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Rodrigo Prieto, de cinefotógrafo a director con “Pedro Páramo”

El mexicano estrenará en noviembre, en Netflix, la cuarta versión de la novela de Rulfo y su primer largometraje como realizador, a presentarse en el Festival Internacional de Cine de Morelia que acaba de comenzar. Habla para Proceso, así como el guionista hispano Mateo Gil.
domingo, 20 de octubre de 2024 · 06:15

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Tras una exitosa carrera como cinefotógrafo, sobre todo con producciones estadunidenses por las que ha sido nominado cuatro veces al Oscar, el mexicano Rodrigo Prieto aceptó dirigir el largometraje de ficción Pedro Páramo, basado en la novela de Juan Rulfo, “porque me sentí listo a jugar también como director, es un juego muy de adeveras, fuerte, y me atreví”.

Y deja claro que es su “visión personal” del libro, publicado el 19 de marzo de 1955.

Ya con una experiencia adquirida al lado de destacados directores y directoras de cine, como Ben Affleck, Pedro Almodóvar, Cameron Crowe, Greta Gerwing, Alejandro González Iñarritu, Curtis Hanson, Francis Laurence, Ang Lee, Spike Lee, Martin Scorsese, Oliver Stone, Julie Taymor y Morten Tyldum, Prieto se hizo acompañar en Pedro Páramo -que se proyecta en la 22 edición del Festival Intenacional de Cine de Morelia (FICM) iniciado el día 18 y se estrenará el 6 de noviembre en la plataforma Netflix- con un equipo internacional detrás de cámara.

El guion es del español Mateo Gil, quien lo escribió hace 20 años; el diseño de producción, de los mexicanos Eugenio Caballero (ganador del Oscar por El laberinto del fauno) y Carlos Y. Jacques; Prieto y Nicolás Aguilar (México) realizaron la fotografía; el diseño de vestuario es de Anna Terrazas (México); la música original, del argentino Gustavo Santaolalla (ganador de dos Oscar), y la supervisión musical, de Leonardo Heiblum, también mexicano.

A la cinta le anteceden las versiones Pedro Páramo (1967) de Carlos Velo, Pedro Páramo. El hombre de la media luna (1977), de José Bolaños, y Pedro Páramo (1981) de Salvador Sánchez. 

Al preguntarle a Prieto (Ciudad de México, 1965), cómo se sintió en la dirección de escena, respondió a Proceso tras una proyección especial del filme organizada por Netflix:

“La dirección de escena es para mí relativamente nueva. Había dirigido un par de cortometrajes, más lo que hice en el Centro de Capacitación Cinematográfica donde estudié, y en Pedro Páramo es muy bonito el elenco.. Me sentí muy cómodo con cada uno de los actores, y encontrar a los personajes que, claro, están muy bien descritos por Rulfo, fue un proceso muy bello darles vida con cada uno de estos actores, y cómo los actores conectan con los personajes y cómo conectaba yo. Ese proceso lo disfruté”.

Dos tareas

Además, Prieto destacó trabajar en la fotografía junto con Nicolás Aguilar:

“Eso me dio la oportunidad, el apoyo de Nico, de enfocarme en la puesta en escena y luego en la puesta en cámara, pero sí hubo un énfasis muy importante en los personajes. Me intimidaba al principio. La primera escena que filmamos fue la de Eduvijes con Miguel Páramo en los Estudios Churubusco, era el primer día en el set y se trataba de un largometraje nada más y nada menos que de Pedro Páramo. 

“Ahí sentí que sí se podía. Y pensé: ‘¡Vamos a lograr esta película!’, y con el apoyo de todo el equipo fue extraordinario. Me siento muy afortunado de trabajar a este nivel con todas estas personas tan talentosas, tan cariñosas. Formamos una hermandad, creamos una familia. Para mí fue un retorno a México, a mis raíces, mi gente”.

Prieto. Incursión. Foto: Archivo Proceso

Contento subraya:

“Sí coexistieron muchos retos para todos nosotros”.

Nicolás Aguilar había trabajado antes con Rodrigo en The glorias (2020) de Taymor y Los asesinos de la Luna (2023) de Scorsese:

No nos dividimos el trabajo entre los dos. Se trató de una colaboración muy orgánica, desde la preparación de cada escena, de cada set, y juntos afrontamos los enormes desafíos que significaron las escenas de noche.

Ahora, el elenco está conformado por Manuel García Rulfo, Tenoch Huerta, Dolores Heredia, Ilse Salas, Héctor Kotsifakis, Mayra Batalla, Roberto Sosa, Giovanna Zacarías, Noé Hernández y Yoshira Escárrega, entre otros.

