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“Una fémina, el código del silencio”

“Una fémina, el código de silencio” es una dramatización y síntesis del libro del periodista Lirio Abate, investigación que reúne testimonios de varias mujeres víctimas de la llamada organización ‘Ndrangheta calabresa. 
viernes, 15 de septiembre de 2023 · 15:08

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El rostro recuerda al de la griega Irene Papas, difunta y legendaria actriz de belleza mediterránea de rasgos fuertes y severos, ubicua desde Grecia hasta Hollywood. Se trata ahora de Lina Siciliano, intérprete no profesional proveniente de la región de Calabria.

La descubrió Francesco Costabile y la eligió como protagonista de su primer largometraje, “Una fémina, el código de silencio” (Una Femmina; Italia, 2022), dramatización y síntesis del libro del periodista Lirio Abate, investigación que reúne testimonios de varias mujeres víctimas de la llamada organización ‘Ndrangheta calabresa. 

En la práctica las líneas se cruzan, pero respecto a la Mafia italiana habría que distinguir entre la Cosa Nostra --especializada en negocios comerciales y prostitución--, la Camorra napolitana --asociada al contrabando--, y, menos conocida, la ‘Ndragheta --relacionada con la cocaína, actividad en boga que le ha permitido extender su poderío. 

Entre la bruma, Rosa (Lina Siciliano) apenas recuerda a su madre, quien supuestamente se suicidó: vive con su abuela y un tío, Salvatore (Fabrizio Ferracane), cabeza de familia y jefe de la `Ndragheta. Se ha convertido en mujer y quizá debido a ello los sueños insisten en recuperar la imagen real de su progenitora, quien parece clamar venganza; pero en la familia, y en esa comunidad --extensión tribal del núcleo familiar de esa cerrada región de la Calabria--, arraigada en una tradición patriarcal incontestable, preguntar es un acto de rebeldía imperdonable. En la medida que los recuerdos se tornan nítidos, cambia la mirada de Rosa de todo lo que la rodea; de eso, por ejemplo, que ocurre por las noches cuando los hombres se reúnen y excluyen a las mujeres.

Si rasgar el velo que cubre la realidad sugiere cuestionar la violencia masculina, y la sumisión impuesta a la mujer también exige enfrentar la complicidad de las mujeres mismas --la forma de matriarcado que sostiene y legitima el poder de los varones--, la abuela de Rosa, radical defensora de la tradición, resulta guardiana del régimen; como otras mujeres del entorno que bajo un aparente estoicismo sostienen al patriarcado, la misión de Rosa es convencer, hablar y actuar por todas. Un mérito de Costabile, que condensa en su heroína la experiencia de varias mujeres, fue exponer los entresijos psicológicos, atávicos, de la fuerza femenina comprometida con el orden del patriarca.

Como en las tragedias y los mitos griegos, la familia es nido y raíz de males atávicos, arraigados a la tierra manchada de sangre, iniquidades que se perpetúan por generaciones, en “Una fémina…” la región de Calabria, otrora parte de la Magna Grecia, se mira como un lugar rodeado de montañas, casi inextricable: pueblo, casa y ambiente familiar sofocan. Sombras, claroscuro, escenas --en su mayoría en interiores-- casi siempre de noche, negros y ocres, simulan el velo negro que pesa sobre las mujeres. Rosa es una nueva Electra, fuerza de lo femenino que encarna el quiebre y el agobio de tradiciones ya sin sentido.

En el cine no es fácil acercarse al mito sin caer en la pretensión y el artificio. Francesco Costabile lo logra, quizá por provenir él mismo de esa región, y mucho por la empatía profunda que muestra con las mujeres, con quienes organiza verdaderos coros de tragedia, todo sin ser complaciente. Su línea estética, la Electra de Cacoyanis que protagonizó Irene Papas en 1962.

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