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“Ayudar es una necesidad, es como un alimento”: rescatista en los sismos de 1985 y 2017 (Video)

Integrante de las labores de búsqueda y rescate en los terremotos de 1985 y 2017, Marco Antonio Franco Hernández, subcoordinador nacional de Socorros de la Cruz Roja, reflexiona sobre el papel de los rescatistas mexicanos y la necesidad de estar siempre preparados ante los sismos.
martes, 19 de septiembre de 2023 · 05:00

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Los sismos que causan tragedias despiden su propio olor: “Cemento pulverizado con sangre”.  

Así lo explica el subcoordinador nacional de Socorros de la Cruz Roja Mexicana (CRM), Marco Antonio Franco Hernández, quien posee 40 años de experiencia en labores de búsqueda y rescate en al menos 20 países del mundo.

En vísperas del sexto aniversario del sismo del 19 de septiembre de 2017 y de los 38 años que se cumplen del terremoto de 1985, que azotaron principalmente la Ciudad de México, Franco Hernández reflexiona sobre el impulso que lleva a los rescatistas a ayudar en condiciones extremas, como pueden ser estructuras colapsadas, en medio de escombros, y en ambientes donde permean el terror, la desesperación y la muerte. 

Desde la sala de juntas de la sede de la CRM en Polanco, el experimentado rescatista es directo cuando se le pregunta qué los motiva a trabajar durante horas sin comer ni dormir en una catástrofe... “Ayudar es una necesidad, es como un alimento. Me gusta (ayudar) y el pago no tiene que ser remunerado; es una satisfacción personal. Uno busca ver que la gente está bien”.

Pero apoyar a los demás, aclara, “no es un tema de heroísmos, es de sentido común humano”.

Marco Franco, al igual que millones de mexicanos, considera que los sismos de 2017, que fue de 7.1 grados, y de 1985, que fue de 8.1, han dejado una huella imborrable en la memoria de los habitantes, sobre todo en quienes padecieron ambos desastres en la capital del país porque el de hace seis años causó 228 muertes y el de 38 años, diez mil decesos, de acuerdo con la propia Cruz Roja. 

Rescatistas de la Cruz Roja en los sismos de septiembre de 1985. Foto: Procesofoto 

En ambas tragedias, expone, la población civil contó con el apoyo de los mismos ciudadanos, pero también de quienes se dedican a prepararse para reaccionar y prestar ayuda en casos de emergencia, como los integrantes de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SGRyPC), del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) y de la propia Cruz Roja Mexicana. 

Todas las personas que están en labores de rescate tienen algo en común, asegura Franco Hernández: “Su mirada es de decisión porque están enfocados en el punto. Si pudiéramos hacer un enfoque de la mirada de las personas que están trabajando en ese momento seguramente encontrarás decisión en todos. Están decididos a hacer su trabajo cueste lo que cueste”.

Pero también, agrega, están enfocados en “pensar positivamente porque en medio de la tragedia, sin importar lo que esté pasando, pensar positivo ayuda a buscar el mayor bienestar que puedas alcanzar para la gente que está sufriendo en esos momentos”. 

Hermandad

Cuando Franco habla sobre las labores de ayuda, de igual manera destaca el apoyo entre compañeros, la hermandad que distingue a los rescatistas que integran la Cruz Roja, característica que, asegura, trasciende fronteras y fue reforzada en los desastres causados por los sismos de 1985 y 2017. 

“Después de una jornada agotadora nunca falta el compañero o un ciudadano que en la calle te ofrece una bebida caliente, te trae de comer o te da una muda de ropa en las veces que ni siquiera te puedes cambiar”. 

También están estos gestos de colegas que, cuando te ven en la zona de desastre, te dicen “yo paso a tu casa y aviso que estás bien”, o “yo voy a pasar a tu casa y voy a decir que estás ahí ayudando y, si quieres, les llevó una foto tuya para que vean que estás bien”. 

