Deportes

Caso Sergio Mitre: Una historia de muerte, violencia, tortura... y negligencia

Comenzó en Saltillo el juicio de Sergio Mitre, exjugador de los Yanquis de Nueva York y de los Marlines de Florida, quien está acusado del feminicidio de Inés, una niña de un año y 10 meses. Sin embargo, hay altas probabilidades de que esa muerte quede impune.
viernes, 14 de enero de 2022 · 19:00

Sergio Mitre, exjugador de los Yanquis de Nueva York y de los Marlines de Florida, se enfrenta a una condena de hasta 60 años de prisión. Este lunes comienza el proceso en su contra, en Saltillo, Coahuila, por el feminicidio de Inés, niña de un año y 10 meses, hija de su expareja Liliana. Sin embargo, hay altas probabilidades de que esa muerte quede impune, debido a la serie de negligencias de la autoridad, inconsistencias en el caso y a lo desaseado de la autopsia realizada a la pequeña. En toda esta pesadilla, hay una más: el pasado violento del también expelotero de Saraperos, investigado por un equipo independiente de criminólogos y psicólogos forenses. 

SALTILLO, Coah. (Proceso)- Este lunes 10 comenzó el juicio del exligamayorista Sergio Mitre, quien está acusado del feminicidio de Inés, una niña de un año y 10 meses. De acuerdo con Liliana, madre de la pequeña y expareja del denunciado, el pelotero la golpeaba “para obligarme a abortar cuando tenía cuatro meses de embarazo”.

El abogado de Mitre, Pablo Mejía, dice que su cliente debe ser absuelto porque la Fiscalía General del Estado de Coahuila no tiene ninguna evidencia, y ni siquiera está claro qué causó el deceso de la niña. Asegura que el Ministerio Público ha hecho “un cochinero” con la investigación, con el objetivo de mostrar “como trofeo” la sentencia condenatoria de un deportista que es una figura pública.

Karla Ávila, abogada de oficio de Liliana –ésta ya fue procesada y absuelta por filicidio–, advierte que este caso quedaría impune debido a la incapacidad de la autoridad investigadora, pero también porque considera que este tipo de casos no se revisan considerando perspectiva de género e infancia, ni las vulnerabilidades, contexto y antecedentes de los involucrados. “Inés fue víctima de la violencia que Sergio Mitre también ejercía sobre su expareja”, asegura. 

“La fiscalía no tiene nada. Si quiere aportar algo tiene que usar nuestra investigación o el testimonio de Liliana, pero la torturaron. (En estos casos) no se puede mirar solamente al individuo, sino lo que está alrededor de él, como el tipo de crianza que ha tenido (el denunciado), la respuesta o no de las instituciones, en este caso, de seguridad pública, la Fiscalía y su equipo (Saraperos de Saltillo) donde estas conductas son permitidas.

“Son expresiones de masculinidad validadas por otros compañeros, porque también tratan así a sus parejas, así como por los dueños o directivos de los equipos, y no hay consecuencias; nada más le dan la palmadita en la espalda y lo sacan a que ponga su cara, pedir disculpas públicas y es todo lo que pasa”, explica Valeria Baltazar, investigadora forense independiente que participó en la defensa de Liliana.

Si Mitre es declarado culpable, podría enfrentar una condena de hasta 60 años de cárcel.

“Están creando un escenario para condenarlo, donde Sergio se vea como un hombre violento para acreditar la violencia de género, que es agresivo y maltratador de mujeres. La fiscalía tiene la tarea de demostrar la responsabilidad de Sergio y con nada de lo que tenemos aquí pueden decir que él mató a esa niña”, asegura Mejía. 

Primeras declaraciones

De acuerdo con los testimonios de Liliana y Mitre sobre la muerte de la pequeña, el domingo 12 de julio de 2020, ella se encontraba en el domicilio de Sergio Mitre, en la ciudad de Saltillo. La pequeña Inés había estado enferma desde el día anterior, llorando y con mucho vómito. Alrededor del mediodía, y ante el evidente deterioro de la niña ya desmayada, ambos pidieron ayuda a la vecina del piso de abajo –quien le rentaba un departamento al jugador– y ella en su coche los llevó a la Cruz Roja, donde Inés sufrió un paro cardiorrespiratorio. 

