Tokio 2020
Una arquera con estrella
Ubicada en el lugar 19 de las mejores arqueras del mundo, Ana Paula Vázquez llega a sus primeros Juegos Olímpicos con el objetivo fijado en la victoria. A sus 20 años de edad, esta joven es considerada el nuevo rostro de la especialidad.Ubicada en el lugar 19 de las mejores arqueras del mundo, Ana Paula Vázquez llega a sus primeros Juegos Olímpicos con el objetivo fijado en la victoria. Esta joven de 20 años es considerada el nuevo rostro de la especialidad; sobre su llegada a este deporte y su vertiginoso ascenso hablan sus padres: “Ana Paula es entrona y siempre busca ser la primera en todo”.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Con temple y seguridad, Ana Paula Vázquez ya demostraba su puntería a los 12 años, cuando su gemelo Emilio y su hermano Diego probaron suerte en el juego de tiro con escopeta en la feria de pueblo, en Saltillo, Coahuila.
La importancia de este tradicional pasatiempo está en derribar todas las figuras de plomo –que como parte del truco suelen ser mucho más pesadas de lo que realmente parecen– para conseguir el ansiado premio.
En su turno, Ana Paula Vázquez tomó el rifle y, con mucho tino, derribó uno por uno los venaditos y patos alineados en cada tabla. Sin embargo, para tener derecho al muñeco de peluche aún tenía que tumbar dos tornillos extremadamente delgados. Su madre, Laura Olivia Flores, impaciente le pidió al encargado de la cabina: “Pues ya entréguenos el juguete…”.
–De ninguna manera, señora, porque todavía le quedan los tornillos –replicó el encargado del negocio.
–¡Ay, señor!, ¿cómo cree que mi pequeña va a tirar esos tornillitos, que los tiene pegados?
Con voz aguda, Ana Paula sólo pidió su oportunidad: “Espérenme…”. Más tardó en hablar que en tirar los dos espirales.
Sin salir del asombro, Laura Olivia la procuraba en atenciones: “Tienes tino, mi niña, la verdad. ¿Y si te llevo a que te calen en el tiro? Mira que no pasa nada. Si no te gusta, buscamos otro deporte”.
Su vínculo con el arco comenzó justo al cumplir 12 años. Su mamá la llevó a probarse a la escuela de tiro con arco de Coahuila, un lunes, apenas la niña terminó sus clases del día en el colegio. Al atardecer regresó por la pequeña. Enseguida, el entrenador Jorge Chapoy se dirigió a la señora con estas palabras: “Esta huerca tiene bastante fuerza”, y luego lo hizo con su nueva discípula: “¿Qué onda, Ana Paula, jalas o te enclochas?”.
–Nunca me enclocho –respondió tajante la chamaca.
–Entonces, mañana te espero con lunch y suficiente agua para rehidratarte.
Pero el padre de la menor, Hugo Vázquez, objetó la decisión, reprimiendo a su esposa: “¿No sé por qué llevas a la niña a clases de tiro con arco? Nadie conoce el tiro con arco. Ahí nunca va a destacar jamás. Mira que hay otras opciones…”.
A los pocos días el entrenador pidió hablar con el papá de la niña. Le dijo que Ana Paula “tira súper bien” y, por lo tanto, era necesario conseguirle un equipo de arquería, así fuera de medio uso, ante la proximidad del control selectivo previo a la Olimpiada Nacional; incluso le sugirió que, por lo pronto, comprara material “de medio callo, porque no es nada barato”.
La escuela de tiro con arco estaba a cargo del matrimonio formado por Jorge Chapoy y Almendra Ochoa, la primera entrenadora de Ana Paula en la modalidad de arco compuesto y hermana de Linda, reconocida como la deportista que consiguió el mayor número de medallas de la delegación mexicana en los Juegos Centroamericanos y de Caribe Mayagüez 2010, nada menos que ocho preseas (dos de oro, cinco de plata y una de bronce).
