Deportes
Luchar contra los límites, la redención en el parataekwondo
El parataekwondo ha robado los reflectores por las tres medallas cosechadas en los Juegos Paralímpicos de Tokyo 2020 y París 2024. Estas son las historias extraordinarias de un grupo de jóvenes a quienes el deporte les cambió la vida y en cuyos sueños anhelan alcanzar la gloria paralímpica.A Jair Liborio ya no le gusta acordarse del día en que recibió una lluvia de balazos a manos de unos pandilleros que lo rafaguearon con unos cuernos de chivo en su natal Río Grande, un pueblo de la costa oaxaqueña. Esas balas grandes y expansivas le reventaron la carne del brazo derecho. Tenía 17 años cuando tuvieron que amputárselo. Era una época donde no conocía el miedo y andaba con un grupo de malandros de su edad peleándose entre pandillas o violentando a otras personas.
Por un ajuste de cuentas lo siguieron hasta la casa de su novia. Le tiraron a matar, aunque corrió para salvar su vida, se halló en un charco de sangre y el cuerpo lleno de balas debajo de una cama de dónde su papá lo fue a sacar. Ya estando en el hospital quisieron rematarlo. Escapó como pudo y tras recuperarse se refugió con su familia en León.
Sin brazo la vida no fue mejor. La depresión lo atrapó. A los cuatro meses su pareja le informó de su embarazo. La llegada de un bebé lo llenó de una ilusión que se fue con aquella muchacha que se regresó a Oaxaca. Los vicios lo acompañaron hasta que en la televisión vio a Juan Diego García, el parataekwondista que se preparaba para Tokyo 2020. Notó que, igual que a él, le faltaba un brazo. “A mí me gusta tirar patadas”, pensó. Fue así como a parar a la puerta de la escuela del profesor José Antonio Argüello.
“Estaba a punto de irme cuando sale y me dice: ‘¿Qué pasó, muchacho?’. ‘No, pues me gustaría ir a Tokyo’, así le dije. Nada más se me quedó viendo, se empezó a reír y me dijo: ‘Ah, caray, ¿entrenas taekwondo?’. ‘No, por eso estoy aquí con usted’. ‘Bueno, te veo en la tarde, de siete a nueve entrenamos. Si quieres aquí eres bienvenido’”.
Jair Liborio tiene 26 años y en el parataekwondo encontró la oportunidad de cambiar su destino. Ya está lejos de los vicios, también de la depresión. Como seleccionado nacional desde 2022 entrena incansablemente para sumar puntos en el ranking. Por lo pronto, está contemplado para participar en los próximos Juegos Parapanamericanos. Su objetivo sigue siendo...
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Fragmento del texto publicado en la edición 0025 de la revista Proceso, correspondiente a julio de 2025, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.