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"Guardianes de la dignidad", los niños que demandaron para tener una mejor escuela rural
El plantel ubicado en San Luis Potosí, tenía deficiencias en servicios públicos como agua, sanidad, luz, electricidad e infraestructura. Las necesidades más urgentes eran la fosa séptica, la barda perimetral, la rehabilitación de baños y el suministro de agua.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- "La primaria siempre tenía basura tirada por el patio; el lavamanos y los excusados seguían sin agua; los perros callejeros se metían por un hoyo que había en el muro de la entrada y nos robaban el lonche", este es parte del relato de uno de los niños de la primaria Ponciano Arriaga en San Luis Potosí; en 2022, junto con otros alumnos y sus familias, interpusieron un juicio para exigir mejores condiciones; tras un año de litigio, lograron que su escuela fuera remodelada.
El plantel ubicado en el municipio rural Presa de Dolores, tenía deficiencias en servicios públicos como agua, sanidad, luz, electricidad e infraestructura. Las necesidades más urgentes eran la fosa séptica, la barda perimetral, la rehabilitación de baños y el suministro de agua.
Ayer se llevó a cabo la presentación oficial del libro “Guardianes de la dignidad” y del cuento “¿Cómo me volví un guardián de mi dignidad?”, dos obras que rescatan la historia del litigio realizado por niños la escuela rural, con apoyo de la organización Perteneces.
La Casa Refugio Citlaltépetl, en la Ciudad de México, fue el recinto del evento al que asistieron profesionales de la educación, abogados, estudiantes de derecho y la ministra Margarita Ríos Farjat.
José Mario de la Garza, presidente de Perteneces, indicó que las niñas y niños de la primaria son los protagonistas de las historias relatadas.
Por la dignidad de la educación
Tras un proceso de educación y reconocimiento de sus derechos humanos, así como con un juicio de amparo, los infantes demandaron la reconstrucción de la escuela para contar con instalaciones apropiadas y seguras, garantizando su educación de calidad.
El equipo de litigio estratégico de Perteneces, acompañó al alumnado en todo el procedimiento de la defensa de sus derechos ante el juzgado. Construyeron la demanda de amparo con los testimonios, cartas y dibujos de las niñas y niños, donde expresaban sus peticiones.
“Hicimos una didáctica con los niños para formar un grupo que le llamamos ‘Guardianes de la dignidad’ (...) empezamos a darles talleres, a explicarles qué implica tener derechos, con un lenguaje sencillo y conformamos un núcleo promotor de defender la dignidad”, dijo De la Garza a Proceso.
Indicó que los estudiantes empezaron a tener un diálogo directo con la jueza a través de sus misivas y bocetos, lo que diferenció este amparo de otros similares.
Además, subrayó que, por primera vez, la organización logró que una funcionaria asistiera presencialmente a la primaria para leer la resolución que dictó, con un lenguaje comprensible, acompañado de ilustraciones y colores:
“Les llevó chocolates, esta es la justicia que dialoga con la comunidad demandante, que está ahí con ellos. (...) El poder judicial que se conecta con el asunto de esta manera, para mí fue algo impresionante. Es el poder judicial que estamos perdiendo”, sostuvo.
Raquel Charqueño, coordinadora del litigio estratégico, indicó que el amparo no se realizó con tecnicismos porque tenía que ser cercano a los estudiantes:
“Se solicitaron sentencias en lenguaje accesible en un apartado de las demandas (...) Íbamos a la comunidad, hacíamos ejercicios para que las niñas y niños nos dieran sus cartas y dieran en voz propia qué era lo que querían que cambiara en su escuela (...) se interesaban por cómo iba el procedimiento judicial”.
La ministra Margarita Ríos, expresó su admiración por el trabajo de Perteneces y afirmó que el libro es un testimonio del derecho como una herramienta de transformación social y concientización de lo que se necesita hacer.
“La herramienta les da poder a los niños, los sensibiliza de que tienen derechos y que ellos pueden participar en la creación de ese espacio digno. Las malas condiciones de la escuela son una falta de respeto hacia ellos (...) porque no es solo la educación, sino también la dignidad en el entorno, y ellos pueden participar en la transformación de sus espacios”, puntualizó.
Aprendizaje en comunidad
En conversación con esta casa editorial, De la Garza relató cómo fue el sistema de talleres para educar a los infantes en materia de derechos humanos:
“Fue complejo, hubo que diseñarlos con visiones pedagógicas, con loterías, juegos de mesa y dibujos, fue un aprendizaje para la organización. Generamos una dialéctica, una pedagogía de los derechos y ellos le entendían, no lo habíamos hecho nunca. (...) Socializar el derecho a través de juegos”.
Recalcó que es primordial el cambio de mentalidad en la comunidad para la apropiación de sus derechos y sus espacios, antes que el amparo.
Sostuvo que, a pesar de que México es un país polarizado, lleno de conflictos e impunidad, hay caminos de esperanza que pueden hacer un cambio importante:
“Este es un llamado a la abogacía, a los jueces, a las personas, para decirles que si nos juntamos y hacemos un trabajo colectivo podemos lograr pequeñas cosas de gran impacto para las comunidades”.
Arturo Tabales, coordinador de investigación y capacitación de Perteneces, indicó que mientras más se habla del derecho “traducido y explicado”, más se fortalece la experiencia de justicia de las personas.
"Nadie educa a nadie, nos educamos en comunidad; yo aprendí mucho de los niños de la Presa de Dolores, como su solidaridad, su valentía, su compromiso (...) probablemente ellos hayan aprendido otras cosas de mí, pero lo que aprendimos como comunidad, es que somos capaces de transformar nuestra realidad si nos preguntamos, nos dialogamos y si siempre apuntamos al bien común más grande, que era tener una escuela digna”, dijo Tabales.
“Guardianes de la dignidad” y “¿Cómo me volví un guardián de mi dignidad?”, buscan demostrar que el litigio puede cambiar mentalidades, romper estructuras de opresión y abrir caminos hacia una sociedad más justa; además, recuerdan que la lucha por los derechos humanos no es un acto de heroísmo individual, “sino una construcción colectiva donde las infancias pueden ser líderes, las madres, defensoras, y los jueces, aliados”.