Por su gravedad, Inés fue trasladada en ambulancia al Hospital del Niño y 20 minutos después murió. Los médicos que la atendieron detectaron en la menor el “síndrome del niño maltratado”, pues en su cuerpo tenía moretones de distintos colores, los conocidos como “ojos de mapache”, y una serie de rasgos que levantaron sospechas, por lo cual reportaron el caso al Ministerio Público.

Elementos de la policía llevaron a Liliana y a Mitre a las instalaciones de la fiscalía estatal, donde los separaron para interrogarlos. Para entonces, familiares de Liliana llegaron a donde estaba detenida, mientras a Inés le practicaban la necropsia. El resultado de la misma se lo comunicó la doctora Brisa Alcázar a Alejandro Martínez, padre de Liliana, quien le informó que la niña murió como consecuencia “de un accidente”. 

De acuerdo con la abogada Karla Ávila, Liliana fue torturada para que incriminara a Mitre. Hombres y mujeres policías le pusieron en la cabeza bolsas llenas de salsa y de gel antibacterial; la golpearon e intentaron quemarla para que señalara al pelotero. Los gritos de la mujer alertaron a sus familiares, quienes lograron rescatarla. Aunque en ese momento se fue en libertad, en agosto de 2020 fue aprehendida y vinculada a proceso por filicidio. 

Mitre quedó detenido 48 horas, acusado de posesión de narcóticos que, asegura el abogado Mejía, le sembraron los policías. Cuando su abogado llegó para sacarlo, unos policías ya esperaban a Mitre en el exterior del inmueble, con una orden de aprehensión por feminicidio y violación impropia. Desde entonces ha estado en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Saltillo. 

Mejía explica que en la Fiscalía armaron el caso sin evidencias y fabricando pruebas con ayuda de la doctora Alcázar, quien tiene nula experiencia como forense. Después, en una de las audiencias, el segundo delito quedó descartado, pues se demostró que Inés no fue atacada sexualmente. 

Tanto la abogada de Liliana como el abogado de Mitre coinciden en que la necropsia estuvo mal hecha e igual los peritajes. La escena del crimen –el departamento del jugador– fue contaminada por los propios policías, quienes, incluso, se robaron objetos. 

Ante la falta de la debida diligencia de la Fiscalía, Karla Ávila consiguió que la criminóloga Valeria Baltazar, el sicólogo forense Aurelio Coronado y el perfilador criminal Brent Turvey se sumaran de manera gratuita para ayudarla en la defensa de la madre de la niña. 

“Liliana estaba en prisión preventiva y no había nada de investigación de la Fiscalía. A todas luces ya era culpable sin haber hecho una investigación con perspectiva de género, sin haber conseguido los antecedentes de Sergio y sin haber realizado una autopsia con protocolo de feminicidio. Esto es importante para establecer qué pasó. Participamos en el caso por las condiciones de vulnerabilidad en las que se encontraba Liliana”, recuerda Baltazar. 

El equipo llegó para hacer una investigación de muertes violentas de mujeres, como debe aplicarse de acuerdo con el Protocolo de la ONU. De entrada, solicitaron la exhumación del cuerpo de la menor para tomar las muestras que hacían falta. 

El incidente de 2019

Suspensión condicionada

Hasta hoy, la causa de la muerte de Inés es incierta. Ni la primera ni la segunda necropsias dejan claro qué ocurrió, sólo que la niña recibió un golpe muy fuerte, no saben dónde ni quién se lo dio, y a consecuencia de ello tuvo un choque hipovolémico, es decir, una pérdida de líquidos tan severa que la condujo a la muerte. No se sabe si fue por deshidratación o desangramiento. 

“La autopsia que se le practica a Inés es deficiente, negligente y no reunía el mínimo de requisitos necesarios para dictaminar sobre qué tanto había sufrido la niña antes de morir. Esto era importante porque había datos de abuso infantil desde días atrás: tenía lesiones de distintas coloraciones que implican golpes de antes”, destaca Baltazar. 

La segunda necropsia reveló una fractura en la base del cráneo y varios golpes a lo largo de la columna vertebral de Inés. 

La incorporación de estas tres personas independientes que llegaron desde Aguascalientes dio un vuelco en el caso. Liliana no tenía confianza ni en su propia abogada y se rehusaba a hablar. 

Baltazar explica que comenzó a indagar en el pasado de Mitre y así dio con un video de septiembre de 2019, donde se ve al pelotero salir corriendo desnudo del cuarto de un hotel en Saltillo, persiguiendo a una mujer, también sin ropa, a quien regresó a jalones a la habitación delante del personal de seguridad del lugar.

