Cine mexicano

La casa natal de Jorge Negrete, abandonada

A 70 años de la muerte del “Charro Cantor”, el cronista de la ciudad de Guanajuato señala que la casa donde nació –en una plazuela céntrica donde se le erigió una estatua–hoy está en el olvido.
lunes, 4 de diciembre de 2023 · 18:48

Guanajuato, Gto. (Proceso).- Jorge Negrete 'el Charro Cantor', el hombre que representó ante los ojos del mundo un prototipo del mexicano, pasó de ser el personaje que protagonizó más de 40 películas en la época del Cine de Oro a convertirse en un hito de la cultura regional mexicana. A 70 años de su muerte, la casa que lo vio nacer está en ruinas y poco se conoce de sus orígenes guanajuatenses.

Aunque durante décadas se ha creído que el cantante y actor es originario de Jalisco o Chihuahua, el registro del nacimiento de Jorge Alberto Negrete Moreno quedó inscrito en los libros de actas en el municipio de Guanajuato, firmado por el juez Jesús Gasca, así como en el libro de bautizos resguardado en la Basílica de Nuestra Señora de Guanajuato, confirma el cronista de esta ciudad, Eduardo Vidaurri Aréchiga.

El 30 de noviembre de 1911 Negrete nació en una casona de la Plazuela del Ropero, en el Centro Histórico de esta capital, que por cierto fue intervenida por el gobierno municipal sin autorización de los dueños y sin permiso del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Para conmemorar el 70 aniversario, el gobierno de Guanajuato programó cuatro conciertos con la participación de su nieto Lorenzo Negrete: el primero fue el 30 de noviembre en el Teatro Juárez, cuando se cumplieron 112 años de su natalicio y a escasos metros de la casa en la que vivió sus primeros años; el segundo, el 1 de diciembre en el Teatro de la Ciudad de Celaya; el tercero se realizó el pasado día 3 en Purísima del Rincón; y el último está programado para este 5 de diciembre, su aniversario luctuoso. en el municipio de Irapuato.

El estado de Guanajuato cumple 200 años de constituirse como entidad federativa, y es así como las autoridades decidieron realizar una campaña para enaltecer a sus personajes ilustres, entre ellos José Alfredo Jiménez y María Grever.

Y es que pese a las historias que se escuchan por las calles de la ciudad, repetidas de generación en generación, sobre la resistencia de Negrete a considerarse guanajuatense, autoridades y artistas locales se han dedicado a enaltecer su origen.

Negrete, el mito. / Foto: Carmen Pizano

El cronista de la ciudad dice a Proceso que se ha construido un mito en torno a si Negrete se sentía o no guanajuatense, aunque aceptó que en la época en la que nació el actor la ciudad pasaba por una de las etapas más complicadas social y económicamente.

“Era un Guanajuato que estaba en condiciones de mucha pobreza. Había sido impactado, primero en 1905, por la inundación, en 1910 por el estallido de la Revolución, luego viene el conflicto cristero… no era el espacio propicio para sentirse cómodo o seguro”.

Incluso la ciudad llegó a considerarse un pueblo fantasma, lo que habría motivado a que la familia Negrete decidiera cambiar de residencia cuando el niño tenía alrededor de siete años, para residir en León y Silao, antes de establecerse en la Ciudad de México.

Hijo de David Negrete, un militar con buena posición económica, Jorge Alberto estudió en renombrados planteles educativos del país, incluido el Heroico Colegio Militar, de donde salió con el grado de Teniente de Administración.

La formación musical acompañó a “El charro cantor”. Era barítono, y antes de convertirse en una figura de la música de mariachi, cantó ópera, opereta y zarzuelas; incluso se presentó algunas veces en la Metropolitan Opera House de Estados Unidos.

De actor a líder sindical

La carrera artística de Jorge Negrete inició a principios de 1930. Su primer papel protagónico llegó en 1937 en la película "La madrina del diablo"; sus dotes actorales, su voz y destreza para montar a caballo lo llevaron a convertirse en estrella.

Después del éxito de la película “¡Ay Jalisco no te rajes!” y por el traje de charro que lo caracterizó desde entonces, llegó a creerse que Negrete era jalisciense.

