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El alucinante Roger Waters sorprende con un escenario en forma de cruz
El cofundador de la banda sicodélica Pink Floyd hizo retumbar el Palacio con el derroche escénico que brilló desde los primeros acordes al interpretar “Comfortably Numb”.CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Alucinante espectáculo de rock ofreció el legendario músico británico Roger Waters la noche de este viernes en el Palacio de los Deportes, primera de dos presentaciones en esta ciudad que siempre ha recibido sus consignas políticas calurosamente, ahora como parte la gira “This is Not a Drill” (Esto no es un simulacro).
El cofundador de la banda sicodélica Pink Floyd emergió en punto de las 21:10 a un sorprendente escenario de 360 grados. La monumental pantalla en forma de cruz se elevaba sobre Waters y músicos. El derroche escénico brilló desde los primeros acordes al interpretar “Comfortably Numb”.
Como se esperaba, Waters no sólo impactó los sentidos de los presentes, sino que se sintió como en casa para realizar llamadas de acción hacia el amor y la protección a nuestro precioso y precario planeta-hogar, en un show que incluyó 14 temas de la era dorada de Pink Floyd.
La experiencia cautivó por su motivación a reflexionar y el público se entregó de inmediato al vocalista nacido en Surrey hace 79 años. Desde cualquier rincón del recinto se apreció el espectáculo, en la plancha con el público de pie rodeando el tablado, al igual que en graderías. Delirantes gráficos proyectados ilustraron el viaje conceptual que caracteriza al rocker. Fue una intensa velada de rock magistral, con atractivos despliegues tecnológicos, visuales e incluso políticos, por su contundente fuerza contestataria.
Para la gala en debut mexicano contó con el acompañamiento de un ensamble jovial integrado por Amanda Belair y Shanay Johnson en voces, Jon Carin al piano, Gus Seyffert intercalando guitarra y bajo, Seamus Blake en el sax, Dave Kilminster con la eléctrica, Robert Walter en el piano, Jonathan Wilson a la guitarra y con voces, más el productor californiano Joey Waronker en la batería.
Dividido en dos actos, el concierto en su primer episodio consideró “The Happiest Days of Our Lives” y las vigentemente populares “Another Brick in the Wall, 2 & 3”, del álbum “The Wall” (1979).
No a la impunidad
Varias consignas políticas y sociales que identifican a Waters emprendieron vuelo al rasgar “The Powers That Be”. Las plasmas evidenciaron asesinatos de personas en distintas partes del mundo a manos de la brutalidad policiaca, por las llamadas “fuerzas del orden”.
En un listado aparecieron nombres como el de Giovanni López Ramírez, ejecutado en Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalisco, el 4 de mayo del 2020; Victoria Salazar Arriaza, sacrificada el 28 de marzo de 2021 en Tulúm, Quintana Roo; la periodista palestina Shireen Abu Akleh, muerta por el ejército Israelí mientras informaba desde el Campamento de Refugiados de Yenín el pasado 11 de mayo; la joven iraní de 22 años Masha Amini, quien se convirtió en símbolo feminista del país tras morir a manos de la policía por no portar el velo el mes de septiembre; el veinteañero Rashan Charles, el 22 de julio de 2017 tras el contacto con un oficial de la Policía Metropolitana en Dalston, Inglaterra; Philando Castile, tiroteado el 6 de julio de 2016 cuando por un oficial de policía de St. Anthony, Minnesota, además del emblemático George Floyd, cuya muerte violenta ocurrió el 25 de mayo de 2020 en el vecindario de Powderhorn, Mineápolis, por mencionar sólo algunos.
Al tocar “The Bravery of Being Out of Range” se inscribió el título “War Criminal” (criminal de guerra), descubriendo en feroz crítica el rostro de mandatarios estadunidenses desde Ronald Reagan en los ochentas hasta el actual Joe Biden.
Con humildad, el artista expresó:
No hablo bien español, quiero agradecer a todos, significa mucho para mí. ‘¡Viva México!’.”
La multitud replicó en ensordecedores aullidos de regocijo. Con el escenario en el centro del giro, un incansable Waters en cada rola intercaló y aprovechó todos los ángulos para ser visibilizado por la gente del Palacio. Las pasiones desbordaron en comunión conjunta, dando cita los fieles fans de antaño que extrañan a Syd Barret (1946-2006), así como las nuevas generaciones de adeptos que han seguido el regreso de Pink Floyd a los escenarios. El maestro continuó con “The Bar”, “Have a Cigar”, “How I Wish You Were Here”, “Shine On You Crazy Diamond (Parts VI-IX)” y “Sheep”, sobrevolando alrededor de la plataforma una gigantesca oveja.
Pausa de 20 minutos
Como acostumbra Waters y para que el público descanse del bombardeo a los sentidos y de la intensa convocatoria que suscita a la reflexión y a las acciones políticas, el show dio una pausa de 20 minutos que trajo un segundo acto aún más espectacular.
Abrió “In the Flesh”, para hacer volar en “Algie” el marranito aerostático sobre el entablado. Al escucharse “Run Like Hell”, el reclamo dibujó en las pantallas “Free Julian Assange” (Liberen a Julian Assange, periodista y activista australiano fundador, editor y portavoz del sitio web WikiLeaks preso en la cárcel británica de alta seguridad de Belmarsh, Londres, y de quien el presidente mexicano López Obrador ha ofrecido asilo. Recordemos asimismo que la esposa de Assange, Stella Morris, la esposa, agradeció a AMLO por interceder en favor de su libertad ante su homólogo Biden.
Crecieron las proclamas con el estallido de “Déjà Vu”, anotando “Fuck the patriarchy” (A la mierda el patriarcado) y “Fuck the war on terror” (A la mierda la guerra contra el terror). La misma rola enalteció una amplia diversidad de derechos, como los de Palestina, de los pueblos autóctonos o indígenas, de la comunidad trans y los derechos humanos pisoteados en el mundo.
Se entonó “Is This the Life We Really Want?” y “Money”. La magnífica producción de ensueño fulguró en “Us and Them”, “Any Colour You Like”, “Brain Damage” y “Eclipse”. Concretó el ocaso sonoro al oírse “Two Suns in the Sunset”. Al filo del tablado todos los músicos unidos finiquitaron en “The Bar”, desfilando lentamente cada uno de los integrantes para ser aclamados al ritmo de “Outside the Wall”.
Roger Waters acariciaba la bandera de México, para desaparecer visiblemente satisfecho en el delirio generalizado, a las cercanías la media noche. Este sábado 15 de octubre brindará segunda fecha en el Palacio de los Deportes.