Computación

Cómo escribir artículos sin tener que pensar

HyperWrite ofrece cientos de herramientas de IA para transformar la escritura, comunicación e investigación de quien lo use
lunes, 10 de febrero de 2025 · 11:41

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Hace ya más de 30 años, los científicos del cómputo notaron que, en muchos casos, los problemas se podían asociar a patrones específicos del tema que se tratara.

Por ejemplo, no es absurdo pensar que los diferentes compositores (Mozart, Bach, etcétera), tenían bien definidos sus propios estilos. Y de hecho, algunos músicos podrían decir, de tan sólo escuchar alguna pieza musical, si el compositor era uno en particular. Y de hecho, cuando empezaron a salir programas que componían música, algunos agregaron “estilos” que intentarían emular la manera de escribir música de Bach, Vivaldi, Chopin, etcétera.

La prueba de fuego estaría en ver si las composiciones computarizadas con el estilo de un gran compositor, podrían engañar a quienes conocen la música de dicho compositor. Probablemente un ejemplo de esto lo mostraron los populares violinistas que aparecen en este video (ver el siguiente enlace), en donde indican que hallaron una obra inédita de Bach. Todo hace suponer que se trata de una composición computarizada. He aquí el enlace a la misma: https://youtu.be/JGf619_V0Co?si=MeIP6nU-pSL1x0ax . Ahora se trata de que ustedes decidan si es una composición inédita de Johann Sebastian Bach, un ardid computarizado o algún otro truco. 

Otro caso similar, pero ahora en el ajedrez, ocurrió con un programa en particular, “Chessmaster 3000”, que podía emular el estilo de juego de jugadores diversos, desde los principiantes hasta llegar a los grandes maestros. Esta era una función simpática aunque desde luego, decidir que se estaba jugando contra Botvinnik, Tal o Fischer, no podía demostrarse. 

Pues bien, esto de los estilos bien puede extenderse a otras actividades humanas, como la escritura de textos. Vamos, es probable que podamos hallar el estilo que tenía Cervantes o Shakespeare, por ejemplo. Revisando esto hallé un programa de la IA (Inteligencia Aparente, como me dijo Gunnar Wolf, es un mejor nombre que la Inteligencia Artificial). El sitio es HyperWrite y la idea es fascinante: el sistema permite escribir documentos formales, académicos, no tan serios, más coloquiales, etcétera, sobre prácticamente cualquier tema. Más aún, el sistema (que funciona en español también), permite el subir un artículo de quien queramos y buscará hallar el estilo de dicho escritor. Y entonces, el tema que le pidamos, lo escribirá como lo haría el escritor en cuestión. 

Este asistente de la IA puede probarse gratuitamente pero ya su uso cotidiano cuesta unos 20 dólares al mes. HyperWrite ofrece cientos de herramientas de IA para transformar la escritura, comunicación e investigación de quien lo use. El sistema tiene un buen número de posibilidades: 

Generación de contenido: HyperWrite puede generar texto original de alta calidad para una variedad de propósitos, como publicaciones de blog, artículos, correos electrónicos y más. 

Investigación: HyperWrite puede ayudar a investigar temas y encontrar información relevante rápidamente. 

Discursos: HyperWrite puede ayudar a escribir discursos persuasivos y atractivos. 

Reescribir: HyperWrite puede ayudar a reescribir tu texto para que sea más claro, conciso y atractivo. 

Corrección gramatical y ortográfica: HyperWrite puede ayudar a corregir errores gramaticales y ortográficos en tu texto. 

También HyperWrite puede usarse como una extensión de Chrome y como una aplicación web.  

Pues bien, se me ocurrió que el sistema me escribiese un artículo no muy formal sobre un tema relativamente complejo, la compresión de imágenes fractales. Alimenté al sistema con un artículo mío pasado y le indiqué que escribiese el nuevo artículo. He aquí lo que hizo. Es en mi opinión, increíble: 

Fractales: El arte matemático detrás de la compresión de imágenes 

¿Alguna vez te has preguntado cómo es posible que podamos guardar imágenes tan detalladas en archivos tan pequeños? La respuesta está en un concepto matemático que parece sacado de un cuento de ciencia ficción: los fractales. 

Los fractales son como esos espejos de feria que se reflejan infinitamente. Imagina que tomas una rama de brócoli - si la miras de cerca, cada ramita más pequeña es una copia casi exacta de la rama completa. Eso es un fractal en la naturaleza. Y resulta que esta idea aparentemente simple es una de las claves para comprimir imágenes digitales. 

Cuando guardamos una foto en formato JPEG (sí, ese que usamos todos los días), la computadora busca patrones que se repiten. Es como si dijera "hey, esta parte del cielo es básicamente la misma una y otra vez, ¿para qué guardarla completa?" En lugar de eso, guarda una versión simplificada y las instrucciones para reproducirla. 

Pero la magia real sucede cuando entran los fractales. En los años 80, un matemático llamado Michael Barnsley se dio cuenta de que podríamos usar ecuaciones fractales para describir imágenes completas. En lugar de guardar millones de píxeles, ¿qué tal si solo guardáramos las fórmulas matemáticas que pueden recrear la imagen? 

Es como tener una receta en lugar de la foto del platillo. La receta ocupa mucho menos espacio, pero siguiendo las instrucciones, puedes recrear el plato completo. Los fractales funcionan igual: con unas pocas ecuaciones matemáticas, podemos recrear paisajes enteros, texturas complejas y hasta rostros humanos. 

El sistema de compresión fractal no es perfecto, claro. A veces la "receta" es más complicada que la imagen misma, y el proceso de encontrar los patrones fractales correctos puede ser computacionalmente intensivo. Es como tratar de escribir la receta perfecta - a veces es más fácil solo tomar una foto del plato. 

Pero lo fascinante es cómo algo tan abstracto como los fractales puede tener aplicaciones tan prácticas. Cada vez que envías una foto por WhatsApp o subes una imagen a Instagram, estás aprovechando décadas de investigación matemática que comenzó con alguien preguntándose por qué el brócoli se parece tanto a sí mismo. 

Los fractales nos recuerdan que la naturaleza tiene sus propios trucos de compresión. Un árbol no necesita guardar la información de cada hoja - solo necesita el código genético que dice "haz esto una y otra vez, pero cada vez un poco más pequeño". Es elegante, es eficiente, y sobre todo, es hermosamente simple. 

La próxima vez que comprimas una imagen, recuerda que estás usando el mismo principio que la naturaleza ha estado usando durante millones de años. No está mal para un concepto que empezó con alguien mirando fijamente un brócoli, ¿verdad? 

Un texto impecable, escrito sin errores ortográficos y manteniendo una congruencia en la manera de decir las cosas. Es fascinante. El sitio web de HyperWrite: https://www.HyperWriteai.com/ . Vale la pena echarle un vistazo. 

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