Ignacio Solares

Teatro: Ignacio Solares, dramaturgo

Los colaboradores de la sección cultural de la revista Proceso --cuya edición ya es mensual--, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).
miércoles, 30 de agosto de 2023 · 08:21

CIUDAD DE MÉXICO (apro).-La noche del 24 murió Ignacio Solares a los 78 años de edad. Novelista, escritor de teatro, periodista, editor e impulsor de la cultura en el ámbito universitario, fue un apasionado por la historia y las posibilidades literarias y dramatúrgicas a investigar.

Escribió novelas para hablar de personajes como Felipe Ángeles (“La noche de Ángeles” 1991) y Francisco I. Madero (“Madero, el otro” 2000) y obras de teatro sobre el padre Pro y Plutarco Elías Calles en “El jefe máximo”, llevadas a escena en 1991: “El gran elector” en 1993, “Tríptico” en 1994 y “Los mochos” en 1997.

Su teatro histórico estuvo acompañado de su incansable actividad como periodista en “Revista de Revistas”, invitado por Vicente Leñero; como jefe de redacción de “Plural” y al frente del suplemento cultural “Diorama de la Cultura”, todos del diario “Excélsior” en los setenta; fue director de la revista “Quimera”, del suplemento cultural de “Siempre!” y de la “Revista de la Universidad”.

En la novela abordó la historia pero también hizo obras de ficción, al igual que en teatro, como en el caso de “Delirium tremens”, adaptación de su reportaje literario.

En teatro no cejó en su obsesión por conjuntar historia y ficción. Indagó los límites de lo documental y la recreación de personajes del pasado. Se adentró en la maravilla de reinventar la historia de México, elaborar hipótesis y volverla a contar. Él mismo retoma la frase de Valle Inclán “las cosas no son como las vivimos sino como las recordamos”. En el libro “Teatro histórico” (publicado por la UNAM en 1996 en su serie La Carpa), incluye cuatro obras en las que utiliza distintas estructuras dramatúrgicas para hablarnos de personajes con poder político en nuestro país, presidentes o candidatos y personajes ficticios, aunque identificables en nuestro pasado.

Las puestas en escena de sus primeras obras las llevó a cabo con un equipo de trabajo sólido que se adentró en su dramaturgia y encontró distintas formas de representarla. “El gran elector” y “El jefe máximo” fueron dirigidas por José Ramón Enríquez, y “Tríptico” por Antonio Crestani, quien también trabajó como actor en las dos primeras. Jesús Ochoa interpretó a Plutarco Elías Calles en “El jefe máximo” y Miguel Flores fue el padre Pro. Juntos, con maestría, debatieron y contrapuntearon el poder del Estado y el de la Iglesia.

Salta a la vista ahí la crueldad y los asesinatos ordenados por Calles: el del padre Pro y de otros que aparecen en el escenario, como Álvaro Obregón y Francisco Serrano. Tanto en esta pieza como en “El gran elector”, estrenada en el Foro del CUT (Centro Universitario de Teatro), el elemento espiritista es fundamental: Calles, asiduo asistente a sesiones espiritistas, y Madero como sombra en el escenario en “El gran elector”. Aquí el protagonista fue interpretado por Ignacio Retes en el Teatro Coyoacán, representando el poder político de los seguidores de Calles; un personaje que simboliza a distintos presidentes y los pone en evidencia como responsables de muertes, torturas y fraudes.

“Tríptico” se presentó en 1994 en el Foro La Gruta, ópera prima de Antonio Crestani como director. Solares pone la historia de México en la mesa de la discusión donde las estructuras de poder prevalecen. La ficción da fuerza a sus propuestas, y en esta obra incluye el teatro dentro del teatro. El autor como personaje --interpretado por Miguel Flores-- que crea y recrea y a través de su mirada, presenta a tres políticos, a tres tapados: un candidato por error, un falso candidato y un presiente que sufre al salir de las luminarias al aparecer los aspirantes presidenciales.

En su libro “Delirium tremens”, Solares da testimonio de 111 casos que padecen la enfermedad. Crestani, para su adaptación, seleccionó cinco y los puso al desnudo para revelarle sus experiencias al reportero en escena y al espectador.

En la búsqueda literaria de Ignacio Solares se entremezclan sus inquietudes religiosas y las del universo de la historia y la psicología. Es un escritor completo, vasto, que sin descanso se adentró en el mundo de las letras, el teatro y el periodismo, para darnos; darnos mucho. Darnos una visión enriquecida de nuestra historia, un testimonio de nuestro presente a través de sus protagonistas y una reflexión existencial de nuestra vida.

Él seguirá aquí como presente y representante significativo de la construcción de nuestro país a través de la cultura y las artes.

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