Arte

Ana y la Estatua de la Libertad

La obra de Ana se desarrolló principalmente en la ciudad de Santa Clara del Cobre. Ahí aprendió la práctica ancestral de la calderería.
domingo, 25 de mayo de 2025 · 06:00

Hace algunos días murió Ana Pellicer, una mujer excepcional que deja una huella profunda en la cultura mexicana por su papel como escultora; promotora de artesanos a quienes transmite técnicas novedosas de trabajo y comercialización; creadora, junto con su esposo, James Metcalf, de la Escuela de Artes y Oficios Adolfo Best Maugard en Santa Clara del Cobre, Michoacán.

Ana ayudó a mujeres artesanas que aprendieron y comercializan exitosamente joyería de cobre; fue también defensora del medio ambiente al convertir un extenso terreno abandonado en un bosque cuyos árboles proporcionan la madera útil para calentar y trabajar el cobre.

La obra de Ana se desarrolló principalmente en la ciudad de Santa Clara del Cobre. Ahí aprendió la práctica ancestral de la calderería. Ella y Jimmy se sintieron atraídos por el trabajo tradicional de los artesanos del lugar. Veían en su arte colectivo una expresión artística que se alejaba del arte contemporáneo que gira, principalmente, en torno a la firma de un solo artista, dejando de lado la contribución de las comunidades de artesanos.

Ana Pellicer. Foto: Especial.

Ana y Jimmy admiraban a quienes varios siglos atrás elaboraron los vitrales maravillosos de las grandes catedrales góticas, o decoraron con pequeños mosaicos las espectaculares catedrales bizantinas. Quienes produjeron esas obras de arte nunca fueron reconocidos individualmente. Su creación artística era una expresión colectiva. En Santa Clara del Cobre ambos encontraron el ambiente para promover ese arte colectivo que hoy tiende a quedar en el olvido.

El propósito de alentar la cultura ancestral, transmitiendo al mismo tiempo técnicas novedosas que enriquezcan la creatividad y ofrezcan nuevos caminos de acción, inspiró la creación del mencionado instituto de artes y oficios. Ahí, las mujeres de Santa Clara se convirtieron en joyeras y, al mismo tiempo, conquistadoras su independencia económica y motivos de orgullo.

El trabajo de Ana como escultora se ha presentado en diversas exposiciones personales y colectivas. Entre las primeras se encuentra “Poemas Forjados”, una colección de 75 esculturas en cobre montadas sobe madera que tuvo lugar en el Palacio Clavijero de Morelia en 2010.

Entre las obras sobresalientes relacionadas con el tema de la libertad se encuentra “Libertad Purépecha”, que representa una mujer indígena, pero con elementos que recuerdan a la estatua de la libertad en Nueva York. Una obsesión de Ana que la llevaría, años después, a esculpir las joyas para dicha estatua.

Otra exposición también individual en 2018 en el Palacio Clavijero reunió “Cuarenta años de la obra de Ana Pellicer”; la impresionante retrospectiva de su obra la hizo merecedora del premio Gertrudis Bocanegra, otorgada por primera vez a una mujer.

Vuelvo a una de las obras más connotadas de Ana: las Joyas para la Estatua de la Libertad. Ana fabricó en cobre, con la colaboración de artesanas de Santa Clara, cuatro piezas de tamaño adecuado para la estatua: un prendedor, una arracada, un anillo y un “collar oaxaqueño” inspirado en diseños de esa región en México.

La estatua fue regalada a Estados Unidos por Francia e instalada a la entrada de la Bahía de Nueva York en 1886. Cuando se cumplieron cien años de su instalación se llevaron a cabo varios eventos, entre los que se encontró la elaboración de las joyas que fueron exhibidas en un local diseñado especialmente para ellas.

El valor simbólico de la estatua es muy evidente. Sostiene en el brazo derecho una antorcha que representa la libertad y está ubicada en un lugar estratégico para dar la bienvenida a los migrantes provenientes de países del Este.

Estatua de la Libertad. Foto: Yuki Iwamura / AP.

Durante la segunda Guerra Mundial millones de migrantes que huían del fascismo veían en ella el símbolo de un país abierto para albergar a los migrantes, los cuales han contribuido de manera muy diversa a poblarlo y darle grandeza.

Desafortunadamente, las condiciones han cambiado. Una narrativa agresiva, racista, contraria a la verdad histórica, insiste ahora en ver la migración como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos.

Estudiantes deseosos de asistir a sus universidades son rechazados. Posiciones racistas alientan la llegada de ciudadanos sudafricanos, pero sólo si son blancos. Un país multicultural, multiétnico, plural y abierto pone en duda sus raíces, su historia, sus costumbres, negando el papel tan positivo que la migración ha tenido para su creatividad y crecimiento económico.

La defensa de la libertad de expresión y los derechos civiles consagrados en su Constitución están siendo ignorados por los actuales dirigentes. Los centros de investigación que tanto han contribuido al avance del conocimiento, la salud, las actividades productivas, la tecnología digital y la inteligencia artificial están cerrando proyectos. El gobierno federal está reduciendo o eliminando por completo sus contribuciones financieras.

No es sorprendente que voces progresistas en Francia estén solicitado que se devuelva una estatua, que ya no es símbolo de los valores que alentaban a darla como un regalo.

Desde el Poder Legislativo Raphael Glucksmann, miembro del partido de centro izquierda Place Publique, ha solicitado al presidente Macron que pida la devolución de una estatua símbolo de valores que están siendo sistemáticamente violentados por Trump y los seguidores que lo acompañan. Ver al respecto Newsweek 16/03/ 2025.

Termino este texto con sentimientos encontrados. De una parte deseosa de recordar a Ana, su obra incomparable, sus anhelos de exaltar la libertad, su entusiasmo por decorar la estatua que da la bienvenida a los migrantes. Por otra parte, mi desconcierto ante el cambio que está ocurriendo en Estados Unidos y el progresivo desconocimiento de los valores que otrora movieron a otros países, como Francia, a dar un regalo simbólico que hoy pierde su sentido original.

El relato de Ana y la estatua de la libertad expresa de manera muy sintética las enormes incertidumbres, malestares y temores que caracterizan la época tan turbulenta que estamos viviendo.

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