Estados Unidos
Racismo, antifeminismo, desprecio por la ecología… La llegada del tsunami conservador
La prohibición del aborto, de la participación de niñas trans en deportes escolares y del uso de palabras “controvertidas” en las aulas –no se puede hablar de racismo o esclavitud–, además de la continua cacería de migrantes, son fenómenos muy visibles en Texas, pero que se replican en todo EU.La prohibición del aborto, de la participación de niñas trans en deportes escolares y del uso de palabras “controvertidas” en las aulas –no se puede hablar de racismo o esclavitud–, además de la continua cacería de migrantes, son fenómenos muy visibles en Texas, pero que se replican prácticamente en todos los estados de la Unión Americana, sobre todo gracias a que la Corte Suprema anuló el derecho federal a la interrupción del embarazo. Este clima conservador y de evidente supremacismo blanco se da en vísperas de las elecciones legislativas de noviembre, donde los republicanos tienen previsto arrasar.
DALLAS, TEX. (Proceso).— Los jueces nombrados por los republicanos anularon la elección libre de seguir o no un embarazo en Estados Unidos, anularon la histórica batalla ganada hace casi 50 años con el caso Roe vs. Wade y anularon una ley que se suponía irrevocable. Hace dos semanas la mayoría conservadora en la Suprema Corte borró de tajo el derecho constitucional al aborto y profundizó, aún más, la grieta en un país dividido.
A lo largo de Estados Unidos las legislaturas estatales dirigidas por republicanos están echando abajo los derechos reproductivos, prohibiendo libros, legislando contra los jóvenes trans y sus familias, y censurando los programas escolares sobre racismo, sexismo, asuntos LGBTQ+. Y parte de esto se ha desencadenado con más velocidad desde la era de Donald Trump, quien tiene la mira puesta en la elección de 2024.
Texas, por ejemplo, en el último año prohibió casi totalmente el aborto e impuso multas de hasta 10 mil dólares a las personas que ayuden con la interrupción del embarazo. Prohibió, además, la participación de niñas transgénero en deportes femeninos escolares, intentó que madres y padres de niños trans fueran investigados por abuso infantil y censuró a los maestros para que en el salón de clases no hablen de racismo ni de temas “controvertidos”. Unos días atrás, la agencia estatal de educación propuso cambiar la palabra “esclavitud” por el eufemismo “reubicación involuntaria” en los planes de estudio.
En el tema migratorio, el gobernador Greg Abbott mantiene una operación cazamigrantes y habla de una “invasión”: apenas el jueves 7 emitió una orden ejecutiva en la que autoriza a la Guardia Nacional de Texas y al Departamento de Seguridad Pública a aprehender indocumentados y devolverlos a México.
Abbott está en campaña y la agenda conservadora es su mayor carta para ganar la elección en noviembre próximo.
“Lo que estamos viendo es que los grupos conservadores y la gente de la derecha están tomando cada vez más el control”, dice a Proceso Jonathan Guadian, joven activista en Tarrant, uno de los condados más grandes de Texas y que coopera estrechamente con el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) para la deportación de migrantes.
Mucho de esto viene de las fuerzas reaccionarias que están tratando de afirmar los valores de la supremacía blanca y montarse como los jefes del gobierno estadunidense. Fracasaron en la elección en la que creían que iba a ganar Donald Trump, los demócratas obtuvieron muchas victorias significativas en los últimos años, y ahora estamos viendo que se manifiestan no sólo en las decisiones de la Corte Suprema, sino en tribunales estatales y legislaturas.”
Como integrante de la organización ICE Out of Tarrant (ICE Fuera de Tarrant), Guadian enseña a los migrantes del condado cómo defenderse en casos de redadas, tiene un grupo que vela por los derechos de los migrantes jóvenes DACA (Programa de Acción Diferida para los llegados en la Infancia), pugna por los derechos de los presos en los condados de Tarrant y Dallas, monitorea casos de covid en las prisiones locales, lucha por la apertura de datos y la transparencia de información, organiza protestas y acompaña manifestaciones para defender derechos civiles, reproductivos, políticos, sociales.
Guadian es una de las caras visibles entre la resistencia civil en Texas y en un país donde cada vez más gente toma las calles para protestar, más aún después de que la Corte Suprema dejó a los estados la decisión de regular el aborto.
