Presidencia

Beatriz Gutiérrez Müller, la cercanía con el poder

Excompañeros de profesión en Puebla hacen un retrato a grandes rasgos de la entonces periodista Gutiérrez Müller, a quien describen como una mujer de contrastes, cuyas relaciones profesionales eran de amor-odio, que imponía con ímpetu sus puntos de vista y hábil para relacionarse con el poder.
martes, 13 de agosto de 2024 · 08:06

PUEBLA, Pue.– A mediados de los noventa Beatriz Gutiérrez Müller era una reportera que cubría los principales acontecimientos políticos y sociales que ocurrían en Puebla. 

Bety Müller, como la llamaban, era un personaje polémico en el gremio periodístico poblano: sin temor a trenzarse en discusiones públicas, de arrebatar la palabra o generar enemistades con sus colegas.  

Siempre se colocaba en primera fila al llegar a cada acto; lograba exclusivas, se hablaba de tú con políticos, solía hacer preguntas incómodas y no pocas veces polemizaba con sus interlocutores.  

De acuerdo con el testimonio de periodistas que la conocieron, la joven reportera tenía una actitud “echada hacia adelante”. Su tono de voz era fuerte, de comentarios irónicos y directos, y de risa sonora. Cordial y solidaria con reporteros novatos, pero con desplantes hacia colegas a los que consideraba “oficialistas”: les arrebataba la palabra, los hacía a un lado o les soltaba frases “pesadas”. 

Tras una decena de entrevistas con personas que tuvieron convivencia con ella durante esos años, las descripciones coinciden: una mujer lectora, con múltiples inquietudes y que podía tener conversación sobre cualquier tema: política, literatura, música o arte. Era trabajadora, constante y responsable.

Como reportera, con frecuencia rebatía las respuestas de sus entrevistados. Pero al mismo tiempo era hábil para relacionarse con las fuentes. Era claro, coinciden los entrevistados, que le apasionaba la política y la cercanía con el poder.

Sus amigos más cercanos la describen como una mujer a la que le costaba reconocer errores, le molestaba la crítica y podía responder de manera virulenta, para después volver como si nada hubiera pasado. 

“La Müller” podía lanzar duras acusaciones y preguntas agudas contra el entonces gobernador Manuel Bartlett Díaz –hoy director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE)–, pero, al mismo tiempo, el mandatario estatal podía incluirla en sus giras.

Una reportera de esa época recuerda que los funcionarios apenas llegaban a las conferencias de prensa se detenían y la saludaban por su nombre, pese a que Beatriz les hacía las preguntas incómodas del día.

Aunque era una periodista crítica, señala una de las entrevistadas, para los funcionarios de esa época, incluido Bartlett, Beatriz resultaba un “personaje interesante, que rompía el molde”.

En la mesa de Redacción, rememoran quienes fueron sus compañeros de trabajo, Beatriz defendía sus puntos de vista: gritaba, maldecía, manoteaba, llegaba a golpear la mesa y al final, invariablemente, imponía su visión de las notas. 

Reclamaba de manera frontal. Una conversación sobre política podía desencadenar una discusión en la que Beatriz exigía una definición puntual: “Era blanco o negro, le desagradaba lo que consideraba medias tintas”.  

Ingresó a la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Ibero en 1990, se independizó muy joven y cursó la licenciatura en ocho años. En el mismo lapso que trabajó como periodista radiofónica y a la vez reporteó para un medio impreso, Müller concluyó la licenciatura y, posteriormente, la maestría en Literatura en la Universidad Iberoamericana Puebla. Tenía un viejo Chevy, que le permitía trasladarse de un lado a otro. 

El periodista Fernando Crisanto relata que, en diciembre de 1992, contó a sus alumnos de la Ibero, entre los cuales estaba Beatriz, que se había quedado sin coconductora del noticiero Hechos, que se transmitía en la estación de radio Sí FM. 

Al terminar las clases, Gutiérrez Müller lo abordó para pedirle una oportunidad. Durante un año fue coconductora en dos emisiones diarias de ese noticiero. Crisanto asegura que Beatriz resultó ser una colaboradora capaz, productiva y muy responsable.

En 1994 entró a laborar, ya como reportera, en la estación de radio 105.1 FM “La Radiante”, propiedad de la familia Mastretta Guzmán y ligada al escritor Héctor Aguilar Camín, que es donde consolida su carrera periodística. 

En esos años “La Radiante” se convirtió en uno de los pocos medios críticos que daban espacios a voces disidentes y cobertura a la agenda social. 

Sergio Mastretta, quien dirigía entonces la radiodifusora y es hoy director del portal Mundo Nuestro, refiere que Gutiérrez Müller mostró desde un principio cualidades profesionales, como “don de gentes”, buen discurso y capacidad narrativa, que eran ideales para la crónica radiofónica. 

En esa radiodifusora, la hoy esposa del presidente pasó de reportera a jefa de Información y conductora del noticiero hasta el año 2001, cuando se fue a trabajar a Argos, la productora de Epigmenio Ibarra, en la Ciudad de México.  

