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"Mujeres del alba", inspirada en novelas de Carlos Montemayor

Como “una carta de amor a todas las mujeres invisibles, quienes sin armas están en todas las luchas”, define su tercer largometraje Jimena Montemayor Loyo, hija del escritor chihuahuense Carlos Montemayor.
domingo, 11 de junio de 2023 · 11:19

Como “una carta de amor a todas las mujeres invisibles, quienes sin armas están en todas las luchas”, define su tercer largometraje Jimena Montemayor Loyo, hija del escritor chihuahuense Carlos Montemayor. Basada en dos libros de su padre sobre la masacre del asalto al Cuartel Madera (1965), la cinta va por el Premio Mezcal en la 38 edición de la fiesta tapatía. En la sección Cortometraje Iberoamericano concursa también el documental Amor ice, el regreso de una joven a sí misma luego de atravesar el inframundo de la droga y el amor violento, dirigido por Katy Araiza, con Producciones Chumbera de Indira Cato y Hugo Chávez Carvajal.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Jimena Montemayor Loyo se inspiró en las novelas Las armas del alba (2003) y Las mujeres del alba (2010), escritas por su papá Carlos Montemayor (Chihuahua, 1947-Ciudad de México, 2010), para crear su tercer largometraje de ficción Mujeres del alba.

La realizadora destaca, en charla con Proceso, que la película “es una carta de amor a todas las mujeres invisibles quienes sin armas están en todas las luchas, lugares bélicos y conflictos militarizados”. Añade la realizadora de En la sangre (2015) y Restos de viento (2017):

“Todas las mujeres resisten de diferentes maneras en medio de los conflictos. Eso hay que aplaudirlo y abrazarlo”.

Mujeres del alba (México, 2023) concursa por el Premio Mezcal en la 38 edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), que inició el sábado 3 y finalizará el 9 de este mes. Compite con Adolfo (México/ Estados Unidos, 2023) de Sofía Auza, Amor y matemáticas (México, 2022) de Claudia Sainte-Luce, Heroico (México/Suecia, 2023) de David Zonana, Martínez (México, 2023) de Lorena Padilla y Rabia (México, 2022) de Jorge Michel Grau.

“Me encanta la sección en la que ubicaron a Mujeres del alba. Hay destacadas directoras y directores con largometrajes de todos los géneros”, subraya Montemayor Loyo, quien ya ganó un Premio Mezcal por Restos de viento en 2018.

La cinta inicia el 23 de septiembre de 1965 en Sierra de Madera, Chihuahua, donde el cuartel militar es atacado por un grupo de estudiantes, campesinos y maestros. Las familias de los guerrilleros son víctimas de la represión. Las mujeres, las niñas y la naturaleza son testigos de la matanza, así como de la fuerza que mantiene con amor y resistencia los lazos de vida de aquellos en lucha. El elenco lo conforman Myriam Bravo, Chantal II Frías, Berenice Mastretta, Shaula Ponce y Valeria Torres.

Cabe recordar que Carlos Montemayor (escritor, traductor y activista social) rescató en ambos libros el asalto al Cuartel Madera, considerada la primera acción insurreccional de envergadura de la guerrilla contemporánea en México. Fue el acto más importante del Grupo Popular Guerrillero (GPG). En la madrugada del 23 de septiembre de 1965, una docena de campesinos, estudiantes, maestros y líderes agrarios intentaron tomar el cuartel del Ejército mexicano en Madera, Chihuahua, donde fallecieron ocho de ellos.

Jimena Montemayor Loyo –quien estudió dirección y cinematografía en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y formó parte de la Film and TV School of the Academy of Performing Arts, República Checa, entre 2006 y 2007– rememora que cuando terminó de leer Las mujeres de alba, volumen que se editó de manera póstuma, advirtió que se podía llevar al cine:

“Quisieron llevar a la pantalla Guerra en el paraíso de mi papá y no se logró. A él le hacía mucha ilusión que se filmaran sus novelas y en algún momento platicamos al respecto. Yo le dije que no se preocupara, que me encargaría de rodar uno de sus libros. Entonces, cuando terminé de leer Las mujeres del alba, la novela me pareció más cercana a mí y sentí que era posible la producción. Y conforme escribí el guion, empecé a meter algunas cosas también de Las armas del alba que se alejan de la ficción de mi padre e incluí cosas cinematográficas mías”.

Además, Mujeres del alba rinde un homenaje a las mujeres que perdieron a sus seres queridos ese 23 de septiembre y continuaron con la lucha: Herculana Adame, Luz María Gaytán, Alma Gómez Talamantes y Estela Quiñones. Para crear el guion, Montemayor Loyo entrevistó a algunas de las sobrevivientes:

“Lo más difícil fue cómo trasladar la voz de dichas luchadoras al cine y en qué cosas iba ser infiel a la realidad o al libro. La cinta va más allá de solo poner a las mamás, porque hay algunas que son compañeras o hermanas que poseían convicciones”.

Ejército coludido

–En la película se ve el papel del Ejército mexicano en las masacres, ¿cómo se fue resolviendo este tema en la historia?