La experiencia de Franco y su equipo no sólo se basa en lo que han hecho en México. Sus misiones de ayuda en otros países los hace mejores en su labor. “Hay Cruces Rojas en Centroamérica, específicamente ahí son muy buenos trabajando en apuntalamiento de edificios, de zanjas; o en emergencias que ellos tienen muy cotidianamente y nosotros en México no tanto”. 

Por ejemplo, detalla, en Colombia padecen mucho por deslizamientos de tierra, “y la Cruz Roja colombiana nos apoya en esa capacitación en específico para tratarla de adaptar en México”.

Labores de rescate en un edificio caído por los sismos de septiembre de 2017. Foto: Germán Canseco

¿Y si hubiera un gran terremoto?

Como México se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico, una región propensa a la actividad sísmica, la población civil debe estar preparada en cualquier momento, señala Marco Antonio Franco Hernández.

“Hagamos un ejercicio: si hubiera un terremoto, ¿qué se necesitaría para salir de mi casa, cerrar la puerta y jamás regresar? Eso podría pasar; entonces, ¿qué sigue adelante en tu vida?”, se pregunta el subcoordinador nacional de Socorros de la Cruz Roja. 

El también líder del Equipo de Búsqueda y Rescate habla con la autoridad que le avalan sus años de experiencia: “Prepárense en primeros auxilios, en cosas en las que puedan ayudar a la gente porque seguramente en ese momento va a ser necesario el apoyo de todo el mundo; y organícense, hagan caso a las autoridades y no se arriesguen.

“El aprendizaje del sismo del 19 de septiembre de 2017 fue un recordatorio de lo ocurrido el 19 de septiembre de 1985, literalmente porque después de tantos años las personas, sobre todo las nuevas generaciones, empezaban a sentir que no iba a pasar nada ese día de 2017. La gente pensaba que ya no era tan necesario hacer simulacros.

“Es necesario estar siempre preparados en caso de sismos, se deben hacer simulacros, porque en 2015 y 2016 se practicaron menos actividades de prevención que en 2018, un año después del terremoto de 7.1 grados”. 

Franco insiste: “La gente necesita tener siempre presente qué hacer en caso de sismo y qué tienen que meter en una mochila de preparación”. 

De acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres, la mochila de emergencia debe tener los siguientes artículos que ayudarán a sobrevivir en las primeras horas de un desastre: linterna, radio, agua, alimentos no perecederos, ropa abrigadora, encendedor o cerillos, silbato, fotocopia de todos los documentos importantes, copia de las llaves de la casa, medicinas básicas y latas de leche, en caso de tener bebés. 

Imagen tomada de la cuenta de X: @rosaicela_

–¿Qué recuerda del sismo de 1985? –se le pregunta a Franco Hernández–.

–El desconcierto de la gente; yo era estudiante de preparatoria y sobre la calle Yucatán, en la colonia Roma, una niña quedó atrapada y atravesada con una varilla. Estaba colgada literalmente del edificio y nadie sabía qué hacer. 

“Era muy complicado porque estaba casi en un tercer piso, y de pura casualidad nos encontramos a un chico del ERUM, que iba pasando en su coche particular. Sacamos herramienta del auto, nos subimos, nos ayudaron con escaleras, cortamos la varilla y la logramos sacar.

“Estábamos tan enfocados en sacar a la pequeña que cuando la rescatamos nos dimos cuenta que no teníamos en qué llevárnosla, no había una ambulancia en el lugar. Entonces, de esas cosas que se van dando por secuencia en la vida pasó una ambulancia de la Cruz Roja”. 

Durante las labores de rescate del terremoto de hace 38 años, agrega, “cada que yo llegaba a descansar en un catre de un albergue yo me acostaba y en la mañana amanecía con una cobija. En mi vida supe quién me puso esa cobija, jamás pude darle las gracias a esa persona”.

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