Música

James Brown, Roberto D. Ortega y “Yo”

"Debes recordar que Estados Unidos estaba dividida por cuestiones racistas en discriminación contra los negros sobre todo en el sur, y por ello, en lugar de cantar algo para lamentar nuestras desdichas sociales y de color, decidí gritar algo que levantara el ánimo", dijo el cantante.
lunes, 4 de septiembre de 2023 · 14:46

CIUDAD DE MÉXICO (apro).-Ya eran más de las tres de la madrugada del sábado 26 de marzo de 1976, cuando me abrió la alta suite presidencial del Hotel del Prado en Reforma el mismísimo James Brown, “El rey del Funk”, para entrevistarlo.

Yo tenía 20 años y trabajaba en la revista “Yo”, que dirigía Vicente Ortega Colunga, padre de Roberto Diego Ortega, quien era el jefe de redacción de esa publicación “para hombres” y, pese a él no hablar el inglés tan bien como yo, entró conmigo junto al fotógrafo de la publicación, David Ricardo.

Roberto D. Ortega (como firmaba) falleció a los 68 años el pasado 22 de agosto (en el mismo día que el creador de “Un verdadero italiano”, Toto Cutugno quien tenía 80) y nos conocimos gracias a nuestros padres. Mi papá, Fausto “El Brujo” Ponce, decano de la sección deportiva de “Excélsior” me presentó a su amigo Vicente Ortega una noche de 1974 en el bar La Mundial, debajo del “Periódico de la vida nacional” en Bucareli. Ortega Colunga se hallaba con Renato Leduc, uno de los colaboradores de su revista “Yo”. Les dije que yo escribía de música en “Lunes de Excélsior” y me pidió Orttega Colunga que le llevara algún artículo para la publicación “Yo”. Así fue.

Mi primer artículo para “Su revista Yo” se llamó “20 años del rock’n roll” y apareció en diciembre de 1974. En la portada de aquel número 10 de “Su revista Yo”, una bien sentadita Claudia Islas mostraba al descubierto el seno derecho. Después salieron “Citas del rock” (número 16, abril de 1975, revista que para entonces siguió llevando el logo de “Yo”, aunque en portada antecedían dos palabras en letras chiquitas para decir “Su otro Yo” y “Revista Mensual de Entretenimiento, Información, Cultura y Política”).

Escribí sobre la música “Country”, el sonido de San Francisco y Jethro Tull en los mismos números que Roberto Diego entrevistó a Emilio “El Indio” Fernández, José Luis Cuevas y el boxeador Zárate. Entre los colaboradores, además de Renato Leduc y Roberto Diego, estaban Gustavo García, crítico de cine, Miguel Ángel Morales quien trataba temas de literatura y pintura; luego se unieron Carlos Monsiváis, los dibujantes Helio Flores y Naranjo, llevando después yo a Valentín Galas. Como Roberto Diego era unos días menor que yo y estudiaba en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM (yo, Literatura Inglesa también en la UNAM), su gusto por la música lo motivó a “pegárseme” para entrevistar juntos a Guadalupe Trigo, por ejemplo.     

         Pero volvamos a James Brown, quien aquella madrugada del 26 de marzo de 1976 contaba con 43 años y había llegado a México para tocar tres noches en aquel Hotel Del Prado (posteriormente reconstruido tras los daños de los sismos de 1985), con una tropa de músicos (Los JB’s, Maceo) y bailarinas sensacionales (la morena Gidget), oliendo a hierba fresca y loción Yardley, contratados por el empresario René León debido a que las autoridades no habían permitido ni un concierto en el Auditorio Nacional.

Apenas me metí, abrí paso a que se colaran Roberto Diego Ortega y David Ricardo. Al ver James Brown que éramos tres y no yo solo, como que se sacó de onda y preguntó cuántos más faltaban. Yo le respondí en inglés:

--Es el fotógrafo y el traductor, sólo somos tres.

Dudó pero aceptó. Ya dentro de la espaciosa suite, los sorprendidos fuimos nosotros, pues James Brown estaba acompañado de dos nenorras, una negra despampanante y otra rubia regia. Con gesto monarca las mandó a otro cuarto. Mi entrevista saldría en “Yo” (año 3, número 25): “Haciéndolo hasta morir, James Brown en acción”, firmada por Roberto D. Ortega y Roberto E. Ponce. Aquel cassette que aún guardo de la plática con “El rey del Funk”, fue una entrevista que conduje en inglés traduciendo lo mejor que podía para mis dos colegas, Roberto Diego y David Ricardo y sirvió para el texto de la revista “Yo” que terminó de redactar Roberto Diego. He aquí nuestra plática histórica

El rey del funk

--¿Cómo se dio cuenta de que sería músico y se decidió?

James Brown (JB): Yo puedo hacer cualquier cosa, porque pienso y porque tengo un sexto sentido. Me siento bien bailando y mi música es sensual, tanto por el movimiento del cuerpo como por el bienestar mental .

