Nicaragua

Dora María Téllez, una víctima por la que AMLO podría interceder

Amigos y familiares de la excombatiente sandinista y excompañera de armas del mandatario nicaragüense Daniel Ortega, quien lleva casi un año presa, aislada, subalimentada y sin recibir visitas, señalan que el gobierno de López Obrador está en capacidad de interceder para que ella sea liberada.
jueves, 2 de junio de 2022 · 18:56

Lleva casi un año presa, aislada, subalimentada, en la oscuridad, sin recibir visitas. Es Dora María Téllez, excombatiente sandinista y excompañera de armas del mandatario nicaragüense, el mismo que ordenó su castigo porque la Comandante Dos osó defender la vía democrática en Nicaragua, nación que no está invitada (ni asistiría) a la Cumbre de las Américas. Ahora, amigos y familiares de la mujer señalan que el gobierno de López Obrador está en capacidad de interceder para que ella sea liberada.

BOGOTÁ (Proceso).—  La excomandante sandinista Dora María Téllez, quien el mes próximo cumplirá un año detenida en el penal El Chipote, en Managua, no alcanza a ver el borde de sus pies. Y no es porque le falle hasta ese punto la vista, sino porque la celda de aislamiento donde está recluida permanece en penumbras las 24 horas del día.

Vivir a oscuras en un pequeño calabozo, con exiguas raciones de comida, con una anemia que le produce manchas blancas en los brazos y sin atención médica adecuada no es lo peor para esta exguerrillera que, como ministra de Salud de Nicaragua, en los ochenta, fue pionera en América Latina en la ejecución de políticas de género en una región profundamente machista.

La peor de todas sus carencias en prisión es que sus carceleros la hayan despojado de una pasión: la lectura. Ella, desde niña, leía literatura, poesía, historia, filosofía y política. Hoy sus custodios le confiscan los libros que le envían sus familiares y amigos. La orden es mantenerla aislada del mundo. Hace unos días la visitó su hermano Óscar Ramón y no le permitieron verla.

En los círculos de familiares de presos políticos nicaragüenses se sabe que Dora María ha perdido mucho peso, que está muy demacrada y que un médico de la prisión le prescribió un ungüento, Meladinina, para tratarse las manchas en la piel, lo que sólo le empeoró el brote. La policía la interroga casi a diario. Ella dice ser defensora de los derechos humanos y guarda silencio.

Quienes tienen a Dora María allí, en El Chipote, sometida a un régimen carcelario brutal, son su antiguo compañero de armas y actual presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y la esposa de éste, la vicepresidenta Rosario Murillo, considerada la mano que mueve los hilos del poder.

La crueldad excesiva con que esta cuestionada pareja gobernante ha tratado a Dora María y a los 182 presos políticos más que hay en Nicaragua los convierte en “responsables de crímenes de lesa humanidad”, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

El psiquiatra Ignacio Maldonado, quien conoció a Dora María Téllez y al matrimonio Ortega-Murillo en la Nicaragua de los ochenta, está muy preocupado por la situación que vive la excomandante guerrillera y por el hecho de que sus carceleros sean Daniel y Rosario, dos “psicóticos”.

“Veo en Daniel y Rosario un gran cambio con respecto a lo que eran antes. Lo que hacen hoy me parece siniestro. Daniel está revelando una personalidad cada día más psicopática y narcisista, completamente centrada en sí mismo, y es muy probable que haya un vínculo patológico en la pareja y que los dos se retroalimenten esa hambre de poder desmedido y la psicopatía que tienen”, dice Maldonado en entrevista.

Maldonado, quien estudió psiquiatría en su natal Argentina y se exilió en México en los setenta, tuvo estrecho contacto en esa época con revolucionarios centroamericanos que habían hecho de la capital mexicana un punto de encuentro al amparo de los gobiernos priistas de esos años.

Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2378 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 29 de mayo de 2022.

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