoras. Foto: Especial

Sets virtuales

El también realizador de Somos lo que hay, Perdida y Rabia, rememora:

“Entonces lo primero que se tuvo que hacer fue traer las pantallas, doscientos metros cuadrados de pantalla, y lo que hicimos fue combinar la técnica, hicimos maquetas que estaban casi a un 90% de fidedignas con los edificios reales que se habían derrumbado, por supuesto estudiados por el equipo de Daniela Schneider y Daniela Gallo. Ellos investigaron los planos originales de los edificios y los reconstruyeron en maqueta, la cual se escaneó para generar un volumen digital, un 3D digital, y de ahí pasarlo a un programa que se utiliza para hacer videojuegos y generar ambientes o sets virtuales a partir de lo que nosotros habíamos construido en maquetas. Ya en ese proceso se alcanza el 100% de fidelidad y de rigor histórico en cada uno de los edificios, en los colores, los ladrillos, el tipo de construcción, la manera en que cayeron, y todo lo que circunda en los edificios es exactamente como estaba en 1985.

“Un poco la idea es que Cada minuto cuenta sea una máquina del tiempo y que podamos entender por qué la Ciudad de México es así hoy. No había manera de narrar esta historia sin esa herramienta tecnológica”.

–¿Cómo fue trabajar con los actores y esa tecnología?

–Creo que el mejor resultado de todo, sin temor a equivocarme, es la vinculación del actor y las actrices con el espacio. No es lo mismo realizar un telón verde, el famoso green screen que acaba siendo una pared verde y el actor o la actriz debe imaginar lo que hay ahí, y mucho tiempo después ya que se editó, ya que se hizo todo, se empiezan a llenar esos verdes con algo de información, que no necesariamente es la información ideal, los fondos las texturas, los colores, la perspectiva, todo eso cuenta, y no lo tenemos cuando es un green screen.

“La gran diferencia con la producción virtual y las pantallas es que desde que estoy filmando, ya puedo elegir fondos, texturas, todo lo que cobija al universo emotivo del personaje, y lo puede ver el personaje. Entonces, ya no se imagina un edificio de once pisos derrumbado. El actor ve un edificio de once pisos derrumbado frente a él, posee un vínculo con su contexto muy distinto, y su nivel actoral es mucho mejor, con más calidad”.

Resalta:

Y no nada más es que vemos el edificio, sino todo lo que se mueve ahí adentro, personas haciendo los rescates, el polvo, los coches pasando, todo es digital, pero todo lo ven los actores y lo ven en tiempo real, como si estuviera sucediendo frente a ellos. Creo que es una herramienta buenísima para los actores y las actrices.

Respecto al elenco que armó, señala:

“Uno de los requisitos que marqué desde el principio cuando me invitaron al proyecto fue: crezcamos el círculo de actores en este país. Es decir, tenemos una cantidad increíble de actrices y actores que no están en las plataformas, que no están en las pantallas, y merecen una oportunidad. Están probados, pero necesitan un proyecto donde se les abra la puerta. Entonces más del 60% del elenco está debutando, la gran mayoría son actores y actrices de teatro, hay como toda una generación de actores que viene de la Compañía Nacional de Teatro, otros son actores de teatro amateur o recién egresados de escuelas, hay muchos actores y actrices del interior de la República, no unicamente de la Ciudad de México.

“Igual la idea era descentralizar y traernos actores de otras ciudades. Además, con la intención de recrear la Ciudad de México en esa época que era el momento cúspide de la ciudad, cuando todo mundo empieza a emigrar al Distrito Federal por su gran oportunidad económica, entonces esa migración a la Ciudad de México lo que hace es que la gran población se concentra en el centro (que era la parte más barata para vivir) y encuentras gente de Veracruz, Tlaxcala, Puebla y Oaxaca, y en esa zona, cuando se vienen abajo los edificios, había muchos voluntarios ayudando en los rescates que no eran nativos de Ciudad de México”.

Explica el título "Cada minuto cuenta”:

“Los gobiernos de la Ciudad de México, entondes Distrito Federal, y el federal en ese momento, se pasmaron. Después del terremoto no supieron qué hacer, y esa pausa que tuvieron hizo que cada minuto contara para rescatar a la gente que estaba atrapada. Cada minuto contaba para los edificios que estaban muy dañados y que podían derrumbarse y todavía había gente adentro. Entonces es la sociedad civil la que se organiza, la que hace cuadrillas de rescate para asegurar las zonas de riesgo, y no el gobierno”.

De la Vega. Entre la espada y la pared. Foto: Especial

Finaliza al subrayar que el reto de Cada minuto cuenta fue enorme:

“La cinta Perdida la firmé en cinco semanas, Somos lo que hay en  seis, 7:19 en cinco, y esta serie la realizamos en veitiocho semanas. Por ejemplo, en Rabia éramos menos de cien personas, y aquí en sólo el equipo de rodaje éramos más de trescientos. Quizá sin ser pedante, sin hacer alarde, creo que es la serie más grande que se ha hecho en este país. No la hice solo, estuvo muchísima gente en el mismo nivel de importancia que yo”.

Enumera: Santiago Sánchez en la fotografía, Daniela Schneider en el diseño de producción, y los otros directores, Moisés Urquidi, quien lamentablemente falleció y no pudo ver la serie terminada, pero se la estamos ofrendando, y Fernando Urdapilleta. Alejandro Guzmán, de la segunda unidad. Todas son personas valiosísimas que aportaron muchísimo”.