Como consecuencia de lo ocurrido esa noche, Sergio Mitre fue detenido y estuvo cuatro días en la cárcel. Se le procesó por violencia familiar y el caso terminó en una suspensión condicionada. Es un proceso que consiste en que el agresor reconoce su responsabilidad y se compromete a cumplir una serie de medidas de reparación y de protección para la víctima. 

Baltazar explica que Jazmín –la mujer del video– se opuso a ese acuerdo; no obstante, la juez ordenó que el jugador indemnizara económicamente a la víctima y que tomara terapias para contener su ira. Mitre ni le terminó de pagar y sólo tomó algunas sesiones con un sicólogo que no es especialista en el tema.  

“Tenemos los datos de otras víctimas que fueron parejas de Sergio y de sus propios amigos. Sus amigos que entrevistamos tenían entre 20 y 22 años, sabían de Jazmín y decían que ‘estaba gacho’ que le hubiera pegado, pero que, pues eso era entre ellos, que ellos eran sus compas y que a ellos no les hacía nada. 

“Fue una injusticia muy grande lo que causó que Sergio quedara en libertad y luego tuviera como víctimas a Liliana e Inés. Pusimos los antecedentes en nuestro reporte como parte de la línea de tiempo. Esto es importante porque en los feminicidios siempre hay que establecer si hay impunidad y el porqué. 

“Esta impunidad viene desde que Jazmín acusó a Sergio. En su carpeta de investigación encontramos evidencia de que era para clasificarlo como tentativa de feminicidio, más grave que violencia familiar. Con eso no sales, te quedas en la cárcel”, insiste Valeria Baltazar.  

En dicha carpeta de investigación aparece que Jazmín fue amenazada con un cuchillo por Sergio, que estuvo embarazada (la prueba que lo confirma se encontró en la casa de Sergio cuando hicieron el segundo peritaje de la escena del crimen), que fue obligada a abortar, recibía golpizas y estrangulamientos. Que el día de los hechos en el hotel ella estaba boca abajo desnuda y fue forzada a tener relaciones sexuales, que Sergio se colocó encima de ella y le estrelló la cara contra el piso, le rompió la nariz y le causó un esguince en el cuello. 

Antecedente en EU

Para la defensa de Liliana en el juicio por filicidio, Ávila y Baltazar obtuvieron la declaración que una mujer llamada Tonya, exesposa de Mitre, rindió en 2017 ante la Corte en California y pidió para ella y sus hijos una orden de restricción contra el pelotero. 

En el documento se leen las descripciones sobre distintos momentos en los cuales, desde que estaba embarazada (2006), fue víctima de violencia verbal, empujones y golpes por parte de Mitre. En uno de esos episodios perdió un bebé cuando tenía nueve semanas de embarazo. 

Otra de las descripciones se refiere a que el jugador mató a golpes a uno de sus dos perros. Lo hizo delante de Tonya y de sus dos hijos. Según sus dichos, los menores de edad también fueron violentados por su padre. 

Al mayor, en una ocasión, lo levantó de los cabellos y lo arrastró por las escaleras, hechos que fueron atestiguados por la mamá y una de las dos hermanas de Mitre, a quienes también golpeó cuando la pareja vivía con ellas en una casa en Chula Vista, California. 

Después de otro incidente de violencia, Tonya recogió a sus hijos en la escuela y no regresó a la casa donde vivía con Mitre. Dijo que los tres se fueron sólo con lo que traían puesto, y que ese mismo día (en 2016) llamó a la policía de San Diego para levantar, por primera vez, un reporte de violencia doméstica. 

Muchos de estos hechos ocurrieron cuando Mitre era un jugador activo con los Marlines de Florida y los Yanquis de Nueva York. En 2017 llegó a la Liga Mexicana de Beisbol con los Toros de Tijuana. 

Baltazar. Perfil del pelotero. Foto: YouTube

Relato sobre Inés

El caso de Alejandra, una mujer de Torreón, que también fue violentada por Mitre –contó cómo la pateó, la dejó sin respirar en el suelo mientras se reía de ella, intentó apagarle un cigarro en la cara y le quedó a deber dinero– sirvió para que Ávila y Baltazar lograran que Liliana se diera cuenta de que no podía seguir encubriendo al jugador de beisbol. 

