Guerra en Ucrania
Abramovich, nuevo portugués, bajo investigación
Roman Abramovich, exdueño del Chelsea y personaje cercano a Vladimir Putin, se amparó en la portuguesa Ley de Nacionalidad para convertirse en luso, alegando un origen sefardí. Pero Lisboa ya investiga cómo logró el multimillonario ruso hacerse lusitano, pues habría violado varios procedimientos.Roman Abramovich, exdueño del Chelsea y personaje cercano a Vladimir Putin, se amparó en la portuguesa Ley de Nacionalidad para convertirse en luso, alegando un origen sefardí. Pero Lisboa ya investiga cómo logró el multimillonario ruso hacerse lusitano, pues habría violado varios procedimientos. Con el telón de fondo de la invasión a Ucrania, la investigación abarca a otros millonarios originarios de Rusia y hasta al rabino de la Comunidad Hebrea de Oporto, quien fue detenido.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– El oligarca ruso Roman Abramovich es el portugués más rico del mundo. Así ironizaba la prensa después de que el diario luso Público destapara que el multimillonario obtuvo la nacionalidad y un pasaporte oficial mediante procedimientos hoy sujetos a investigación judicial, aprovechando la vía que abrió la Ley de la Nacionalidad para los descendientes de la antigua comunidad judía sefardí expulsada de Portugal en 1496 por el rey Manuel I.
Esta ley permite desde 2015 nacionalizar como portugueses a los descendientes de esta comunidad –al acreditar su linaje, entre otros requisitos– que fueron expulsados de ese país, cuatro años después de que los Reyes Católicos también obligaron a los sefardíes a abandonar los territorios de las coronas de Aragón y Castilla (Proceso 2376).
El escándalo de Abramovich, exdueño del club inglés de futbol Chelsea, poseedor de cinco de los superyates más lujosos del orbe, de una flotilla de jets y de una fortuna que Bloomberg cifra en 13 mil 900 millones de dólares, llevó a la justicia portuguesa a intensificar en marzo la investigación sobre la forma en que obtuvo la nacionalidad.
Era el momento en que, tras estallar la guerra en Ucrania, el pasado 20 de febrero, los oligarcas rusos estaban en el foco de la atención mundial por las sanciones que les impusieron los países occidentales por su estrecha vinculación con el régimen de Vladimir Putin.
El diario portugués publicó su investigación el 18 de diciembre (“Roman Abramovich es ciudadano portugués desde abril”, tituló) y en enero la Fiscalía General de Portugal inició una investigación al detectar posibles irregularidades en la tramitación de éste y otros expedientes para facilitar la nacionalidad bajo el criterio de los antecedentes históricos de los judíos ibéricos, en los que se podrían haber cometido delitos como tráfico de influencias, corrupción, falsificación de documentos, blanqueo de capitales, fraude fiscal y asociación criminal.
A raíz de este escándalo, el gobierno portugués hizo modificaciones a la Ley de Nacionalidad para endurecer los requisitos para la obtención de la nacionalidad por la vía sefardí. “Desde este 1 de septiembre entraron en vigor nuevos requisitos que tienen que cumplir los solicitantes”, entre ellos hablar el idioma, demostrar que tienen vínculos reales con el país, incluso propiedades o inversiones en su territorio, explica a Proceso la abogada Neyvi Tolentino, especializada en temas migratorios.
Efectivamente, el portal del Ministerio de Justicia dio a conocer el decreto de ley que exige la demostración de una vinculación real con el país. Es decir, aparte de acreditar el linaje de la raíz sefardí con un estudio certificado, se exige la posesión de un inmueble heredado o los viajes frecuentes a Portugal. La medida fue aprobada por el Consejo de Ministros y promulgada en marzo por el presidente Marcelo Rebelo de Sousa. Hasta antes del 30 de agosto hubo un alud de solicitudes para brincar los nuevos requisitos.
Cercano a Putin
El estallido de la guerra en Ucrania colocó a Abramovich en los focos de atención internacionales, sin duda por ser uno de los oligarcas con un perfil más público, al ser el dueño del Chelsea Football Club, uno de los más destacados de la Premier League de Reino Unido, y por los excéntricos lujos que lo rodean. Pero sobre todo porque los gobiernos occidentales lo señalan por su estrecha relación con Vladimir Putin.
De poco le sirvió haber llegado incluso a los tribunales londinenses para hacer patente una cierta distancia con el Kremlin, porque Estados Unidos lo incluyó en una lista (elaborada en 2018) en la que insiste en esa cercanía. Y su nombre también aparece en un informe elaborado por la Unión Europea (UE), que fue la base para imponer sanciones a los oligarcas.
