Opinión

Alito, en busca del asilo político

Bajo esa circunstancia Alito Moreno se encuentra en una situación de vulnerabilidad y debilidad política y jurídica que lo pone en el pie de tribunales judiciales, por lo cual busca desesperadamente una salida.
lunes, 1 de septiembre de 2025 · 05:00

Alejandro Moreno, alias Alito, tiene una estrategia bien definida para declararse perseguido político por el gobierno de Claudia Sheinbaum y buscar el asilo en Estados Unidos.

Aprovechando la popularidad que consiguió tras el zafarrancho con el senador Gerardo Noroña y que no tenía por la cauda de denuncias de fraude y riqueza inexplicable cuando fue gobernador de Campeche, Alito busca ahora con ahínco perfilarse como un perseguido político con una narrativa en la que se erige como víctima.

El dirigente nacional del PRI ha tenido reuniones con el embajador de Estados Unidos en las últimas semanas. Además, ha viajado a ese país para presentar denuncias de persecución ante organismos internacionales.

De la misma manera ha aprovechado su presidencia en la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (Copppal) para denunciar “persecución política” y una “venganza política” del gobierno de México.

Es más que clara la ruta que está trazando Alito Moreno usando la narrativa de la victimización, aun cuando es él quien la ha provocado aprovechando la beligerancia de Gerardo Noroña desde la mesa directiva del Senado de la República que ha presidido desde hace un año.

Esta beligerancia y confrontación verbal y física de Noroña, lo mismo que sus escándalos, los ha aprovechado el dirigente nacional del PRI, quien a pesar de ser quien lanzó golpes y empujones en la tribuna del Senado, los ha transformado en popularidad en muchos medios de comunicación, redes sociales e incluso en las calles donde han manifestado su beneplácito y simpatía.

Alito Moreno tiene tras de sí una larga cauda de denuncias penales que lo tiene en la posibilidad de ser llevado a un juicio político en la Cámara de Diputados y quitarle el fuero constitucional. Además, es el peor dirigente en la historia del PRI, pues desde que llegó el partido ya es la cuarta fuerza política nacional y perdió la posibilidad de la vicepresidencia en el Senado por la salida al partido de varios de sus legisladores.

Bajo esa circunstancia Alito Moreno se encuentra en una situación de vulnerabilidad y debilidad política y jurídica que lo pone en el pie de tribunales judiciales, por lo cual busca desesperadamente una salida.

Y esa salida es victimizarse y buscar el asilo político en Estados Unidos.

La estrategia del priista es clara, usar una narrativa que lo ubica como sujeto de amenazas, tanto políticas como físicas, por lo cual ha denunciado a Noroña ante la Fiscalía General de la República y solicitar medidas de protección a la Secretaría de Gobernación. Medidas que, por cierto, surgieron para proteger a periodistas y defensores de derechos humanos de amenazas de muerte emitidas por narcotraficantes, autoridades y políticos.

El plan de Alito incluye una fuerte campaña en medios de comunicación y redes sociales, declaraciones estridentistas en contra de Morena y de la presidenta Claudia Sheinbaum, movilizaciones sociales de simpatizantes del PRI, reuniones con representantes de la embajada de Estados Unidos, la utilización de la presidencia de la Copppal, la animadversión y los escándalos de Noroña y el uso faccioso del PRI, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados.

La bocanada de aire que recibió del escándalo en el Senado tiene, sin embargo, fecha de caducidad. No le va a durar mucho tiempo y la estrategia de victimizarse tampoco. Alito Moreno seguirá con su estrategia de figurar como perseguido político, pero no tiene ninguna garantía de lograrlo.

Por cierto... en la Presidencia la indicación es enfriar los ánimos, detener el proceso de juicio político a Alejandro Moreno, no darle el gusto y menos la oportunidad de erigirse fuera del país como víctima y perseguido político.

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