Liliana se sometió a un peritaje sicológico donde, por primera vez, dio su versión de los hechos. Su narración comienza desde días antes de la muerte de Inés. Dio cuenta de distintos momentos en los cuales ella y su hija fueron golpeadas, de cómo Mitre le rompía sus teléfonos celulares, la forzaba a tener relaciones sexuales e intentaba estrangularla. 

El 8 de julio último Liliana dejó sola a Inés con Sergio. Cuando regresó la niña tenía un raspón en la nariz. Al día siguiente amaneció con los ojos morados (de mapache), lo que indica que recibió un golpe. Liliana le dijo a sus familiares que la niña se había caído. En esa semana, según su relato, Mitre la estaba presionando para que comprara unas pastillas abortivas. Como no hacía caso, la empujaba, le pegaba… Igual que a Inés. 

Aunque era madre soltera y sabía que tener otro hijo le traería más problemas con su papá –quien antes ya la había golpeado y la echó de su casa, razón por la cual se estaba quedando con Mitre–, Liliana no quería deshacerse del bebé.

El 11 de julio cuatro jugadores juveniles de los Saraperos de Saltillo llegaron al departamento de Mitre para preparar aguachiles para vender. Con la temporada de beisbol suspendida, los peloteros encontraron esta manera de ganar dinero. Liliana narró que esa mañana Inés estaba llorando, y que ella estaba lavando los trastes; Sergio estaba afuera con sus amigos cocinando los aguachiles. Sergio entró al departamento, tomó a Inés del brazo y la subió en vilo por las escaleras hacia un tapanco donde está el dormitorio; Liliana dice que cuando iba corriendo hacia arriba por su hija escuchó “un golpe seco” y vio a su hija llorando peor que antes, tirada en el piso de madera.

Al cabo de un rato Sergio y tres de sus amigos se fueron a entregar los pedidos. Uno de ellos se quedó ahí y vio cuando Inés comenzó a vomitar. Liliana se fue a casa de su mamá y juntas llevaron a la niña con un doctor en una farmacia de similares, donde, sin revisarla a conciencia, le recetó un medicamento como si tuviera una infección estomacal. La niña no paraba de pedir agua ni de vomitar. 

Liliana regresó al departamento de Sergio. Cuando éste llegó le quitó a Inés a jalones y le dijo: “No te voy a regresar a tu hija hasta que no traigas las pastillas para abortar”. Cuando Liliana regresó con ellas Sergio le metió dos en la boca y le aventó con violencia a la niña. Inés estaba acostada sobre un tapete en el piso ya sintiéndose muy mal. 

Liliana comenzó el proceso abortivo y se acostó al lado de su hija que no paraba de pedirle agua, que, así como se la tomaba la vomitaba. Como se negó a tener relaciones sexuales con Sergio dice que éste no la dejó que se acostara en la cama y pasó la noche en el piso, al lado de su hija. 

Al día siguiente Inés ya estaba desvanecida. Liliana la metió a bañar y, como ya no respondía, Sergio comenzó a darle respiración artificial. Ahí fue cuando le pidieron ayuda a la vecina para que los llevara a la Cruz Roja. 

“Dice ser víctima de violencia y eso es suficiente para que la balanza se cargue de su lado. Puede influir en el ánimo de los jueces para que digan que la Fiscalía no ofrece nada, pero lo que dijo la señora es prueba suficiente porque es violencia familiar. Liliana siempre se expresó muy bien de Sergio, que sólo las ayudaba; tengo un video donde ella, delante de sus papás, declaró eso”, dice Pablo Mejía, el abogado de Mitre. 

Ávila añade que los abogados del pelotero manipularon y asustaron a Liliana para que grabara ese video en defensa de Sergio, y que hicieron lo posible por que llevaran los procesos juntos para que ella no lo incriminara, que, incluso, en una audiencia Mitre le pidió matrimonio. 

Ávila y Baltazar sostienen que cada palabra que dijo Liliana está corroborada con los videos de las farmacias, las notas del lugar donde llevaba a reparar sus teléfonos, por lo que, alegan, no son sólo dichos. 

Anuncia contrademanda

De acuerdo con el abogado del pelotero: “La niña siempre estaba llorando aun cuando Sergio no estaba en el departamento. Todo indica que los maltratos eran por parte de la mamá, (pero) ahora cambia su versión y declara contra Sergio para evitar una condena. 