“No es exagerado decir que se convirtió en ‘sex symbol’ para los países de América Latina y España, donde se presentaba y la gente se amontonaba a su alrededor para verlo, tocarlo. Siempre la policía tenía que andar cuidando cuando se presentaba”, narra Vidaurri Aréchiga.

También se hizo público un documento del Ministerio de Defensa Nacional de la República de Cuba que lo autoriza para portar un arma de fuego, donde se le identifica como originario del estado de Chihuahua.

De acuerdo con investigaciones del cronista, otro de los mitos que rodean a Negrete es su presunta rivalidad con Pedro Infante, acentuada tras de protagonizar la película “Dos tipos de cuidado”:

“Jorge Negrete era un protector de Pedro Infante, lo acompañó en la construcción de su éxito, Pedro siempre mostró respeto por Jorge”.

A la par de sus carreras actoral y musical, Negrete fue precursor de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), sindicato que dirigió durante los últimos años de su vida.

“Se le vio con metralleta porque eso de armar un sindicato era literalmente tomar las armas... lo asediaron pistoleros”, afirma Eduardo Vidaurri.

El cronista Vidaurri / Foto: Carmen Pizano

Negrete se mantuvo al frente de la ANDA como secretario general de 1945 hasta su muerte, el 5 de diciembre de 1953, en Los Ángeles, California, donde iba a asistir a una pelea del boxeador mexicano Raúl “Ratón” Macías. El actor se sintió mal y horas más tarde murió de cirrosis, causada por la hepatitis que había padecido años atrás.

Al morir estaba casado con la famosa actriz María Félix. Su primer matrimonio fue con Elisa Christy, bailarina y actriz española, con quien tuvo a su única hija: Diana.

El abandono

En 1959, en el sexto aniversario luctuoso, la ANDA colocó una placa en la casona del centro de Guanajuato. Hoy luce descuidada, de sus muros se desprenden los enjarres, la madera de los balcones y puertas está deteriorada y los actuales propietarios no parecen interesados en rescatar el inmueble.

Hace poco más de un año la responsable del Centro INAH-Guanajuato, Olga Adriana Hernández Flores, comentó que los propietarios iniciaron el trámite ante el INAH para hacer trabajos de remodelación, pero no dieron seguimiento ni atendieron las observaciones aunque se trata de un inmueble catalogado.

El trámite fue resultado de un estudio realizado por el área de Protección Civil Municipal, que advirtió de los riesgos que implica el paso de los años sin darle mantenimiento, pero no los ha remediado.

En aquella ocasión la funcionaria no dio a conocer el nombre de los propietarios, pero ya no pertenece a la familia de Negrete. Semanas antes del aniversario luctuoso, el alcalde, Alejandro Navarro Saldaña, decidió destinar cuadrillas del gobierno municipal para hacer algunos trabajos de mantenimiento sin permisos del INAH.

En entrevista, Navarro Saldaña reconoce que él personalmente envió a los trabajadores municipales para hacer adecuaciones, evitar riesgos y que luciera mejor en el marco del aniversario.

“Obra Pública le está dando una enjarrada y una chaineada. El enjarre estaba ya muy botado. En Protección Civil está un dictamen que dice se podía caer el enjarre. Se nos hizo fácil por un tema de protección civil y de seguridad mandar arreglar los enjarres”.

Navarro Saldaña expuso que no se le avisó por la urgencia de hacer los arreglos para prevenir accidentes. “Es un tema de que se le cae a alguien en la cabeza una baldosa o algo, y ahí ni el INAH ni Dios Padre le va a quitar el chipote”, sostiene el panista.

Después de la intervención del gobierno municipal, el INAH colocó sellos de clausura en la casona.

En contraesquina del inmueble se encuentra el monumento en honor del artista, realizado por el escultor guanajuatense Raúl Jaramillo, impulsado por la Asociación Amigos del Artista Guanajuatense. Ahí se muestra al charro con su guitarra.

La casona de su infancia / Foto: Carmen Pizano

La misma asociación guanajuatense que mandó construir la escultura ha buscado varias veces que la casona de la Plaza del Ropero se convierta en un museo, pero al ser propiedad de particulares se ha frenado el proyecto, comenta el cronista Eduardo Vidaurri.

“Sería una buena idea y una buena oportunidad de resarcir todos esos entuertos de la construcción del mito popular de que no nos quería y cosas así… yo creo que nos vendría bien”.

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