“Rulfo nos hace reflexionar sobre cómo el pasado nos pesa no sólo en lo personal sino incluso como nación”, acentuó Prieto.

Los productores del largometraje son Stacy Perskie y Rafael Ley.

Expresó Anna Terrazas (Roma y Bardo):

“Como dice Rodrigo, se dio una hermandad, donde todos y cada uno de nosotros nos centramos en la visión que él deseaba. Creo que en la película se ve que estamos bastante unidos todos. Para nosotros fue un reto recrear la época de la mejor manera posible, tuvimos la gran oportunidad de trabajar con muchos artesanos en México para poder hacer todo”.

Subrayó que la tarea consistió no sólo en diseñar y vestir a los personajes principales de la novela, sino también a todos los extras:

 “Vestimos aproximadamente a unos ochocientos extras en un periodo de quince semanas, con dos talleres trabajando junto con proveedores externos”.

Eugenio Caballero destacó también el gran equipo de trabajo, “de mucho nivel”, tras la cámara:

“Todos fueron muy precisos para lograr un Comala verde, todos pensamos siempre en un Comala seco. Me parece que fue una de las cosas bonitas de trabajar, conceptualmente también en los sets”.

Por su parte, Carlos Y. Jacques platicó:

“El Comala que habita esta película es muy emotivo, muy especial. Celebro la oportunidad que nos dieron a los técnicos mexicanos. Hay pintores, carpinteros, gente que hace paisajes, en fin. Creo que la película empuja digamos ese pedazo a lo que nosotros nos dedicamos. Es único y muy especial. Es de las cosas que más valoro”.

Hay una mezcla entre locaciones en San Luis Potosí y foros (los Estudios Churubusco).

Yoshira Escárcega y Dolores Heredia. Foto: Cortesía de Netflix

Mateo Gil

En España, el reconocido guionista Mateo Gil (Tesis, Abre los ojos, Mar adentro) se enteró que un productor poseía los derechos de filmación de la novela y de inmediato le pidió que le permitiera escribir el guion. Aquel productor nunca avanzaría con la adaptación, no obstante Mateo creó el texto fílmico. Casi veinte años después, con la llegada de Netflix al proyecto y aquel guion que ya había escrito, al guionista no le llevó mucho tiempo entregar un primer tratamiento.

Prieto rememoró:

“Yo leí hace años el guion, me lo propusieron como cinefotógrafo. En ese momento no se logró la película. Eugenio Caballero estaba en el diseño de producción, entonces yo no lo sabía. Me gustó esa adaptación y me fascinaba Pedro Páramo. No se hizo y yo seguí por mi camino, después estaba en Oklahoma preparando Los asesinos de la luna cuando me llamó Stacy Perskie para comunicarme la idea de rodar Pedro Páramo, y que estaban buscando al director, y me preguntó que si le entraba, y yo me encontraba entre Los asesinos de la luna y ya me habían hablado para el filme Barbie, y dije sí, no lo pensé mucho.

Después de Barbie, todos los fines de semana empecé a hablar con Mateo Gil sobre su adaptación y sobre lo que quería yo contar de la historia, cosas que no estaban en el guion y deseaba incluir. Fue toda una negociación qué dejar y qué quitar, porque no cabe la novela completa en una película. 

Dijo que lo primero para él fue Mateo Gil:

“Le resalté: ‘Hace años ibas a dirgir Pedro Páramoy ahora me la han ofrecido a mí. Como vamos con esta adaptación tuya, es necesario saber si realmente estás dispuesto a soltar a tu bebé y ponerlo en las manos de otra persona y que lo haga su versión, y ya no va a ser tu bebé’, y estuvo dispuesto. Me dijo: ‘Bueno, yo prefiero eso a que se quede en el cajón de mi casa, y pues vamos, ya lo lloré mucho, ya sé que yo no lo voy a dirigir’. Eso me conmovió y le di las gracias, y empezamos un trabajo arduo.

 “Fue una negociación  entre los dos de lo que él imaginaba y lo que yo imaginaba. Era como rocas, había fricción, no fue fácil, salieron chispas, y yo le agradezco mucho su resistencia a mis propuestas, porque las que no funcionaban, me daba cuenta y las descartaba, y las que si servían, era importante empujar por ellas, y poder explicarle por qué eran importantes, convencerlo. También para mí se trató un proceso de entendimiento”.

Giovanna Zacarías. Foto: Cortesía de Netflix

Por último, Rodrigo señaló que tuvo que prepararse a fondo porque Mateo Gil conocía muy bien la novela y el mundo rulfiano “porque lo estudió por años para escribir su adaptación y yo tuve que ponerme a ese nivel. Fue un proceso complejo, y ahí está el resultado”.

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