En las últimas cinco semanas –entre el 2 de mayo y el 6 de julio–, Estados Unidos ha registrado 2 mil 481 protestas, un promedio de 65 cada día.
“Un aspecto importante de la ola de protestas en Estados Unidos por el derecho al aborto que comenzó el 2 de mayo son las conexiones que los manifestantes están haciendo entre el derecho al aborto y otros temas”, dice a esta reportera Jay Ulfelder, investigador de la Universidad de Harvard que está siguiendo las protestas relacionadas con sentencias en contra del aborto para The Crowd Counting Consortium (Consorcio de Conteo de Multitudes).
La mayor parte de las manifestaciones recientes tienen como foco central los derechos de la mujer y el acceso a la salud. Y suelen ser protestas, señala Ulfelder, donde abundan referencias a la religión: “Mantén tus rosarios fuera de mis ovarios”, “Mantén tu teología fuera de mi biología” o “No soy miembro de tu club de lectura” con una imagen de la Biblia.
Solidaridad femenina
Después de fallo de la Corte Suprema revocando el derecho del aborto, grupos de mujeres se están organizando para comprar boletos de avión para las personas gestantes que no tienen acceso al aborto y deben ir a un estado refugio, como Illinois, California o Nueva York. Y también están armando redes nacionales y con grupos mexicanos para importar kits de medicamentos abortivos.
“Estamos ante dos países”, dice a Proceso Gabriela Benazar, vocera de la organización Planned Parenthood en Estados Unidos, una de las más grandes en el tema de salud reproductiva, “y en estos dos países las personas de origen latino son las más afectadas”.
Los latinos son 18% de la población en Estados Unidos, pero equivalen a 35% de las personas que no tienen seguro, y el acceso es más desigual porque los cuidados de salud están atados a un seguro médico y el seguro médico está ligado al estatus migratorio y al trabajo que una persona tenga.
“Que Estados Unidos es un país profundamente desigual no es noticia para nadie”, manifestó Benazar. Y pone un ejemplo elocuente de un país dividido:
“Una mujer de 25 años con un estatus migratorio, con TPS, residencia, con visa, incluso con ciudadanía, latina, con ingresos y educación similar a otra de la misma edad, pero en otro estado, como California, Illinois o Nueva York, podrá acceder a cuidados esenciales de salud sexual y reproductiva; la otra con el mismo perfil, no.
En estados como Texas, Oklahoma o Misuri no podrá hacerlo y ahí se marcará más la brecha. Esto deja a 36 millones de mujeres en edad reproductiva y a un sinnúmero de personas no binarias, trans y con capacidad de gestar sin acceso al aborto; esa es la mitad de las mujeres en edad reproductiva en todo Estados Unidos: la mitad del país”, enfatizó.
Hace unos días estuvo en un centro de salud reproductiva en Illinois, en la frontera con Indiana, donde recibieron a una mujer de Arkansas que había conducido su vehículo entre ocho y nueve horas para poder practicarse un aborto.
Estas son algunas de las consecuencias de la decisión de Roe vs. Wade.
Ultraconservadores
Misuri es uno de los lugares más conservadores del país, de acuerdo con un análisis del World Population Review. Ahí, 20 minutos, solo 20 minutos después de que la Corte Suprema anuló el derecho constitucional al aborto, la única organización que daba este servicio tuvo que cerrar.
Además de Misuri, los otros estados en la lista de los más conservadores son Misisipi, Alabama, Wyoming, Virginia Occidental, Dakota del Sur, Luisiana, Oklahoma, Tennessee y Arkansas.
La mayoría judicial republicana en la Corte Suprema no sólo ha hecho avanzar la agenda más retrógrada al anular el derecho federal al aborto, en los ultimos días flexibilizó las leyes de armas y limitó la capacidad del gobierno para luchar contra el cambio climático.
Una agenda que atasca los planes del gobierno de Joe Biden en todas estas materias y que va preparando el terreno para las elecciones de noviembre próximo, donde estarán en juego 435 escaños de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 escaños del Senado.
Lo que ocurre en Estados Unidos “refleja un patrón preocupante”, dijo Erica Chenoweth, autora del libro recién publicado Resistencia Civil: Lo que todo el mundo debe saber.
“En la medida en que la participación de las mujeres se hace más prominente en la política nacional e internacional, nuestra investigación arroja luz sobre por qué el sexismo político y la vigilancia de género también se están volviendo más virulentos.”