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“Los que se quedan”: la ronda de los marginados

En esta anécdota de tono agridulce, Payne habla de la naturaleza humana que repele a los desconocidos. Angus, un estudiante listo, pero problemático, se une al profesor y la cocinera para formar una improvisada familia disfuncional en el internado.
jueves, 11 de enero de 2024 · 15:16

MONTERREY, N. L. (apro).– Este profesor del internado es solitario y huraño, el perfecto ejemplar del mentor amargado que desquita sus frustraciones personales con los alumnos. Aunque, en realidad, piensa que los disciplina.

No lo acepta, pero es el indicado para hacerse cargo de los pocos alumnos que se quedan en las vacaciones decembrinas, porque no tienen familia a donde ir, o porque están castigados.

Es 1970, y todos ellos forman el grupo de “Los que se quedan” (The Holdovers, 2023), como se llama la nueva comedia del siempre sorprendente Alexander Payne, un drama con comedia que tiene como protagonista al genial Paul Giamatti, físicamente poco favorecido, presto para la improvisación, e irresistiblemente carismático.

Interpreta al profesor Paul, un cliché de maestro que goza haciendo sufrir a los alumnos, inflexible y estricto, escrupuloso en la revisión de los exámenes, implacable y severo. Ni la comunidad estudiantil, ni los demás colegas lo quieren cerca, pues su actitud es chocante y exasperante.

Este invierno es particularmente crudo. El profesor y los pocos chicos se quedan encerrados junto a una adorable cocinera negra, Mary, que acaba de perder a su hijo que combatía en Vietnam. Lastimada por la vida y melancólica, debe sobreponerse para atender a los huéspedes improbables.

En esta anécdota de tono agridulce, Payne habla de la naturaleza humana, que repele a los desconocidos. Angus, un estudiante listo, pero problemático, se une al profesor y la cocinera para formar una improvisada familia disfuncional que debe entenderse y superar los desacuerdos en esas vacaciones decembrinas en las que están obligados a permanecer unidos.

Como se espera, inicialmente hay un rechazo marcado entre ellos, hasta que el grupo se va reduciendo y quedan unos pocos que comienzan a entenderse y a acercarse por motivos de solidaridad, compasión y, finalmente de afecto y amistad.

Es sorprendente cómo una historia tan sencilla puede ser ocasión para las grandes interpretaciones. El director, especializado en buscar, encontrar y exponer el lado patético de la existencia, comprende muy bien a los marginados por la vida, a causa de lo que se conoce como carácter difícil.

Es, precisamente, este muchacho, maltratado por la vida, quien hace ver a Paul una perspectiva diferente del mundo. Él no es el único que padece rechazo, por ser apegado a su propia personalidad. Hay otras personas, como este chico que, por escapar a la norma, han sufrido y buscan aceptación en un entorno que los repele.

Giamatti repite numerosos tics de su célebre papel de Miles en Sideways (2005), precisamente con el mismo director. El formal hasta la caricatura, y es dolorosamente consciente del rechazo que provoca. Pero no puede evitar su mala estrella. Lo que más le conviene es encontrar compañía entre otras personas que están espiritualmente lesionadas, como él y con las que puede comunicarse y entenderse.

Todos brillan por sus tristezas. Carentes de atractivos visibles, se refugian hacia adentro y comienzan a encontrar facetas que pueden resultarles gratas al mundo pero, principalmente, a ellos mismos.

“Los que se quedan” es un comprensivo retrato de personas que parecen olvidadas por la colectividad, aparentemente aburridas, aunque con una tremenda vida interior.

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