El 26 de marzo la UE hizo público el informe para sancionar a 15 oligarcas rusos, en el que señala que “Abramovich, propietario del Chelsea Football Club de Londres” (Reino Unido), tiene “largos y estrechos vínculos” y “acceso privilegiado” a Putin, con quien “ha mantenido muy buenas relaciones”.
Esa conexión, añade, ha ayudado a Abramovich a “mantener su considerable riqueza”. La UE lo ubica como uno de los principales accionistas del grupo siderúrgico Evraz, uno de los más fuertes contribuyentes de Rusia. A la fecha, los distintos países occidentales han sancionado a 96 oligarcas y a 114 altos funcionarios del Kremlin por esos vínculos.
Se sumó a todo que el gobierno británico congeló los activos del multimillonario ruso y lo obligó a poner en venta el Chelsea, bajo la cercana observación del gobierno, además de su patrimonio inmobiliario. Su visa británica está congelada, aunque también cuenta con las nacionalidades israelí y lituana.
En el pasado, el multimillonario pasó por dos juicios en los que combatía señalamientos que lo acercaban a la figura del presidente ruso. El primero de ellos, un dilatado proceso judicial que se inició en 2011, en el que otro oligarca ruso, Boris Berezovski, lo acusaba de chantajearlo e intimidarlo para que le vendiera sus acciones de la petrolera Sibneft a un “valor sustancialmente inferior al verdadero y lo hizo a través de amenazas”, según alegó el abogado del demandante, Laurence Rabonowitz, informó un cable de la agencia Reuters.
Tras caer en desgracia por criticar a Putin, Berezovski fue presionado por su antiguo discípulo, a quien terminó vendiendo su participación en Sibneft presionado “por temores de que, si se negaba, Abramovich se aseguraría de que Putin interviniera y las acciones fueran expropiadas”, dijo el abogado al tribunal.
La justicia británica dio la razón a Abramovich y Berezovski fracasó en su intento por recibir una compensación de 3 mil 750 millones de euros por el supuesto abuso de confianza, chantaje y ruptura de contrato por parte de su antiguo discípulo. En esta batalla legal ninguno de los dos contendientes aportó pruebas sustanciales, sino que se basó en sus testimonios, en cuya credibilidad se basó el tribunal para emitir su veredicto, y en el que el dueño del Chelsea salió mejor parado.
Abramovich también llevó a los tribunales a la periodista Catherine Belton que en 2020 publicó Putin’s People, volumen en el que se afirmaba que la compra del Chelsea en 2003 fue una decisión de Putin para tener un club que vendiera una buena imagen de Rusia en el Reino Unido.
El oligarca siempre negó ese extremo, consideró que eran afirmaciones “falsas y difamatorias” y gracias a su maquinaria jurídica alcanzó un acuerdo para que la editorial y la periodista incluyeran algunas de sus explicaciones en la obra.
Detenciones
En marzo, la Policía Judicial de Portugal confirmó en un comunicado la operación que dirige la Unidad Nacional de Combate a la Corrupción sobre los avales para obtener la nacionalidad por la vía sefardí, que incluyó registros en domicilios y despachos de abogados presuntamente implicados.
Uno de los detenidos por esa investigación fue el rabino de la Comunidad Hebrea de Oporto, Daniel Litvak, quien certificó el supuesto linaje sefardí del oligarca ruso para la obtención de la nacionalidad portuguesa, hecho que, desde que se conoció, despertó críticas y sospechas.
El gobierno de Portugal había concedido en exclusiva a las Comunidades Israelitas de Lisboa y Oporto la potestad para certificar la ascendencia sefardí de los?solicitantes.
Cuando se conoció la noticia, el líder opositor ruso Alexéi Navalni fue uno de los que llegó a acusar a Portugal de recibir sobornos para naturalizar al oligarca ruso, según publicó Euronews.
Litvak fue detenido el pasado 10 de marzo mientras se preparaba para viajar a Israel, informó Público. Dos días después el rabino quedó en libertad tras prestar declaración sobre su presunta implicación en las irregularidades citadas y por presuntamente lucrar con la tramitación de la ciudadanía lusa. Las autoridades le impusieron medidas cautelares, entre ellas le impidieron abandonar el país y tuvo que entregar su pasaporte.
Por sus manos pasó la aprobación de la ciudadanía portuguesa de Abramovich, que duró apenas seis meses.
Los investigadores sospechan que han podido desviarse 335 millones de euros de las donaciones recibidas por la organización religiosa desde que entró en vigor la legislación.
El segundo acusado es el abogado Francisco Almeida Garrett, que pertenece a la dirección de la Comunidad Judaica de Oporto y es sobrino de Maria de Belém Roseira, la diputada socialista que defendió la laxa redacción de la legislación para los sefardíes, publicó el diario español El País.
