Luis Echeverría Álvarez

Premiados por reprimir

Los responsables directos e indirectos de la matanza del 10 de junio de 1971 nunca pisaron la cárcel. Por el contrario, varios de ellos fueron recompensados. La lista es larga. Aquí algunos de ellos.
jueves, 21 de julio de 2022 · 18:46

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Los responsables directos e indirectos de la matanza del 10 de junio de 1971 nunca pisaron la cárcel. Por el contrario, varios de ellos fueron recompensados: obtuvieron promociones en sus carreras o escalaron en los cargos públicos. 

Y es que, además del grupo Los Halcones –autores materiales del ataque– y de Luis Echeverría –autor intelectual–, hubo otros funcionarios que desde las estructuras del Estado permitieron –por acción u omisión– que el crimen se cometiera y que posteriormente se mantuviera impune.

La lista es larga. Aquí algunos de ellos:

Rogelio Flores Curiel

Jefe de la Policía del Distrito Federal. Los oficiales a su cargo no intervinieron para evitar los diversos ataques de Los Halcones durante la marcha del 10 de junio de 1971; más aún, existe evidencia gráfica de que policías y granaderos los ayudaron a realizar esos ataques. Tras los acontecimientos, el presidente también le pidió la renuncia. Regresó a su escaño en el Senado. Posteriormente obtuvo otra recompensa: fue gobernador de Nayarit (1976-1981).

General Jesús Castañeda Gutiérrez

Jefe del Estado Mayor Presidencial. Cuatro o cinco días antes del 10 de junio de 1971 le fue “trasladado el mando” de Los Halcones. En 1968 era el segundo al mando del cuerpo de fusileros paracaidistas que entraron en la Plaza de las Tres culturas el 2 de octubre de ese año. Cuando el comandante José Hernández Toledo fue herido, Castañeda Gutiérrez asumió el mando. 

General Hermenegildo Cuenca Díaz

Secretario de la Defensa Nacional. Parte de los integrantes de Los Halcones provenían del Ejército (sobre todo sus cuadros directivos) con la anuencia de sus mandos superiores. Un día antes de la matanza, instruyó que varios destacamentos militares se concentraran en la Ciudad de México y desplegó contingentes en el Zócalo. El día de los ataques, ordenó el envío a la Normal y a San Cosme de pertrechos y suministros “durante el periodo de operación”. Cuando terminó el sexenio, el PRI lo postuló candidato a la gobernatura de Baja California. Sin embargo, murió el 17 de mayo de 1977, a la mitad de su campaña política.

Julio Sánchez Vargas

Procurador general de la República. Recibió de manera oficial la “instrucción presidencial” de llevar a cabo una investigación sobre los hechos del 10 de junio y de sancionar a los responsables. Nunca lo hizo. Unas semanas después de la matanza –y ante la presión de algunos medios de comunicación–, adelantó un primer resultado de sus pesquisas: la existencia de armas entre los estudiantes que participaron en la manifestación de ese día. Renunció como procurador del 19 de agosto de ese año. En 1979 fue nombrado ministro de la Suprema Corte de Justicia. 

Coronel Manuel Díaz Escobar

Alias El Maestro. Fue el jefe máximo de Los Halcones. Los manejaba desde la Subdirección de Servicios Generales del Departamento del Distrito Federal, cargo que ocupó por disposición directa de Echeverría. En 1973 fue enviado a Chile como agregado militar en la embajada de México en ese país. Fue ascendido a general de brigada y fue comandante de las zonas militares de Tancol (Tampico, Tamaulipas), Plan Ganador (Culiacán, Sinaloa) y la plaza de Villa Acuña (Coahuila).

Alfonso Martínez Domínguez

Regente del Departamento del Distrito Federal de 1970 a junio de 1971. Mantuvo en su cargo a Díaz Escobar y mantuvo los recursos y cobertura hacia Los Halcones. Tras la matanza del Jueves de Corpus, negó la existencia de este grupo paramilitar: “Son una leyenda”, dijo. Una semana después el presidente Echeverría le pidió su renuncia, lo que fue interpretado como una sanción por su responsabilidad en los hechos. El régimen reivindicó su lealtad unos años más tarde: fue gobernador de Nuevo León de 1979 a 1985, director de Aeropuertos y Servicios Auxiliares de 1988 a 1994 y senador durante los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.

Mario Moya Palencia

Secretario de Gobernación. Aplicó una estrategia para ocultar los hechos. El exdirigente de izquierda Heberto Castillo recordó que Moya Palencia lo llamó a su despacho y le mostró fotografías de estudiantes asesinados el 10 de junio. Le dijo: “Tengo instrucciones del presidente de decirle que no habrá más información sobre esto”. Al concluir el sexenio fue director general del Fonatur y posteriormente embajador de México ante la ONU, Japón, Cuba e Italia.

Los Halcones

Fueron los autores materiales de los ataques violentos contra los participantes de la marcha estudiantil del 10 de junio de 1971. Lo integraron entre 800 y 3 mil elementos. Sus mandos provenían del Ejército y se nutrió con militares, “porros” del IPN y de la UNAM, e integrantes de pandillas de barrios marginales. Fueron entrenados en artes marciales y uso de armas. Su centro de entrenamiento (al que llamaban R-15) se encontraba en el área de Cuchilla del Tesoro, de San Juan de Aragón. Estaban adscritos al Departamento del Distrito Federal, de donde salía su salario: 650 pesos mensuales en promedio. El grupo fue disuelto 10 días después de la matanza. 

Capitán Luis de la Barreda Moreno

Jefe de la Dirección Federal de Seguridad (DFS). Los estudiantes denunciaron que agentes judiciales actuaron de manera encubierta durante los ataques. Informó puntualmente de los hechos –mientras éstos sucedían– a sus superiores: el subsecretario Fernando Gutiérrez Barrios, el secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, y al propio presidente Echeverría. 

Emilio Óscar Rabasa MishkIn

Secretario de Relaciones Exteriores. Solicitó a nombre del gobierno de México entrenamiento en Estados Unidos para un grupo de Halcones. Tras la matanza, ofreció a la embajada de ese país “garantías” de que el gobierno de México se haría cargo de manejar a la prensa en caso de que dicho entrenamiento en Estados Unidos trascendiera a la opinión pública.

Reportaje publicado en el número 2385 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 17 de julio de 2022.

Comentarios