Intérpretes

El actor Antonio de la Vega manifiesta que Cada minuto cuenta es un homenaje a toda la gente que vivió en carne propia los dos temblores de 1985 y para los que fallecieron:

Es muy importante recordar, tener memoria. En el 2025 serán los cuarenta años. Este proyecto implica algo muy importante para mí, porque es la primera serie en Latinoamérica en la que se utiliza la producción virtual, y eso para mí es algo importante porque es trabajar desde otra forma, otro enfoque, otro lugar. Creo que esa tecnología va a ayudar mucho en esta industria.

Y explica a su personaje:

“Es Ignacio Zambrano, un político de la Secretaría de Turismo. Veo que está entre la espada y la pared porque su hermano Ángel Zambrano, que interpreta Osvaldo Benavides, es el doctor del Hospital General que ayuda a rescatar a los atrapados en los escombros. Entonces lo quiero ayudar como toda la vida lo he hecho, pero por otro lado también tengo que controlar lo que está sucediendo para el lado gubernamental. Juega un poco como abogado del diablo”.

Gabriela Cartol

La actriz (Guerrero, 1989), conocida por la película La camarista de Lila Avilés, es una enfermera, y cuenta a este medio lo que sintió al ver el primer capítulo:

“Fue muy impresionante lo bien hecha que está la serie, lo bien reconstruido que está todo, e igual es sensacional el equilibrio entre el melodrama y el suceso histórico que marcó a la Ciudad de México y al país en general. Para mí fue preguntarme: ‘¿En qué momento pasé a ser parte de algo tan grande?. Pero qué fortuna, qué privilegio poder contar esta historia. Teníamos muy claro representar a todos con mucha dignidad y con mucha humanidad”.

Explica:

“Yo no había nacido en 1985, pero estuve en el 2017, y cuando pasa todo esto del terremoto y vienen los días posteriores, recuerdo muy conmovida la solidaridad del pueblo mexicano en general, y creo que eso tiene el mexicano, que es solidario ante la tragedia. Sale a ayudar al otro. Y partimos desde ahí cuando decidimos encarnar a estas enfermeras Mónica del Carmen, Azalia Ortiz, Miriam Balderas y yo. Recuerdo que un día Azalia llegó con un video que encontró cuando justo durante el temblor una enfermera, en el área de cuneros, puso su cuerpo sobre los bebés, y recuerdo que Azalia y a mí se nos hacía un nudo en la garganta”.

–¿Cómo llega al proyecto?

–Hice La camarista, la cual en su momento fue bastante vista. Jorge Michel Grau me conoció ahí, y él cuenta que desde que me vio dijo que quería trabajar conmigo. Legué a esta serie por Jorge Michel Grau. Como mencioné, no había nacido en 1985 cuando ocurrió el temblor y hay muchos datos que yo empecé a aprender gracias a esta representación en la historia. Las nuevas generaciones no sólo verán cómo esa tragedia modificó a México, igual admirarán cómo se vivía en ese momento, qué se pensaba, cómo se hablaba. Se incluye el contexto social y el sociopolítico”.

Maya Zapata, enfermera. Impresionada. Foto: Especial

Carta de Grau

El cineasta Grau otorga a Proceso esta carta dirigida a los médicos:

“Querida Doctora, querido Doctor:

No es fácil escribir desde este anonimato, quieto y pausado, cuando lo que quiero es gritar. Gritar a todo pulmón la sensación de agradecimiento que siento por usted; gritar a los cuatro vientos la gratitud y reconocimiento que me merecen.

Y no me refiero a la labor inmediata de entregarse a sus pacientes e intentar salvar cuantas vidas se puedan. O entregarse al juramento hipocrático y velar por la salud de los demás. Me refiero a ese día donde todo cambió.

Era un día normal y la Ciudad de México llamada en ese momento Distrito Federal apenas despertaba, 19 de septiembre marcaba el calendario y yo, como muchos y muchas en ese momento, apenas me preparaba para ir a la escuela. El reloj marcaba las 7:19 de la mañana cuando la tierra se sacudió y transformó para siempre la vida de todas y todos. La historia es muy conocida y se ha hablado y dicho de ella lo incontable. Pero ahí estaban ustedes; atendiendo a sus pacientes, operando, diagnosticando, auscultando, cambiando de turno. Ahí estaban ustedes saliendo de los Hospitales y Clínicas a las 7 de la mañana listos para seguir con sus vidas cuando la ciudad se quebró.

Toneladas de escombro habían enterrado a tantísima gente que todo parecía una pesadilla... la ciudad había colapsado... pero ustedes estaban listos. En todo momento había un doctor o una doctora ayudando. Cerca de un derrumbe, en alguna carpa de atención médica improvisada o las clínicas y hospitales que quedaron en pie.

Todo el personal médico estuvo ahí... atendiendo, ayudando, apoyando. Liderados por ustedes, cientos de voluntarios pudieron salvar miles de vidas. Entregaron su tiempo, esfuerzo y conocimiento sin recelo, ayudaron sin mirar a quién y quizá sin saber cómo estaban sus propias familias.

Doctora, Doctor, hoy intento escribir estas palabras como un humilde tributo a su persistencia y valor, a su invaluable carácter solidario pero sobre todo, al gran sacrificio propio a favor de los demás.

Hoy quisiera estrechar su mano y darle las gracias con una reverencia que le abra paso a la memoria de tantos que, usted, directa o indirectamente salvó.

Gracias por lograr que mucha gente siga escribiendo su historia y construyendo, desde su anonimato, una sociedad solidaria y lista para entregarse y ayudar.

Atentamente,

Jorge Michel Grau, Ciudadano.”

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