Abramovich fue uno de los principales contribuyentes del Museo del Holocausto de Oporto, que se abrió al público en abril de 2021, un mes antes de que el multimillonario ruso visitara la ciudad para acudir a la final de la UEFA en el estado del Dragón, que disputaron a finales de mayo el Manchester City y el Chelsea.
Uno de los comisarios del Museo del Holocausto es Hugo Miguel Vaz, que se encargó de introducir en la Wikipedia información sobre los antecedentes judíos de Abramovich, al tiempo que se tramitaba ante la administración portuguesa su expediente, según Público.
Vaz editó en 18 ocasiones el perfil del multimillonario en sus versiones inglesa y portuguesa para hacer constar datos sobre sus abuelos judíos.
El multimillonario también encabeza y financia la entidad hebrea en su país que lo certificó como sefardí. Abramovich encabeza la junta directiva de la Federación de Comunidades Judías de Rusia, que preside el rabino Alexander Boroda, quien avaló su ascendencia sefardí y que fue una de las llaves para obtener la naturalización como ciudadano portugués y de la Unión Europea.
Otro oligarca ruso, Andrei Rappaport, cuya fortuna se estima en cerca de mil 200 millones de dólares, obtenida de su paso por la banca y las compañías petroleras y energéticas estatales luego de privatizadas, también obtuvo la nacionalidad lusa.
El multimillonario israelí Lev Leviev, conocido como El Rey de los Diamantes, amigo de Abramovich y de Berel Lazar, el rabino jefe de Rusia y próximo a Putin, fue certificado en 2020 por la comunidad de Oporto, según documentó el semanario luso Expresso.
El oligarca ruso God Nisanov está a la espera de la naturalización portuguesa, identificó el diario Público. Sin embargo, también fue uno de los miembros de esa élite económica sancionada por Occidente.
El pasado 2 de junio, al anunciar una nueva ronda de sanciones, Estados Unidos incluyó en ellas a Nisanov, a quien el titular del Departamento de Estado, Antony Blinken, describió como “un inversor inmobiliario y uno de los hombres más ricos de Europa y estrecho colaborador de funcionarios rusos”. En 2014 fue honrado en el Kremlin por Putin con la Orden de la Amistad.
Horas después del anuncio, el Congreso Judío Mundial anunció que Nisanov había sido apartado de la dirección de la organización a causa de las sanciones como consecuencia de la guerra en Ucrania.
Las consecuencias
En marzo, cuando se iniciaron las pesquisas, el Ministerio de Justicia portugués tenía en trámite 86 mil 500 peticiones de nacionalidad y había concedido más de 32 mil. La mayoría habían pasado por la comunidad judía de Oporto.
La abogada Neyvi Tolentino explica en entrevista que “este caso del señor Abramovich coincidió con una enmienda a la ley portuguesa y se endurecieron los requisitos para solicitar la nacionalidad por vía sefardí. Nunca se explicaron las razones por las que se hicieron esos cambios en los requisitos para solicitar la nacionalidad por la vía sefardí.
“Pero sucede que es a raíz de que hacen una inspección a todos los rusos, y este señor alega que es europeo y que tiene el pasaporte portugués por descendencia sefardí, y eso provocó la investigación para saber la ruta de la autorización de ese pasaporte. En Portugal y fuera hay críticas porque pudo haber incurrido en métodos ilegales para hacerse de la nacionalidad y el pasaporte, por eso se inició la investigación y se modificó la ley”, explica.
Añade que sólo desde su despacho estaban gestionando, antes del 30 de agosto pasado, entre ocho y 10 expedientes diarios de solicitantes que querían evitar los nuevos requisitos, más endurecidos, que impuso Portugal.
“Antes no era necesario hablar portugués, ahora sí lo están exigiendo. También se ha impuesto que se tengan bienes inmuebles, negocios con una empresa portuguesa o un vínculo real con el país, incluidos viajes frecuentes”, explica la jurista, quien aclara que, a diferencia de España, cuya ley sí tuvo un límite temporal, Portugal mantiene vigente la Ley de Nacionalidad Sefardí de 2015.
“Son cuatro requisitos que no existían antes y que modifican por completo toda la ley. Desde nuestro despacho hicimos la presentación de las solicitudes antes del 30 de agosto, sin esperar el visto bueno de la Federación Judía sefardí, aunque nosotros en todos los casos, sin excepción, lo hicimos con el estudio de genealogía, para asegurarnos de que el solicitante tenía ascendencia sefardí, y eso nos permite luego presentar el informe completo, aunque hayan entrado en vigor las nuevas restricciones”, sostiene.
Hasta antes de la entrada en vigor de la enmienda a la ley portuguesa, explica, por su despacho seguían siendo Colombia, México, República Dominicana y Venezuela algunos de los países donde había más solicitantes.