Adelanto de Libros

"Las mujeres en el futbol", por Raúl Rojas González

Entre los temas que atrapan su lectura se encuentran: “Acústica y oscilaciones: el jugador número 12”, “Botánica: la profundidad del césped”, “Equipamiento: botines alados y camisetas etéreas”, “Probabilidad: ¿quién ganará el partido” y “Robótica: los próximos campeones mundiales”.
lunes, 5 de diciembre de 2022 · 09:18

CIUDAD DE MÉXICO (apro).–En su libro “El futbol bajo el microscopio”, Raúl Rojas González, profesor e investigador en una docena de universidades europeas, estadunidenses y mexicanas, nos invita a pensar el futbol soccer desde una amplia gama de perspectivas científicas, históricas, lingüísticas, psicológicas y estadísticas, más allá del simple espectáculo masivo.

Este volumen de 239 páginas incluye ocho capítulos ilustrados con montones de gráficas, dibujos, diagramas computarizados y fotografías a colores. Entre los temas que atrapan su lectura se encuentran: “Acústica y oscilaciones: el jugador número 12”, “Botánica: la profundidad del césped”, “Equipamiento: botines alados y camisetas etéreas”, “Probabilidad: ¿quién ganará el partido” y “Robótica: los próximos campeones mundiales”.

Raúl Rojas Jiménez (México, 1955) es un matemático y economista destacado en el campo de la inteligencia artificial y de la robótica. Estudió en el Instituto Politécnico Nacional y en la UNAM. Recibió su doctorado en la Universidad Libre de Berlín, en Alemania. Fue Premio Nacional de Ciencias y Artes en Tecnología y Diseño 2015. Su libro “El lenguaje de las matemáticas. Historias de sus símbolos”, ganó el Premio Internacional de Divulgación de la Ciencias Ruy Pérez Tamayo del FCE en 2018.

Hemos escogido el apartado relativo a las mujeres en el futbol, contenido en “Los factores antropométricos” del capítulo segundo, intitulado “La cancha”. El libro “El futbol bajo el microscopio” corresponde al número 258 de la colección “La ciencia para todos”, una coedición del Conacyt y el Fondo de Cultura Económica, de reciente aparición. Expone el autor:

“Este libro está dedicado a mi hija Tania, a quien el futbol la tiene sin cuidado, pero espero que le interese la conexión de este deporte con la ciencia. ¡Quién sabe, a lo mejor alguna vez podremos ver un partido juntos, en algún majestuoso estadio!” (www.fondodeculturaeconomica.com)

Los factores antropométricos

Se le atribuye al filósofo griego Protágoras la frase: “Homo ómnium rerum mensura est” (el hombre es la medida de todas las cosas).

Tengo mis dudas respecto del universo, pero no tanto respecto del futbol. Y es que las dimensiones del campo y el tiempo que se juega, lo que aquí hemos llamado el espacio-tiempo, desde siempre se han ido adaptando al físico de los hombres y no al de las mujeres.

El problema es que, en promedio, los hombres son más altos y poseen más músculos que las mujeres. Jugar al futbol en una cancha como las de la FIFA, durante 90 minutos, es casi una hazaña para las deportistas, si comparamos el esfuerzo que cada sexo debe realizar.

Pedersen, Aksal y Stalsberg (en “Scaling Demands on Soccer According to Anthropometric and Psysiological Sex Diferemces. A Fair Comparison of Men’s and Women’s Soccer”, Frontiers of Psycology, 2019) reunieron estadísticas antropométricas con el fin de calcular el esfuerzo relativo de hombres y mujeres durante un juego de futbol. La diferencia de estatura entre ambos sexos es de aproximadamente 8%, a través de muchas culturas. En los estados Unidos, esa diferencia promedio de talla es de 14 cm. Los hombres europeos pesan más que las mujeres europeas y 42& de su peso corresponde a los músculos (8% más que las mujeres).

Los investigadores tomaron en cuenta esas diferencias antropométricas para así escalar las dimensiones del campo de futbol, de tal manera que el esfuerzo relativo entre hombres y mujeres se pudiera comparar. La portería, por ejemplo, debería tener menor altura para permitir que 2% de las mujeres más altas la pudieran cubrir bien (como sucede con los varones). Pedersen y sus coautores llegaron entonces a las dimensiones que muestra la tabla II.1.

Estos autores (Pedersen, Aksdal y Stalsberg) calcularon que el esfuerzo que un partido de 90 minutos representa para las mujeres, en una cancha de 105 metros de largo, sería comparable a que los hombres jugaran 113 minutos en una cancha de 131 metros. Para que el esfuerzo físico de las mujeres fuera equiparable al de los futbolistas varones en una cancha de la FIFA habría que reducir el largo del campo a 84 metros y la distancia al tiro de esquina de 34 a 23 metros.

Debemos aclarar que la intención de los autores no es sugerir que las dimensiones de los estadios de atletismo o de futbol deberían ser reducidas para competencias entre mujeres, sino poner el acento en el gran esfuerzo relativo que deben realizar las deportistas.

A pesar de los obstáculos antropométricos, el futbol femenino ha ganado adeptos y se practica en muchas escuelas y asociaciones deportivas. Además de Europa, donde los clubes tradicionales se han extendido con equipos de mujeres, el caso más espectacular es el de los Estados Unidos y Canadá, donde ya el número de jugadoras de futbol alcanza los millones de participantes.

La tabla II.2, elaborada con datos reportados por la FIFA en 2014, nos da una panorámica de la situación del futbol femenino en el mundo. Las dos confederaciones con el mayor número de jugadoras son la europea y la Concacaf, ambas con más de dos millones de participantes.

Sin embargo, en la Concacaf los Estados Unidos y Canadá aportan 2 255 000 jugadoras, mientras que los 39 países restantes sólo contribuyen con 32 000 jugadores en total.

Así que todo es relativo: las dimensiones del terreno de juego son muy diferentes consideradas desde la perspectiva de los hombres o de las mujeres. Por eso, no hay manera de racionalizar las medidas del campo reglamentario como algo óptimo (como se ha intentado), porque la pregunta sería: ¿óptimo para quién?

También el hecho de que tengamos 10 jugadores de campo más un portero, parece más bien resultado de nuestra obsesión con la base decimal que el resultado de una sesuda planeación. Ya que la información histórica es más bien exigua, nos quedamos a fin de cuentas con un problema de numerología, práctica mística que se encarga de los números. Por ejemplo, a nadie se le ocurriría tener un equipo de 13 jugadores. Los goles caerían por pura mala suerte.

Para desgracia del futbol, el 11 es también un numero maldito. Es el primer entero más allá del 10, el número de los mandamientos en la Biblia. Es por eso una cantidad que se excede, una indiscutible impertinencia. Se dice que debido a ello Dante Alighieri utilizó el 11 y sus múltiplos para describir peculiaridades de los diversos niveles del infierno. El 11 es, además, el número asociado al pecado, sobre todo a uno que indudablemente aflige a los jugadores de futbol: el de la soberbia.

Por eso, en el apartado siguiente tematizamos una manera de superar el maleficio, es decir, involucrar a un jugador adicional que nos permite llegar a los 12, un número glorioso, porque ese es el número de los apóstoles.

Así que, indudablemente, la historia de la profundidad del espacio-tiempo en el futbol y su numerología es una historia de accidentes evolutivos que no podemos racionalizar “a posteriori” como “necessitas per accidens”.    

Comentarios