México, D F, 29 de enero (apro)- Desde la aparición de su primer disco en 1956, James Brown se convirtió en figura iconográfica de la industria musical del planeta
Artista negro que emocionaba a las multitudes por su enorme entrega histriónica e incesante capacidad lúdica en paroxismos escénicos, al fallecer, el 26 de diciembre pasado, nos legó un apasionante calidoscopio histórico
Nació en 1928 para transformar los géneros favoritos de su raza, sacros himnos gospel y potente ritmo con blues que practicaba con su cuarteto sureño cuando tenía 20 años de edad, regenerando la honda marejada rumbo al nuevo estilo del soul Literalmente, Brown sería esa misma "alma" del negro pobre hecha coraje y bailoteo derrapante de ilusionista, sello y estampa ruidosa tras las innovaciones de Elvis y Los Beatles, el genio maravilla y asombro de cronistas juveniles europeos como Nick Cohn, quien en 1969 escribió:
"Brown ha ido más allá del grito y el canto; en verdad representa la suma de todo lo que el negro anhelaría poseer con dinero, clase y arrogancia Ni siquiera Muhammed Alí simboliza tanto"
Para la década de 1970, James Brown era propietario de tres casas editoras de música, cinco disqueras y una orquesta (los JB?s) de 21 músicos, que incluía cuatro bateristas, más Elsie y TV Mama en coro dual y piruetas, amén de contratar decoradores que, durante las giras, rediseñaban suites de los hoteles donde pernoctaban él y su banda Asombrado por lujos que ningún vocalista blanco imaginaba, Cohn, a sus 20 años, expuso sobre James Brown:
"Es un hombre feo y chaparro; pero excelente bailarín y dueño de una voz desgarradora comparada a los murmullos de Ricardito o de John Lennon Básicamente, utiliza un patrón sencillo de alguna cadencia rítmica profunda y la martillea sin cesar, convocando fraseos de repetición infinita en su grupo, hasta que la tensión aumenta al límite del dolor físico El mismo rollo del evangelista con la respuesta de los fieles en el templo, sólo que acomodándose a las necesidades de la locura en los sesentas Rebasa una hora de actuación y Brown no se aparta de esta línea Sus golpes y martillazos sonoros nos acercan al delirio para después tirarse en pantomima al piso, desdobla su angustia de rodillas y se yergue entero, despidiéndose con brinquitos que un Mick Jagger envidiaría por su irrefrenable velocidad"
Este numerito bien estudiado constituía el acto culminante que tornaba cada noche Los fans observaban la caída en la lona del furibundo boxeador herido de muerte que desoía a su manager El anunciador lo animaba a tirar la toalla y abandonar el suplicio e iba cubriéndolo con una capa tras otra en cuenta larga, suscitando del noqueado manantiales de quejas, gemidos y lloriqueos cual amo del tongo La audiencia se rendía también ante este adorable farsante, pues recordaba que, de adolescente, Brown intentó ganar los Guantes de Oro y ahí iba de vuelta en pos del cetro tirando ganchos, arrebatando con jabs el pedestal de los micrófonos, se levantaba enérgico y a traspiés disparaba altísimas onomatopeyas, mientras taconeaba un divertimento grácil con aquellos pasos de puntitas, la caminata lunar que le copiaría su sucesor Michael Jackson Fascinado, Cohn narra:
"Al filo de su hora, en Compláceme, por favor se derrumba y uno de su equipo le pide abandonar la cancha colocando en sus hombros una capa azul, luego roja, la de plata, otra de oro y resurge hasta la quinta capa con manchas de leopardo, chusco atropello de dos botines que necesitan bolearse Tonta faramalla, sin duda, pero amenazante, sexy, genuina y lo crucial: un show para negros que ofrece Apolo aunque no haya blanco quien se meta de lleno en ella James Brown tomaba, pues, el tren del soul conduciendo a los negros al portón del mercado pop, que posteriormente Ray Charles universalizó"
En pleno resplandor lo atrapa el DVD de 1985 James Brown, El Indiscutible Padrino del Soul en Vivo para el Parque Chastain de Georgia (uno de los mejores anfiteatros de la Unión Americana), imágenes captadas por la empresa cinematográfica Encore Films de Canadá (2004) Brown entra con el pie derecho resuelto a devorar con dos fonquis machacantes: Entrégalo o piérdelo y Tengo ganas de bailar El alarido de Brown (quien por cierto, podemos verlo en la película Rocky IV) atraviesa ambientes de guitarreos y trompetas en homenaje a músicos blancos y negros, ráfaga de cuartetas que hermana Es lo máximo ("It?s Outasight): Elvis Presley "is áurasáit" Ricardito "is áurasáit", Janis Joplin "is áurasáit", y Michael Jackson, sensacional?
Llama la atención que su deceso ocurriera a 23 días de la conmemoración más importante para los afroamericanos en Estados Unidos, el Día del Servicio y Tributo por Martin Luther King, mártir de los derechos humanos, también oriundo de Atlanta, sembrador del mensaje y la semilla de paz que enarbolara Brown antes que la grabadora Tamla-Motown (seno de los Jackson 5 en 1970, año del álbum de protesta ¿Qué pasa, por Marvin Gaye) Hombro con hombro, King y Brown marcharon juntos pregonando música en pro de la igualdad racial y la resistencia civil, si bien el libro roquero de Nick Cohn A-Wop-Bop-a-Loo-Bop A-Lop-Bam-Boom (Paladin, Londres) retrata:
"James Brown mantiene distancia si enfrenta a periodistas blancos No por maligno o sangrón; sin embargo, no baja la guardia Colabora, es incluso gentil y no obstante, reservado ¿Por qué habría de abrirse? No le hacemos falta No contamos para él"
Tras la euforia, el DVD toma entre sombras la amargura de Brown Un mundo inhumano que entona gruñendo y una lenta tristeza con la balada Georgia en mi mente (su melena azabache esboza la del copetón Rubén El Púas Olivares) y junto a él, un coro de tres vocalistas de gospel negras llevan la pieza a un acelerado órgano final El locutor que lo presentó como tigre exótico al comenzar la función, cierra el telón:
"¡James Brown, James Brown?! ¡Yéeeeeeims? Bráaaaaun!
Y allá va el campeón, obediente, sudoroso, invencible a fuerza de dos ritmazos, Papi tiene una maleta nueva y la apoteosis con Te Poseo (Me siento Bien) Brown resucita a los monarcas del rock por su nombre: Nat King Cole, John Lennon, Marvin Gaye, Bob Marley, Robert Jonson, Jimi Hendrix y Elvis "descansen en paz", para esfumarse
Si a Aretha Franklin se le consideró La divina emperatriz del Soul, James Brown fue bautizado Padrino del fonqui, Hermano del alma negra, el Showman corazón de soul más chambeador en el negocio musical, uniendo a sus músicos cual familia sindicalizada y, generoso, daba empleo a jóvenes humildes, niños delincuentes y drogadictos de su raza Fue un ídolo que trascendió generaciones En 1976, México tuvo la fortuna de gozarlo y al arribo del nuevo siglo, regresó a nuestro país refrendando el cinturón
Mimado como pocos, JB consiguió un notorio respeto artístico en comunión mundial, gracias a los valores perennes contenidos en su múltiple y amoroso legado fonqui