Conade

Moches en nombre de la Conade

El director técnico Jonathan Montes y los entrenadores Martín Ramírez y Alí de Lucio relatan a Proceso la extorsión por parte de la presidenta de la Federación Mexicana de Deportes Para Sordos, María Eugenia Rivera Lara, quien de 2018 a 2022 recibió casi 300 mil pesos en “moches”.
miércoles, 26 de abril de 2023 · 06:04

Durante cinco años les impusieron y pagaron su diezmo, pero cuando decidieron no hacerlo fueron despedidos a pesar de su desempeño deportivo. El director técnico Jonathan Montes y los entrenadores Martín Ramírez y Alí de Lucio relatan a Proceso la extorsión por parte de la presidenta de la Federación Mexicana de Deportes Para Sordos, María Eugenia Rivera Lara, quien de 2018 a 2022 recibió casi 300 mil pesos en “moches”.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).–Dos entrenadores y el director técnico de la Federación Mexicana de Deportes para Sordos (Femedesor) denuncian que la presidenta de esta organización, María Eugenia Rivera Lara, les exigió “un moche”, es decir, que le entregaran parte de la beca que recibían por parte de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) como requisito para contratarlos.

Entre los depósitos que hicieron y el dinero que entregaron en efectivo tanto a Rivera Lara como a su asistente Irene Fuentes, el monto asciende a casi 300 mil pesos en un periodo que va de 2018 a 2022. En enero de este año, los afectados se negaron a seguir compartiendo parte de su salario (que se les paga como beca), lo que provocó que un mes después la presidenta les informara a través del abogado Alejo Manzo que esos recursos fueron cancelados “por sus malos resultados deportivos”.

El director técnico Jonathan Montes Vásquez afirma que su gestión en la Femedesor fue eficiente, toda vez que la delegación mexicana tuvo una participación histórica en los Juegos Sordolímpicos de Caxias do Sul, Brasil, 2022: la corredora Lourdes Ponce ganó un oro y una plata, Isabel Huitrón obtuvo una medalla dorada en judo y la selección de futbol volvió a participar en este evento olímpico, algo que no sucedía desde Alemania 1980.

Los entrenadores Martín Ramírez, de atletismo, y Alí de Lucio, de futbol, explican que el dinero que les pidieron supuestamente se utilizaría para pagar el sueldo de otros empleados, así como artículos de oficina y el mantenimiento de una camioneta. No obstante, en los cinco años que trabajaron en la Femedesor no constataron que esto fuera verdad y tampoco tuvieron recursos económicos suficientes cuando viajaron a Brasil, por lo cual asumen que el “moche” se lo repartieron Rivera Lara e Irene Fuentes, quien exigía el dinero a nombre de su jefa.

La repartición del “moche” dependía del dinero que cada uno recibía. Por ejemplo, Jonathan Montes entregaba 5 mil de los 18 mil pesos mensuales que ganaba. La entrenadora de voleibol Gabriela Gallardo y Martín Ramírez daban mil pesos al mes de los 10 mil que tenían asignados. De Lucio sólo entregó en una ocasión 700 pesos de 10 mil mensuales que cobraba.

Jonathan Montes llegó a la Femedesor en 2018 por invitación de la propia presidenta. A Rivera Lara le gustó el trabajo que hizo como entrenador de voleibol en los Juegos Sordolímpicos de Turquía 2017, por lo que le ofreció ser el encargado de las seis disciplinas en las que participan los más de 400 deportistas que están afiliados a este federación: judo, taekwondo, karate, voleibol, futbol y atletismo.

Cuando le ofreció el puesto, Rivera le informó que debía “aportar” una parte de su beca. Le explicó que era algo que ocurría desde años atrás con el exdirector técnico, Abraham Soriano García. Montes aceptó el puesto, aunque sabía que dar un “moche” no es correcto dice que sus ganas de ayudar a los deportistas Sordos, lo llevó a pensar que era mejor eso que no hacerlo.

Montes reclutó a Martín Ramírez y a Alí de Lucio por tratarse de entrenadores preparados y de los cuales ya conocía su trabajo. A ellos también se les exigió el “moche”. Aunque les pareció injusto aceptaron esta condición porque estaban dispuestos a ayudar a la Femedesor a solventar sus gastos.

Al principio, los denunciantes entregaban el dinero en efectivo. Sin embargo, con el paso de los meses descubrieron que la camioneta no se utilizaba y la impresora nunca servía, entonces sospecharon que sus aportaciones se usaban para algo más.

Jonathan Montes comenzó a transferir su “moche” a la cuenta personal de Rivera Lara y a la de Irene Fuentes para tener evidencia del dinero que les daba. Enseñó a Proceso algunas de las transferencias que hizo por montos de 45 mil y 50 mil pesos -pues le daban varias mensualidades juntas- a una cuenta de los bancos BBVA e Inbursa a nombre de la presidenta y de su asistente, respectivamente.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2425 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

 

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