Ante la proximidad de la competencia, los padres de Ana Paula adquirieron el primer arco, de color morado, que perteneció a Linda Ochoa. “Fuimos a hablar con los encargados de la escuela. No sabíamos nada de este deporte. Sólo escuchamos: ‘Y que la mira… y esto y lo otro…’. Haga de cuenta que nos estaban hablando en un idioma distinto. Nos decían los precios y sólo preguntamos: ‘¿Por qué están tan caras estas cositas?’. No teníamos ni la remota idea”.
Los padres pagaron 6 mil 500 pesos por el primer arco (recurvo) de Ana Paula. “Haga de cuenta que es un modelo ochentero. Ahí lo tenemos de recuerdo. Esa vez lo único que mi hija estrenó fueron las flechas y las puntas, que todavía eran baratitas. Compramos el arco porque nos dijeron que Pau estaba tirando muy bien y que en dos meses sería el control estatal en Monclova para clasificar a la Olimpiada Nacional”, recuerda Hugo Vázquez.
Un par de meses después la familia se trasladó a Monclova, donde Ana Paula ganó todas las medallas en su primera competencia. La fecha no se olvida: 2 de diciembre de 2012. “Ella terminó de competir y enseguida se durmió, como que no sabía qué pedo”, refiere su mamá, quien admite que le heredó a su hija “lo mal hablada”, aunque todavía se sorprende de su comportamiento: “No sé por qué, cuando la entrevistan, no se le sale una mala palabra”.
El presagio
Luego de ganar con creces su lugar en el representativo de Coahuila, a los 15 días Ana Paula viajó con su familia a la Ciudad de México, con motivos del Nacional Indoor de Tiro con Arco (justa que se desarrolla bajo techo), en diciembre de 2012. Fue ahí donde comenzó otra historia que perfiló su carrera deportiva.
En el torneo, la chica –fanática del futbol americano y del basquetbol– conoció a Aída Román; apenas la identificó entre los participantes corrió a su encuentro, le pidió un autógrafo, se tomó la fotografía con ella y le soltó el presagio: “Un día voy a tirar contigo”.
A diferencia de Aída, Ana Paula tiraba con arco compuesto. Aun así continuó compitiendo con buenos resultados, hasta que sucedió lo impensado: nada más bajó del podio luego de ganar en la Olimpiada Nacional, en 2014, sorprendió a sus padres y entrenadores: “Hasta aquí llegué con este arco”.
Era un arco nuevo, blanco “y hermoso, que se lo acababa de regalar el gobierno de Coahuila”, cuenta su mamá. El caso es que los entrenadores, preocupados, trataban de convencer a la adolescente: “Pau, ¿sabes que hay varios niños que tienen muchísimo tiempo queriendo ganar la Olimpiada Nacional, y no lo han logrado? El otro arco (recurvo) es muy difícil”.
Con entereza, Ana Paula les respondió: “No, no, no… Mi sueño es ir a unos Juegos Olímpicos y con este arco no lo voy a lograr porque sólo da para clasificar a Copas Mundiales. Por eso necesito cambiar de arco”.
Hugo Vázquez cuenta que todos le decían a su hija que no cambiara de arco porque en poco tiempo se convirtió en la mejor de México. “Pero ella insistía en cambiar de arco. Cuando Pau decidió dejar el compuesto le dije: estás acostumbrada a subirte al podio en arco compuesto. Nada más sé paciente uno, dos o tres años para empezar a ganar podios, porque con el recurvo será más difícil”.
A medio año de distancia de la Olimpiada Nacional, y luego de cambiarse de modalidad, Ana Paula no tenía entrenador. De tal manera que se ejercitaba sola y, en ocasiones, con los chicos que entrenaban con arco compuesto. Una vez que la madre acudió por ella a la escuela de tiro con arco la encontró sola y desesperada. Su instructor no llegaba. La ocasión le sirvió para reprocharla: “Te lo dije, para qué te cambiabas de arco. Ya ves, nada más no te quiero chillando y regreses con las manos vacías.
