Italia

La caída del “último gran capo”

Sus vecinos del pueblo siciliano de Campobello di Mazara lo describen como una “persona normal”, que “siempre andaba solo”, que salía a la calle, hacía compras y acudía a bares y pizzerías como cualquier persona. Pero no era cualquier persona: Matteo Messina Denaro era el jefe de la Cosa Nostra.
viernes, 27 de enero de 2023 · 18:45

Sus vecinos del pueblo siciliano de Campobello di Mazara lo describen como una “persona normal”, que “siempre andaba solo”, que salía a la calle, hacía compras y acudía a bares y pizzerías como cualquier persona. Pero no era cualquier persona: Matteo Messina Denaro era el jefe de la Cosa Nostra, habría cometido unos 50 asesinatos y la justicia lo consideraba la mente maestra de algunos de los atentados más sangrientos que esa organización cometió en el siglo pasado. La policía lo detuvo después de 30 años de una vida clandestina que sólo pudo lograr gracias a una extendida red de protección enquistada en la sociedad; una red oculta que sigue activa.

Roma (Proceso).—Una chaqueta de cuero, pantalones color caqui, un gorro felpudo y unas gafas de sol, eso llevaba Matteo Messina Denaro, el último gran capo mafioso siciliano, cuando la policía italiana lo detuvo el pasado lunes 16. Era buscado por la justicia desde 1993, con unos 50 asesinatos en su haber y considerado la mente de algunos de los atentados más sangrientos de la Cosa Nostra en Italia a finales del siglo pasado.

El criminal, de 60 años y nacido en el pueblo de Castelvetrano, cayó en manos de la policía cuando se encontraba en las inmediaciones de la clínica Maddalena, un instituto sanitario privado ubicado en la ciudad siciliana de Palermo. Se había desplazado hasta este centro especializado en oncología, explicaron luego los investigadores, para seguir algunas terapias, como dijo Pasquale Angelosanto, uno de los agentes de los Carabinieri (policía militar) que ha estado a cargo de la operación que condujo a la detención. “Sí, me llamo -Matteo Messina Denaro”, respondió el criminal, cuando lo encontraron y se entregó sin casi oponer resistencia.

El capo vivía en Campobello di Mazara, un pueblo en Sicilia de 11 mil almas, prácticamente desconocido en Italia. Tanto así, que casi nadie había oído hablar de él hasta esta semana.

Las cosas cambiaron tras el arresto de Messina Denaro. La policía descubrió aquí sus guaridas. Su escondite principal se encontraba en un callejón sin salida de la calle Cb31, escrito así, como si fuera un nombre en código. Allí se encontró un adosado en cuya primera planta fueron hallados perfumes, pastillas de viagra, relojes y ropa de lujo, así como documentos que se espera puedan aportar nuevas pistas sobre los secretos de la mafia siciliana.

Pero éstos no son los únicos detalles que llamaron la atención hasta ahora, sino que el pueblo en cuestión está ubicado en la provincia de Trapani, a unos 15 minutos en coche de Castelvetrano, precisamente donde el mafioso nació hace 60 años. Messina Denaro, el último gran representante de esa mafia que actuaba con atentados y bombas en los noventa –métodos que las mafias italianas ya no emplean–, vivía en este establecimiento bajo el falso nombre de Andrea Bonafede, el mismo que usaba el día de su detención en una clínica sanitaria de Palermo.

Todo esto lo relataron las decenas de cronistas italianos e internacionales que se desplazaron hasta el lugar, en búsqueda de informaciones sobre el cabecilla. El resultado fueron escenas extrañas. Un vecino de Campobello di Mazara, por ejemplo, comentó que él sólo le daba los buenos días al mafioso y no tenía idea de quién era. “¿Por qué debía sospechar? Parecía una persona normal, siempre andaba solo”, añadió. “Lo recuerdo de joven como una persona bien y las gafas Ray Ban”, comentó otra mujer, que dijo conocer a la esposa del hermano de Messina Denaro. 

Otros, en cambio, relataron imágenes aun más surrealistas para un hombre buscado también por la Interpol y el FBI tantos años. Dijeron haberlo visto salir a la calle y hacer compras como cualquier otra persona. Y también que se hacía ver en bares y pizzerías del pueblo. 

La instantánea chocó con otras realidades paralelas que están saliendo a la luz tras el arresto del jefe mafioso. La primera fueron los ciudadanos que el lunes en Palermo festejaron con aplausos y gestos de aprecio la detención del fugitivo e incluso felicitaron a los policías que lo arrestaron. 

La segunda fueron las declaraciones de los propios investigadores sobre algo que parece una certeza: Messina Denaro sólo pudo esconderse durante tantos años gracias a una extendida red de protección que llegaba hasta las entrañas de la sociedad. Una red oculta y que sigue activa.

Ardita. Fiscal veterano. Foto: www.usertv.it

Sus redes de protección

La captura del jefe mafioso “es una señal positiva, pero no hay que olvidarse que durante 30 años ha sido un fugitivo; esto significa que tuvo una protección muy fuerte”, dijo, por ejemplo, Sebastiano Ardita, fiscal del Consejo Superior de la Magistratura italiana y un veterano de la lucha contra la mafia. “Hoy existe un debate abierto sobre esta huida que en años pasados hizo registrar momentos de falta de coordinación dentro del Estado”, añadió. De hecho, se cree que Messina Denaro estuvo en diversos paraderos y en diversos países antes de su detención en Palermo.

