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"Todo está agrietado, tenemos miedo": Se colapsan municipios de la región Sierra Costa en Michoacán

Los municipios de Aquila, Coahuayana, Coalcomán y Chinicuila, en la región Sierra Costa de Michoacán, están colapsados por el sismo del lunes 19. La población, que ahora pide ayuda urgente para levantar sus viviendas, ha vivido en la zozobra.
domingo, 25 de septiembre de 2022 · 11:54

Los municipios de Aquila, Coahuayana, Coalcomán y Chinicuila, en la región Sierra Costa de Michoacán, están colapsados por el sismo del lunes 19. La población, que ahora pide ayuda urgente para levantar sus viviendas, ha vivido en la zozobra: hace años algunos fueron desplazados por la violencia, pero este mes de septiembre resultó desastroso para todos, primero les llegaron el huracán Kay y las tormentas tropicales Lester y Madeline, y la semana pasada el sismo y sus réplicas los dejaron a la intemperie. Y piden ayuda a la federación… pero no les llega.

REGIÓN SIERRA COSTA, MICH. (Proceso).– Entre altos niveles de marginación y pobreza y el asedio de la violencia del crimen organizado, los municipios de Aquila, Coahuayana, Coalcomán y Chinicuila, hacia la costa del suroeste michoacano, enfrentan ahora los estragos asociados al movimiento telúrico más fuerte del que sus habitantes tienen memoria.

Durante un recorrido realizado el miércoles 21 por algunas de las comunidades impactadas en Coahuayana y Aquila, el corresponsal de Proceso constató los daños sufridos por cientos de familias que ya vivían en la pobreza, pero que después del sismo definitivamente se quedaron sin nada.

En Boca de Apiza, un pueblo ubicado a la orilla del mar en el municipio de Coahuayana, los pescadores no han podido salir a trabajar durante las últimas semanas. A principios de septiembre se los impidieron el huracán Kay y las tormentas tropicales Lester y Madeline. Después fueron el sismo y sus réplicas.

La señora María Esther Rayas Velasco y su esposo, quien es ayudante de pescador, vivían con su hijo de 11 años en una pequeña casa de paredes de madera y techo de lámina galvanizada, construida hace dos años sobre un terreno de cuatro metros de frente por nueve de fondo.

El día del temblor apenas logró salir la familia antes de que la vivienda fuera aplastada totalmente por la barda de un inmueble vecino. También quedó destruida una ramada que tenía la mujer al frente de su domicilio para vender tacos, actividad con la que contribuía a la economía familiar.

El miércoles 21, mientras realizaba labores de limpieza en su terreno, María Esther Rayas proporcionó sus datos al personal del Instituto de Vivienda del Estado de Michoacán (IVEM) que visitó la comunidad junto con autoridades federales y municipales.

Hasta ese día, dijo la mujer, su familia no había recibido el apoyo de despensa, cuyo envío había sido anunciado por el gobierno estatal, mientras que desde hace cuatro meses tampoco les han llegado los recursos federales de la beca escolar de su hijo.

No obstante, ella confía en que llegará el apoyo gubernamental. “Lo principal es que me ayuden a levantar otra vez mi casita, volver a construirla; pero no se trata de pedir sólo por uno mismo: necesitamos que nos respalden a todos, porque sí está crítica la situación; muchos perdieron su casa”.

Según Rayas Velasco, quien igual que muchos de sus vecinos duerme bajo un techo provisional levantado junto al sitio donde estuvo su casa, el temblor vino a complicar aún más la situación de pobreza para toda la población.

–Antes ya era difícil, ¿verdad?

–Pues sí era difícil, pero podías sobrevivir un poquito más; sabías que tenías donde quedarte y comer aunque sea un plato de frijoles, pero estabas a gusto, estabas bien; pero ahorita ya con esto, sin casa y sin ingresos, pues se queda una así como pasmada.

En marzo pasado, la secretaria del Migrante de Michoacán, Brenda Fraga, mencionó a Coalcomán, Chinicuila, Aquila y Coahuayana entre siete municipios de los cuales a lo largo de los últimos años han sido desplazadas 20 mil personas a causa de la violencia, muchas de las cuales se encontraban en Tijuana en espera de conseguir asilo o una visa humanitaria en Estados Unidos.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2395 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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