Teatro

Teatro: 2024, el año de Rosario Castellanos

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición es mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).
jueves, 11 de enero de 2024 · 08:21

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Este año se conmemoran los 50 años del fallecimiento de la connotada escritora, periodista y diplomática Rosario Castellanos. Mujer sobresaliente en las letras, piedra angular de nuestra literatura. En la Cámara de Diputados se rechazó la iniciativa de declarar 2024 el “Año de Rosario Castellanos” y el homenajeado será Felipe Carrillo Puerto.

Pero hoy por hoy llevan el nombre de Rosario Castellanos escuelas, premios, teatros, centros culturales y la Universidad de la CDMX que planea extenderse a todo el país. En el 2019 se dedicó a ella el “5º. Encuentro La mujer en la escena teatral latinoamericana”, organizado por El Globo Arte y Cultura, en la ciudad de Mérida.

Traer a la memoria a Rosario Castellanos confirma su relevancia en las letras mexicanas. Sus novelas “Balún Canán” y “Oficio de tinieblas”, los cuentos “Ciudad real” y “Álbum de familia”; su poemario “Poesía no eres tú” y ensayos como “Mujer que sabe latín”, nos adentran a mundos muy nuestros y a imágenes poéticas y visiones del alma humana, deslumbrantes.

Rosario Castellanos (1925-1974) se interesó por el teatro en su juventud, y participó en el Proyecto de Títeres del Teatro Petul (1954) en las comunidades indígenas de los Altos de Chiapas, donde ella vivió su infancia y adolescencia.

Títeres Los Petules.

Homenaje a Rosario Castellanos

Sus primeras obras de teatro, que poco se conocen,  las escribió en 1952: “Tablero de damas”, “Salomé” y “Judith”. Las dos últimas sobre temas bíblicos insertados en la realidad indígena

“Tablero de damas”, su obra temprana, se ubica en el contexto social y literario de los cincuenta para reflexionar sobre el acto de escribir. Es una severa crítica, a través de la ironía, a las mujeres que escriben más por una postura social que por vocación. Toma como centro a Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura 1945, la cual invita a mujeres poetas y escritoras a una suite de lujo en Acapulco para que la conozcan, aunque la trama nos lleva a descubrir que la invitación en realidad es para ejecutar un crimen. Es una visión desde la condena masculina donde las mujeres se critican y atacan fuertemente.

En un principio el título completo era “Tablero de damas o la guerra de las féminas” y fue una obra con la que se ganó la enemistad de varias escritoras de su tiempo que se sintieron aludidas y la bloquearon por varios años. En ella se ve retratada la dinámica de la vida literaria del México de los cincuenta, y es una crítica a las poetas que renuncian a pensar con originalidad y a actuar con independencia en busca del halago y el aplauso. Un juego bélico de palabras e ideas con poca acción dramática y mucho sarcasmo y doble sentido.

“El eterno femenino” fue la última obra de teatro que escribió y se publicó en los setenta, después de su muerte. Es la obra dramática más conocida de Castellanos. Aunque requiere también de una actualización, en esta farsa la autora desmitifica los roles femeninos con extremada agudeza. Los personajes son estereotipos que representan a la casada, la madre, la abuela, la prostituta, la amante, la solterona, entre otras. Ocurre en un salón de belleza mientras a “Lupita”, la ingenua, la arreglan para su boda. Despoja de sentido al matrimonio, la virginidad, el noviazgo, a las canciones cursis y las telenovelas.

Rosario Castellanos es una autora de la que todavía hay mucho que aprender y analizar y, sobre todo, abordar con una mirada contemporánea su obra dramática. Aunque los personajes que se eligen cada año, como Ricardo Flores Magón y Francisco Villa, no han llevado a dedicar un presupuesto significativo para realzar su obra con actividades culturales, de investigación y de difusión a través del teatro, el haberlo dedicado a una mujer como Rosario Castellanos hubiera sido significativo en cuestión de equidad de género y una manera de expandir la obra y el ideario de esta gran mujer.

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