Ésta será una de las prioridades de los investigadores en las próximas semanas y meses: identificar quién protegió a -Messina Denaro, permitiéndole incluso poder cuidar de su salud con citas médicas regulares, como explicó Maurizio de Lucia, uno de los fiscales de Palermo a cargo del caso.

Existe “una burguesía mafiosa”, dijo ya De Lucia. Con ello ya ha sido inscrito en el registro de los investigados un médico, un tal Alfonso Tumbarello, que se ocupó de la salud del mafioso y que, según las primeras reconstrucciones, tenía vínculos con el Pueblo de las Libertades, una coalición (hoy extinta) fundada por el exprimer ministro Silvio Berlusconi. “No sabía nada”, ya se defendió Tumbarello.

La detención del anciano líder mafioso, que en múltiples ocasiones logró escapar de la policía e hizo perder su rastro con éxito (en los noventa se le buscó también en Barcelona), también provocó de forma inmediata una serie de reacciones de júbilo por parte de representantes políticos italianos. El presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, cuyo hermano fue asesinado por la mafia, fue uno de los primeros en subrayar la importancia del arresto. Mientras que la primera ministra italiana, la ultraderechista Giorgia Meloni, incluso se desplazó hasta Palermo, para felicitar a los jueves y agentes responsables de la detención. 

De hecho, la captura del mafioso cierra otra etapa en la lucha contra la Cosa Nostra de Italia, país que había convertido la caza de Messina Denaro en una cuestión de Estado. 

La razón es que Messina Denaro pertenece a un clan mafioso de Trapani que en el siglo pasado adoptó la estrategia mafiosa más sangrienta que ha conocido Italia, cuando la organización criminal decidió responder al Estado con grandes actos de violencia armada y un reguero de asesinatos. Unos años en los que también gobernaron los capos Bernardo Provenzano y Toto Riina. Sin embargo, estos dos desde hace rato estaban fuera de juego, siendo que el primero fue detenido en 2006 y el segundo, en 1993 (y luego murió en 2017). 

De hecho, Messina Denaro, cuyo padre también había sido un capo mafioso, fue condenado por diversos delitos a lo largo de su larga carrera criminal, entre otros asociación mafiosa, tenencia de explosivos, robos, atentados y homicidios. Uno de éstos, particularmente brutal, fue el asesinato del pequeño Giuseppe di -Matteo, un niño de 11 años que en 1993 fue secuestrado y, dos años después, estrangulado y disuelto en ácido para castigar a su padre, un exmafioso que había decidido colaborar con las autoridades italianas y revelar secretos de la Cosa Nostra.

Meloni. Viaje a Palermo. Foto: Europa Press

En una de las últimas sentencias contra Messina Denaro, en la que se dictaminó la cadena perpetua, el mafioso también fue declarado culpable por su papel en los atentados con bomba de 1992 que acabaron con la vida de dos célebres jueces, Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. La muerte de ambos, sin embargo, empujó al Estado italiano a luchar con mayor determinación contra la Cosa Nostra siciliana. Y esto debilitó enormemente a esta organización criminal, que no es hoy ni la más poderosa ni la más rica de Italia, siendo la Ndrangheta de Calabria la que ocupa este lugar.

Con todo, la gran incógnita es ahora qué consecuencias tendrá esta detención dentro de la Cosa Nostra y quién ocupará el lugar del anciano cabecilla. De ahí también que, si bien satisfechos por el resultado conseguido, los investigadores también hayan pedido prudencia a la hora de cantar victoria en la lucha contra esta veterana mafia italiana. “Obviamente la mafia no ha sido derrotada. Sería un gran error pensarlo”, sintetizó Maurizio de Lucia, el fiscal de Palermo.

Incluso las asociaciones más activas en la lucha antimafia subrayaron con insistencia que no es aún el momento de dar la batalla por ganada. “Esta lucha no acaba aquí”, indicó la Asociación Antimafia y Legalidad. El motivo es que “hay que identificar aún las ‘refinadas mentes’ de las que hablaba Giovanni Falcone (el asesinado juez antimafia) y los ‘traidores’ a los que se refería Paolo Borsellino (juez también asesinado), que están detrás de los tantos misterios y delitos irresueltos del país”.

Algunos expertos descartan, sin embargo, que se puedan producir cambios en la relaciones internacionales de la Cosa Nostra siciliana. “La razón es que las relaciones de la Cosa Nostra con el narcotráfico colombiano y mexicano son mínimas, ya que eso lo lleva otra mafia italiana, la -Ndrangheta calabresa”, explica el experto antimafia Francesco Forgione, al responder a una pregunta de Proceso. “Además es poco probable que Messina Denaro hable y revele los secretos de su organización”, añadió.

En cuanto al futuro, Messina Denaro de momento ha sido trasladado a la cárcel de alta seguridad de L’Aquila (centro) y lo más probable es que ahora le esperen las duras condiciones que establece el artículo 41-bis del Código Penal italiano, un severo régimen carcelario que impide cualquier contacto con el exterior y limita al mínimo las visitas de parientes. “Sus condiciones de salud no son incompatibles con la cárcel”, ya hizo saber la fiscalía de Palermo. 

Reportaje publicado en el número 2411 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 15 de enero de 2023. 

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