–Lo interesante de la película es que sí hay una parte donde el Ejército es el opresor, y hay otra parte donde el Ejército son individuos y es lo que les tocó, esa fue la decisión que tomaron porque es la que podían hacer. Hay dos personajes del Ejército que saben que en sus pueblos pasan por la injusticia y deciden dejar la milicia y regresarse a sus lugares de origen, porque saben que están peleando contra las empresas madereras y ganaderas que les quitan sus territorios.

–Gracias a su papá se conoce un poco más todo este movimiento. ¿Qué siente al retomar esa problemática que siempre investigó Carlos Montemayor?

–Yo más bien me he ido por el lado de las mujeres. Alma Gómez, la hija de Pablo Gómez, médico y profesor fallecido, es una defensora de los derechos humanos. Digamos que en mi caso esa es una excusa para hablar de todas las resistencias de las mujeres que existen en todos los conflictos, pero pareciera que no son importantes, porque se cree que sólo hay una manera de pelear: con las armas. En ese tiempo, en Chihuahua, se quedaron las mujeres a enfrentar al Estado. Eso no está valorado. Eso pareciera que no es importante.

Se le enfatiza que al ver Mujeres del alba se recuerdan el movimiento estudiantil de 1968, el “halconazo” de 1971 y la desaparición de los 43 estudiantes normalistas en Iguala, Guerrero. Manifiesta:

“Es terrible, porque la problemática es vigente. Además, para la producción buscamos locaciones, ni siquiera rodamos en Chihuahua sino en los alrededores del Estado de México, Puebla y Tlaxcala. La realidad es que existen zonas muy pobres, como en los años sesenta; muy marginadas en los accesos de agua potable, electricidad y servicios médicos, se violan sus derechos con el uso de la fuerza, la tortura, y que yacen en manos del crimen organizado, en fin. Por ejemplo, los defensores de la tierra al final son asesinados también por corporaciones.

“En Mujeres del alba igual el Ejército está con las mineras, con empresas. Lo mismo pasa en todos los territorios del mundo. Quienes defienden los recursos naturales terminan siendo asesinados. Y las compañías que despojan de sus tierras a los campesinos en el filme (ahora en acueductos minas) son canadienses; esta lucha sigue y las mujeres siguen haciendo todo lo que pueden”.

Con fotografía de Santiago Sánchez, el filme, que dura 98 minutos, se rodó antes de la pandemia y fue proyectado internacionalmente en Les Rencontres Du Cinéma Latino Américain de Bordaux, Francia, donde no pudo acudir la directora ni el reparto. Sobre el elenco, Montemayor explica:

“Quería buenas actrices. Que no necesariamente fueran tan reconocidas visualmente, porque necesitaba que el público se involucrara con los personajes y no con quién es la actriz o el actor. Estuvimos buscando actrices de teatro o que hubieran hecho televisión, pero sin haber efectuado protagónicos, para creerles un poco”.

Alma de Mastretta

En tanto, la actriz Berenice Mastretta –intérprete de la maestra Alma Gómez Talamantes del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), quien sufrió represión política y fue encarcelada en Santa Martha Acatitla– narra que Luis Maya le dio la oportunidad de ser parte del casting. Cuando le habló de Alma leyó Las mujeres del alba y se puso a investigar:

“En el casting ya conocía un poco más de Alma y vi que el movimiento todavía está vivo. Encontré un video donde sus hijos hablan de ella. Para el segundo casting leí Las armas del alba. Y por fortuna me fui quedando en las distintas etapas del proyecto. Tuve la suerte de que Jimena me eligiera y me integrara, me parece fantástico que cuenta algo muy fuerte de un periodo de México. Esta historia se supo gracias a que Carlos Montemayor la divulgó con sus libros; pero me quedé pensando cuántas historias de ese período quizá se quedaron enterradas y no las conocimos porque nadie pudo hablar de ellas. No estaban como en esta época con las redes sociales, donde al menos la gente puede decir: Me está pasando esto”.

–¿Cómo fue para usted conocer a Alma Gómez?

–Lo primero que me pregunté es cómo era ser mujer en 1965. Me pareció que tanto ella como su esposo tenían una labor muy loable. Ella como maestra rural y él como doctor. El libro cuenta que casi todo el tiempo no cobraba las consultas y ella le decía: “Pues sí, pero también tienes que ingresar algo”. Este espíritu altruista de la familia, y después saber que ella se queda a cargo de todo sola, con muchos miedos, seguramente, pero también con mucha valentía.

“Pensé justo en cómo hacerle un homenaje a la altura de ella, que hace años falleció. Se enfrentó a muchas cosas, incluso de pronto la amedrentaron porque entraron a su casa y le revolvieron todo. Fue una clara señal de ‘estamos tras de ustedes’. Así fue con todas las otras mujeres”.

Finalmente, Berenice Mastretta asegura que Mujeres del alba muestra que “no estamos dispuestas a que sigan sucediendo masacres, y el largometraje me ha dejado alegrías”. Para ella, “trabajar con Jimena fue espectacular, la quiero y la admiro. Este proyecto es muy valioso”.

Reportaje publicado el 4 de junio en la edición 2023 de la revista Proceso cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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