--¿Qué significa el acto sexual y el amor para usted?

JB: ¡Ah! ¿Qué significa el sexo para mí? Bueno, el sexo es algo humano, un buen sentimiento, placer. Y el amor es un sentimiento que conlleva respeto, dedicación e interés, es gratitud. Mi mensaje central es darle al hombre humilde un buen sentimiento, proporcionarle algo positivo a aquellos quienes no tuvieron buena educación ni posibilidad de empleo.

 --¿Qué diferencia hay entre el Blues, el Soul y el Funk?

JB: El Blues es una manifestación artística de los negros y también de algunos blancos; no de todos, por la sencilla razón de que no provienen del mismo lugar. Soul y Funk a veces son lo mismo, sólo que el Soul es más profundo y crudo, posee más sentido. Pero esto no significa que el Funk sea limitado.

--¿Cómo compuso “Di fuerte: soy negro y estoy orgulloso?

JB: Debes recordar que Estados Unidos estaba dividida por cuestiones racistas en discriminación contra los negros sobre todo en el sur, y por ello, en lugar de cantar algo para lamentar nuestras desdichas sociales y de color, decidí gritar algo que levantara el ánimo, para hacernos sentir nuestro orgullo por ser negro y ya ves, ahora los negros no tenemos que preocuparnos por tomar el sol, tenemos la piel bronceada todo el año chicanos y negros…

--¿Músicos favoritos?

JB: Grover Washington, Fats Waller, Chick Corea, Aretha Franklin, Archie Bell y… muchos más.

--¿Los Beatles, los Rolling Stones y Bob Dylan?

JB: Los Beatles son fantásticos; los Rolling Stones tienen más alma y, en cuanto a Bob Dylan, realmente no me he puesto a reparar mucho en él.

--¿Qué piensa de festivales como Woodstock, Isla de Wight y Altamont?

 JB: Son buenos para los blancos, no me molestan; pero creo que los hispanos y los negros debemos hacer nuestra propia onda. Los blancos pueden fallar una, dos veces, experimentando; pero chicanos y negros tenemos que llegar a la cumbre a la primera vez. Y si llegamos dos veces a la cumbre, mejor. No tenemos tiempo para desperdiciar.

--¿Cree en Dios?

JB: Soy muy religioso, creo en Dios, en el Ser Supremo. Y no me refiero a leer los libros, jamás me he colgado de ellos para mi creencia, yo hago mi contacto personal con Dios, lo amo por lo que significa para mí y nadie puede decirme cómo hacerlo. Está en mi corazón y le rezo todas las noches.

--El presidente Lyndon B Johnson lo condecoró por calmar las tensiones raciales a raíz del asesinato del reverendo Martin Luther King, ¿por qué aceptó?

JB: Johnson me dio la Medalla al Mérito Humanista, pues yo entendí a mis hermanos y hermanas negros mejor de lo que ellos se entendían a sí mismos El camino está en la mente, no en la violencia. Después del asesinato de Luther King los negros comenzaron a exaltarse; pero yo sé que la violencia sólo aleja aquello que uno desea conseguir, y fue por ello que monté varios shows musicales en la televisión.

“Yo soy norteamericano y amo a mi país; pero lo amo porque se supone que da a todos oportunidades, en situación de igualdad. Si un hombre no lucha por su propio país, entonces no tiene nada por qué luchar pues el país es uno mismo. Estados Unidos no siempre tiene la razón; pero es mi país así que nunca voy a tener miedo de manifestar cuando se equivoca. Prefiero morir de pie que vivir de rodillas.

--¿Cree que la música es un buen medio para expresión de ideas políticas?

JB: Claro, pues si le dices a la gente lo que pasa y al mismo tiempo la entretienes, las palabras comienzan a llegar a su mente, empiezan a vivirlas.

 “Los chicanos son mis hermanos: tenemos la misma lucha, necesitamos unirnos y conseguir un poder político importante, para poder votar por quienes lo deseemos y si encumbramos a alguno de los nuestros, de nuestra raza, él puede comprendernos mejor que los blancos.

--¿Se da esta unión?

JB: Ellos necesitan organizar muchos espectáculos latinos donde se reúnan y participen, ya sabes, la salsa, su folklore, etcétera, y si montan esos espectáculos deben unirse, pues eso atrae a todo mundo. Los chicanos y los negros jamás serán fuertes en Estados Unidos a menos que tengan sus gobernadores, alcaldes, presidentes y senadores. Una cosa que perjudica a negros y latinos es que ellos no entienden el sistema político, o sea, el establishment del gobierno estadunidense. Si lo comprendieran, podrían elegir a quien quisieran; pero sólo unidos lo haremos.

--¿Cómo se relacionan los problemas de negros y latinos, son los mismos?

JB: Los problemas se dan por las mujeres…

--¡Cómo! ¿Qué tienen que ver ellas?