“¿Qué hace la Fiscalía? Como dices que fue Sergio, voy a utilizar tu testimonio como prueba de juicio, porque esto es lo único que me dice que fue él. En el perfil sicológico Liliana dice un montón de cosas sin sentido, ideas muy fantasiosas sobre los hechos. Los peritos determinan que es creíble su relato, pese a todas las inconsistencias e incoherencias en el testimonio. 

“Nosotros pensamos que la niña falleció por un golpe accidental, que fue ocasionado cuando se quedó sola en el departamento. Tienen un dictamen de mecánica de lesiones que dice que la niña sufrió un golpe contuso en la cabeza y en la espalda y que eso fue la causa de muerte, pero no dice con qué se lo dio. En la información que presenta la Fiscalía no hay ninguna prueba que diga que fue Sergio Mitre.” 

Mejía confía en que los testimonios que ofrecerán los cuatro jugadores juveniles de los Saraperos que estuvieron con la pareja el sábado 11 de julio ayudarán a Mitre. Lo mismo el de la vecina, quien señala que ella jamás escuchó golpes o actos de violencia en el departamento de arriba.

El abogado insiste en que Sergio ni siquiera estaba con la niña en las horas en las cuales la Fiscalía estableció que Inés recibió el golpe que la mató. También confía en los testimonios de los propios familiares de Liliana, como su abuela, su hermano y un tío, que dijeron que ella trataba muy mal a su hija. 

Añade que en su despacho él atiende a mujeres en situaciones de violencia de género y también a imputados por este delito, y asegura que muchas de quienes se deciden a denunciar no es por los golpes, sino porque encuentran mensajes (de otra mujer) en el celular del marido.

“Ahí es cuando se van con todo. El médico también fue negligente, no analizó las causas del vómito y la recetó sin revisar. Si él hubiera dicho ‘vámonos corriendo al hospital’, la niña habría podido salvarse. 

“Son varias personas las que señalan a la misma Liliana; esos testigos los proporcionó la Fiscalía, no nosotros. La propia abuela dijo en una entrevista que le diera a la niña porque no la quería. La vecina que los llevó al hospital dice que Sergio iba reanimando a la niña con respiración de boca a boca y Liliana le decía: ‘Ya déjala’.” 

Pablo Mejía adelanta que cuando Sergio Mitre sea exonerado iniciará un proceso legal contra Liliana por la reparación del daño. “Haremos una cuantificación de cuánto le costó a Sergio estar dos años de su vida en el Cereso”, advierte. 

Historial de violencia

Para Karla Ávila y Valeria Baltazar son muy claros los antecedentes de violencia de Sergio Mitre contra otras mujeres, como su mamá, hermanas y al menos cinco exparejas. A su vez, las condiciones de violencia familiar, del papá ausente de Inés y la juventud de Liliana –tenía 17 años cuando fue mamá y 19 cuando conoció al jugador que tenía 39– fueron un caldo de cultivo perfecto para el abuso. 

“Hay otro término que denominamos ‘fuerza brutal’, que no solamente se enfoca en la cantidad de daño, sino a quién se lo haces. Inés, por ser una niña indefensa, es lo que establecimos que existía. Hay una fuerza brutal por esta incapacidad de defenderse y la motivación era el enojo. 

“¿Por qué habría de agredir a una niña? El agresor en este caso indica también la naturaleza feminicida del delito. Esta es la razón de género. ¿Por qué golpeo mujeres?  ¿Por qué no golpeo a mis amigos hombres? En este caso hay una visión, una concepción de las mujeres que tiene el agresor, como objetos desechables. La víctima fue atacada de esta manera, era completamente vulnerable y dependiente. 

“Sergio cumple este perfil, tiene una incapacidad para controlar la ira, un temperamento violento en todos los contextos, un historial de violencia de género y violencia contra niños.

“No son monstruos, no son locos que no pueden parar, son ‘hijos sanos del patriarcado’ porque hay una validación cultural, social e histórica ante este tipo de crímenes. Con Jazmín, pese al video, no pasó nada porque Sergio Mitre tiene el capital, tiene los recursos para contratar abogados particulares que, por cierto, los de ahora son los mismos que lo sacaron del problema con Jazmín. 

“En la cárcel Sergio se la está pasando a toda madre. Ya tiene una nueva pareja, le llevan sus tenis, su comida, sus regalos. Es el rey del reclusorio”, denuncia Valeria Baltazar.  

Reportaje publicado en el número 2358 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 9 de enero de 2022.

Comentarios