Luis Echeverría Álvarez

Díaz Escobar: De la matanza de estudiantes en México a simpatizante de Pinochet en Chile

Ni entre sus íntimos el dictador encontró a un partidario tan adicto a él como el coronel mexicano Manuel Díaz Escobar, quien, después de dirigir a los francotiradores que dispararon en la Matanza de Tlatelolco y al grupo paramilitar de Los Halcones, fue enviado a Chile por Luis Echeverría.
viernes, 22 de julio de 2022 · 19:09

Ni entre sus íntimos el dictador Augusto Pinochet encontró a un partidario tan adicto a él como el coronel mexicano Manuel Díaz Escobar, quien, después de dirigir a los francotiradores que dispararon en la Matanza de Tlatelolco y al grupo paramilitar de Los Halcones, fue enviado a Chile por el presidente Luis Echeverría. En los siguientes extractos de su libro Los Presidentes, Julio Scherer García da cuenta de la buena fortuna de quien fue el agregado militar durante el golpe en el cual fue asesinado el presidente Salvador Allende.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Protegido por el presidente de la República, resguardado su pasado, reapareció el coronel Manuel Díaz Escobar como agregado militar y aéreo de la embajada de México en Chile, el 1 de marzo de 1973. Desde el primer día fue privilegiada su posición. Percibía un sueldo superior al del embajador Martínez Corbalá, de acuerdo con una ley no escrita del Servicio Exterior, y no rendía cuentas al jefe de la misión. Fue suya la plaza de Santiago para los movimientos que a él le parecieran convenientes. 

No habría podido reunir Echeverría dos hombres tan opuestos corno el embajador y el agregado militar y aéreo. Formado en grupos de izquierda, Martínez Corbalá confiaba en la Unidad Popular y en el presidente Allende. Admirador del general Cárdenas, fue simpatizante del Movimiento de Liberación Nacional que auspició el expresidente. Sin temor a represalias, se opuso al delito de disolución social que aprobó la Cámara de Diputados bajo el gobierno de Díaz Ordaz. “En contra”, gritó con la mano en alto en pleno recinto priista.

Díaz Escobar tuvo fama de buen soldado hasta el día en que torció su carrera militar. Cambió los honores de su clase por los premios políticos. Ascendió hasta el grado de general de división sin pena ni gloria. 

–¿Tuviste alguna relación con Díaz Escobar en Santiago? –le pregunté sin rodeos a Martínez Corbalá.

–Cero –me respondió también sin rodeos.

–¿Supiste de sus andanzas en Chile?

–Simpatizó con Pinochet y censuró la política exterior de México.

–En la posición de Díaz Escobar, no podría haberse atrevido a tanto –le dije al actual senador por San Luis.

–¿Tú crees?

Poco después, por cauces privilegiados, llegó a mis manos una carpeta negra, liviana. Volví con Martínez Corbalá.

Leyó los papeles, sin prisa. Son copia de los informes que el coronel Díaz Escobar envió al general Cuenca Díaz a partir del golpe del 73. 

Observé al senador, los ojos pegados a los documentos. Terminada la lectura me vio, tenso y lívido.

–No me extraña –dijo.

El tema lo altera por razones inapelables. Exhibe orgulloso en la sala de su casa una charola de plata, obsequio de personajes metidos en su corazón. Grabada en la pieza se lee esta inscripción: “Con profundo afecto al embajador Gonzalo Martínez Corbalá, defensor de la vida, la libertad y la dignidad humana en Chile. Chilenos en México. Marzo de 1975. Patricio Hevia, Hortensia Bussi de Allende, Hugo Vigorena, Hugo Miranda, Mario Montanari”. 

Ni entre sus íntimos habría encontrado Pinochet un partidario tan adicto como el agregado militar y aéreo de la embajada de México en Chile. Díaz Escobar lo tuvo por el hombre del destino en la hora crucial de Chile. Al presidente Allende lo despreció vivo y muerto. De la historia del coronel diplomado de Estado Mayor dan cuenta sus partes al secretario de la Defensa Nacional, general Hermenegildo Cuenca Díaz. El 14 de septiembre de 1973, asesinado Allende, victorioso Pinochet, le informa:

“Reuniéronse frente a la cancillería 18:00 horas numerosos chilenos gritando asesinos a los asilados y muy molestos con embajador por protegerlos. 

“Existen sentimientos antimexicanos por inclinación nuestro país en favor Allende, su política y familiares. No explicándose cómo México apoya al destructor este país. La mayor parte asilados son comunistas agitadores y extranjeros entrenados en Cuba y otros países y actuado en varias situaciones parecidas en otros países. Considero que puedan crear problemas a México en futuro próximo. Cancillería está rodeada por carabineros y corre peligro de ser atacada con graves consecuencias por gran cantidad de niños y mujeres asilados por lo que es conveniente transportarlos cuanto antes.

Texto publicado en el número 2385 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 17 de julio de 2022.

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