Distanciamiento con la figura "Primera dama"

Otro de sus jefes en aquel entonces fue el periodista Rodolfo Ruiz, quien era director del periódico El Universal Puebla, donde Gutiérrez Müller ingresó primero como asistente de la Dirección y después fue reportera. 

También laboró en el periódico Página Regional que dirigía el uruguayo Enrique Gaucher. Este medio cerró de manera abrupta tras el asesinato a balazos del velador de las instalaciones y de su hijo de 13 años. 

Entusiasmo por la izquierda

A la joven periodista le entusiasmaba el movimiento zapatista que surgió en esos años en Chiapas y cubría las luchas sociales, como las protestas por expropiaciones de tierras ejidales en San Andrés Cholula para crear la reserva Atlixcáyotl.  

Asumía públicamente su afinidad con la izquierda, no obstante, tenía buena relación con panistas y con el entonces arzobispo de Puebla, Rosendo Huesca y Pacheco. 

Sus excompañeros recuerdan que, en su lugar de trabajo en “La Radiante”, Bety Müller tenía una fotografía panorámica del día en que presentó su examen profesional (1998) ante un auditorio de la Ibero con lleno total. La entonces reportera invitó a varios políticos que eran sus fuentes.

Entre sus invitados estuvo la entonces dirigente estatal del PAN, Ana Teresa Aranda, quien confirma en entrevista haber tenido una buena relación con la esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque sostiene que nunca fueron amigas cercanas. 

“Beatriz era una reportera todoterreno, muy aguerrida, muy activa, muy crítica del poder y del autoritarismo, era de las que les gustaba estar en el campo de la acción, siempre en la primera fila, muy arrojada y valiente”, recuerda. 

Por ello, dice la panista, le cuesta reconocer en las posturas actuales de Gutiérrez Müller a la defensora de causas sociales que conoció.  

Francisco Fraile, conocido como “el Pastor” del panismo poblano, cuenta que estableció un compañerismo con Gutiérrez Müller luego de que ambos fueron actores de una radionovela escrita por el periodista Mario Alberto Mejía, con quien Beatriz tuvo una amistad muy cercana. 

En 1999, el actual secretario general del PAN publicó un libro titulado Y los obreros ¿qué?, en torno del Sindicato de trabajadores de la automotriz Volkswagen. En la dedicatoria menciona a Gutiérrez Müller, quien le ayudó en la corrección de estilo de la publicación. 

Sin embargo, Fraile reconoce que Bety Müller siempre fue crítica con los panistas. “Nunca fue un flan con nosotros”, bromea. 

Una de sus amigas más cercanas fue Leticia Ánimas, periodista del municipio de Huauchinango, quien al inicio del sexenio fue nombrada coordinadora nacional del Programa de Becas para el Bienestar Benito Juárez, pero falleció en enero de 2021 tras contagiarse de covid-19. 

También los entrevistados confirmaron además que Gutiérrez Müller fue cercana a Alfonso Cuéllar, entonces dirigente nacional del Barzón, y a Joaquín Arenal, exdelegado del Cisen en Puebla, quien en el sexenio del panista de Rafael Moreno Valle fue señalado de operar un centro de espionaje telefónico.  

Plaza en la BUAP 

El 4 de octubre de 2019 asistió al informe del entonces rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Alfonso Esparza Ruiz. Un día antes, la BUAP publicó un desplegado en el que acusó al gobernador Miguel Barbosa Huerta (ya fallecido) de persecución política. Una foto de ella levantando el brazo a Esparza fue interpretada como un espaldarazo. 

Días después, el 21 de octubre, Gutiérrez Müller fue incluida entre los docentes evaluados por la universidad para el otorgamiento de plazas o “definitividades”.  

El 10 de diciembre fue una de los 172 académicos que recibieron “definitividad”, la cual la reconoce como profesor investigador de tiempo completo categoría A.

De acuerdo con el portal Animal Político, fue el escritor José María Pérez Gay quien incorporó a Gutiérrez Müeller al gobierno de la Ciudad de México como asesora de Asuntos Internacionales cuando López Obrador era jefe de Gobierno de la capital. 

En 2006 se casaron. Cuando López Obrador asumió la Presidencia de la República, ella rechazó ser considerada como “la primera dama” y dijo que sólo quería ser vista como la compañera del presidente. Sin embargo, su esposo le creó el cargo de presidenta del Consejo Honorario de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de la Presidencia de la República, oficina que desapareció por decreto presidencial en enero de 2023. 

En 2020 le fue otorgado el nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SIN) del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia, Tecnología. En enero de este año fue ascendida al nivel II, con el que obtiene un ingreso de 26 mil 404.24 pesos mensuales.

El 18 de junio último el presidente anunció que tras dejar Palacio Nacional él vivirá en su rancho en Palenque, Chiapas, y Gutiérrez Müller en la Ciudad de México.

Este texto fue publicado en la edición 0013 de la revista Proceso, correspondiente a julio de 2024, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.

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