JB: Sí, mira los hispanos no quieren que los negros tengan mujeres hispanas y viceversa. Pero las mujeres de todos modos van a hacer lo que ellas quieran.

--¿La música unifica a la gente?

JB: Por supuesto, si la música queda lo suficiente expuesta en los medios; pero no por eso pienso que alguna vez se dará la paz total en el mundo por la gula y los egoísmos. Ten en cuenta que de los cantantes y músicos que existen en el mundo, no encontrarás a cinco que se pongan a hablar de todos estos problemas como lo estamos haciendo nosotros.

Magnate del Soul

--¿Qué otras artes interesan a James Brown?

JB: La escultura, pero lo hago en mi tiempo libre.

--¿Qué representa el dinero en la vida de James Brown?

JB: La libertad.

--¿Qué es la libertad?

JB: La vida.

--¿El poder?

JB: Viene por sí mismo, hoy en día probablemente yo sea el más poderoso y rico en todo el Show Business, porque en el mundo entero, al menos 80% de los latinos y la gente negra, los judíos jóvenes y todos los blancos que tienen menos de 40 años, todos ellos me conocen.

--Como hombre de negocios, ¿qué opinas del capitalismo y la sociedad de consumo?

JB: La sociedad de consumo busca gente que haga dinero para ella. Si te desarrollas tú mismo, puedes triunfar dentro de esta sociedad. Y como ellos no saben cantar ni pueden escribir canciones, me necesitan, tienen que tenerme. Yo prefiero tocar en estadios, pues puedo lograr un precio más bajo y que todos los chavos puedan verme. Esto hace que mi corazón se sienta bien.

--¿Los mexicanos vibran con tu música?

JB: Sí, por el corazón, por el alma. Cuando estoy en un país latino lo único que me interesa es la gente; cuando estoy en Nueva York me voy al Harlem español, al centro de Manhattan ¡Hombre, ahí encuentro a mis hermanos! Yo mandé a muchos chavos a la escuela y ayudé a muchas familias pobres y de drogadictos, he dado trabajo a mucha gente que nunca lo hubiera podido conseguir por sí misma. También tengo tres niños latinos que he educado, están en Missouri, Colorado y California.

--¿Los chavos ayudados han respondido a estos esfuerzos?

JB: No. Y es por el medio ambiente en que viven, estarían bien si pudieran quedarse trabajando conmigo toda la vida; pero cuando regresan a casa caen en lo mismo: las drogas, la violencia, los robos, tú sabes. Yo nací muy pobre, mis calzones eran de sacos de harina, y no fue sino a partir de los nueve años cuando tuve mis primeros calzones de verdad que mi padre sacó de una casa de empeño. No tuvimos luz eléctrica en casa sino cuando yo cumplí 15 años. Mi padre sólo estudió hasta el segundo año y yo logré llegar al primer año de secundaria.

--¿Es su padre la persona que más admira?

JB: Sí, él hubiera podido llegar tan lejos como yo de haber tenido las oportunidades. Todo lo que soy se lo debo a mi padre.

“Yo soy tan bueno como cualquiera y mejor que aquel que no desee superarse, el que no desee mover un dedo para salir del agujero. Me rehusé a ser un perdedor y cuando estaba joven me dediqué a ser un boxeador profesional. También jugué beisbol como pitcher, así que creo que el secreto está en que me negué a perder.

--¿Sigue viendo a su familia?

JB: Por supuesto, ¿por qué un hombre ha de huir a sí mismo? Cuando voy a verlos me pongo mis pantalones de mezclilla y nadie podría pensar que se trata de James Brown, a menos que se acerque a mí. Yo disfruto cuando estoy con mi familia, soy parte de ella y los entiendo perfectamente y me comunico con ellos. Tengo que irme ya, me voy con las chicas ahora…

--Una pregunta y ya… ¿Ha pensado en el retiro?

JB: Un hombre jamás tira la toalla en la vida, mi profesión significa mucho y es demasiado mi talento como para decir adiós. Todavía puedo ayudar a liberar a muchísima gente más.

(Roberto Diego Ortega y yo nos llevamos bien. Incluso un día fuimos a su casa con el poeta Rafael Vargas y Miguel Ángel Morales, tocamos guitarra, y Roberto Diego nos presentó a sus hermanas, dos chicas bastante agradables, sensibles y muy bonitas. Cuando vino el golpe a “Excélsior”, mi hermano Armando me acompañó al cuarto piso del viejo edificio de Bucareli 18 a las oficinas de su revista “Yo”, una revista que incluía desnudos femeninos con fotografías captadas por Paulina Lavista, Sabina y Tomás Ortega Garza. Ahí nos habían citado Roberto Diego y el director Vicente Ortega Colunga, para platicar sobre eventuales colaboraciones periodísticas. Y como traíamos un álbum con una colección de un centenar de bellísimas fotos eróticas tomadas en blanco y negro durante la Belle Époque de París, ellos admirados pidieron que se las prestáramos. Pero desafortunadamente nunca más nos llamaron.)

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