Teatro

Teatro: "Los arrepentidos"

Los colaboradores de la sección cultural de la revista Proceso --cuya edición ya es mensual--, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).
miércoles, 23 de agosto de 2023 · 08:24

Los colaboradores de la sección cultural de la revista Proceso --cuya edición ya es mensual--, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros). Ellos son Blanca González Rosas, Eduardo Soto Millán y Federico Álvarez del Toro, Estela Leñero, Javier Betancourt, y Jorge Munguía Espitia, respectivamente).

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La búsqueda de uno mismo cuestiona las decisiones del pasado y del presente; la posibilidad de desandar los pasos, tomar otro de camino, replantearse los hechos. En “Los arrepentidos”, dos hombres que cambiaron de sexo y se convirtieron en mujeres, vuelven a su origen y se preguntan los porqués. El valor de arrepentirse es el gran tema que en esta obra se aborda a profundidad.

“Los arrepentidos”, de Marcus Lindeen, está basada en personajes de la vida real, que voltearon atrás y pensaron que nunca es tarde para encontrar el camino y convertir el arrepentimiento en decisión, en honestidad y búsqueda de uno mismo. Sebastián Sánchez Amunátegui es quien dirige esta pieza que se presenta en La Teatrería y que tiempo atrás montó en el Teatro Helénico.

Dos grandes puestas. Y tan distintas entre sí. Antes con Margarita Sanz y Alejandro Calva, hoy con actores “trans” que le dan una vuelta de tuerca a la obra y la elevan aún más, a lo más verdadero, a esa experiencia que se acerca a la realidad. Cuatro actrices que alternan funciones. Orlando es interpretado por Terry Holiday y Dana Karvelas, y a Mikael Libertad lo encarnan Palomo y Roshell Terranova.

En este montaje la conexión es inmediata. Son ellos, que se vuelven ellas y regresan a ser ellos, y en ese tránsito compartido nos impactan porque la identificación del actor con el personaje es brutal. Gran hallazgo. Los actores desde la naturalidad expresan sus inquietudes y sus procesos. La obra los coloca en una situación ideal: Ellos se conocen con el fin de grabar una entrevista. Es la primera vez que se ven y sus preguntas nos permite ir sabiendo más de ellos. Son ellos precisamente los que tienen las preguntas exactas que, como dardos, se clavan en el corazón del otro, en su sexo, en su cuerpo transformado, en su aceptación o rechazo… en su soledad.

Su profunda soledad. Son ellos los que saben de ese tránsito y eso hace que la reflexión sea profunda y también inmediata. Desde el “cómo te hicieron la operación del clítoris”, hasta el “me arrepentí en el mismo momento en que salí del quirófano”. Ambos/ambas comparten el anhelo de querer ser otro; de creer que con el cambio de sexo todo sería diferente y estrellarse contra la pared al caer en la cuenta de que se sigue siendo uno mismo.

La dirección de Sebastián Sánchez Amunátegui es sobria y certera. Sentados uno frente a otro, con los movimientos necesarios, con las reacciones precisas y verdaderas; sin exageración, sin grandilocuencia, los actores despliegan, desde la contención, sus emociones, y las transmiten con fuerza. Se miran a los ojos. Se mantienen en silencio, se muestran fotos, se detienen y sonríen o ironizan y rechazan. Se comunican desde la comprensión y nos participan de esa búsqueda de identidad.

Las actrices “trans” Terry Holiday y Roshell Terranova, en entrevista (“Este lado del teatro/Código 21”), nos comparten lo que fue el interpretar a dos personajes que se arrepienten, siendo que ellas han asumido este cambio. Al mismo tiempo existen muchas coincidencias y experiencias que las implican, y enriquecen la creación de sus personajes.

“Los arrepentidos” trata de dos personajes reales. Dos hombres suecos: Orlando y Mikael. Orlando tuvo su primer reasignamiento sexual en 1967 y Mikael lo realiza a los 50 años, en los noventa. Ambos han hecho el camino de regreso para ser hombres otra vez, y a Mikael sólo le queda por hacerse la operación de los senos.

La obra es de Late Producciones con la estupenda iluminación de Xóchitl González y la escenografía de Tareke Ortiz. Obra que aborda un tema complejo que trasciende la sexualidad para insertarse en un cuestionamiento existencial sobre los condicionamientos sociales, la marginación, la soledad y esta búsqueda constante de la felicidad; de la realización personal.

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