“–¿Me estás retando, mamá?
“–Tómalo como quieras, pero no te quiero chillando porque no me gustan las chillonas.”
“Aprendimos de todos que el arco recurvo requería de muchos años para poder dominarlo; es más celoso y completo que el arco compuesto”, dice su papá.
A cinco meses de la Olimpiada Nacional, realizada en Monterrey, finalmente se presentó el entrenador de Ana Paula, Eduardo Magaña, quien le enseñaría la técnica del arco recurvo. “Ana Paula viajó a Monterrey, ¡Y zas!, que gana la Olimpiada Nacional. Lo primero que hizo fue llamarme por teléfono: ‘¡Qué te dije!, ¡Qué te dije…!’. Nada, sólo te estaba picando la cresta”, cuenta Laura Olivia.
Ni siquiera el padre se salvó de las cargadas de su hija: “¡Aquí están tus dos años!”, le reviró mientras le entregaba las medallas. “Así es ella”, admite Hugo Vázquez.
Ascenso vertiginoso
En noviembre de 2015 se inició el proceso para integrar la selección nacional que asistiría a los Juegos Olímpicos de Río 2016. En el primer clasificatorio, en el que avanzaron ocho arqueras, Ana Paula, siendo una desconocida, venció a todas en el primer corte, entre ellas a Alejandra Valencia, Aída Román y Mariana Avitia. Pero no logró superar un tercer control.
Su primer llamado a la selección nacional llegó en 2018, a los 17 años, rumbo a los Juegos Centroamericanos y del Caribe Mayagüez que se realizaron ese año. Así fue como se formó el equipo femenil mexicano de tiro con arco recurvo, entre las que también estaban Valencia y Román, la arquera con la que Ana Paula presagió de niña que haría equipo.
En Mayagüez 2018 la selección tricolor logró una actuación completa: medalla de oro en equipo femenil de tiro con arco recurvo, y en el plano individual Alejandra Valencia obtuvo la presea dorada, Ana Paula se hizo de la plata y Aída Román el bronce. Desde entonces, las seleccionadas han trabajado todo el proceso olímpico rumbo a Tokio 2020.
Ana Paula, de 20 años, es gemela de Emilio, quien, a diferencia de ella, anda por vereda distinta. Estudia licenciatura en derecho, practica el boxeo y el futbol americano, pero son personalidades muy diferentes. “Ana Paula es más abierta y arriesgada. Es más espontánea y le vale madres todo”, cuenta su mamá.
Emilio es más práctico. “Él no anda volviéndose loco para buscar ser el primero del mundo. Emilio pretende ser buen jugador de americano en la facultad y hasta ahí. Vamos a decirlo: un deportista normal de la facultad, y Ana Paula es de: ‘Si le voy a entrar, tengo que ser la primera del mundo’”, así describen los padres a sus hijos.
En lo único que se parecen, refiere la madre, “es que cuando están dormidos y los despiertas avientan chingadazos”.
El ascenso de Ana Paula en la arquería mundial ha sido vertiginoso: al término del Campeonato Panamericano de Tiro con Arco, realizado en marzo último en Monterrey, Valencia, Román y Vázquez ganaron la presea de oro en equipo femenil de tiro con arco recurvo –la prueba olímpica– tras vencer 6-2 a Colombia. Para entonces, Ana Paula figuraba en el lugar 50 del ranking mundial.
Un mes después Vázquez estableció un nuevo récord mundial en la Copa Mundial de Tiro con Arco, en Guatemala: completó una ronda de clasificación con 680 puntos en los 70 metros. De la misma manera la marca significó un registro histórico para el equipo tricolor, que combino 1988 unidades.
El equipo femenil mexicano de tiro con arco recurvo se colgó la presea de plata en el Mundial de Guatemala, mientras que Vázquez consiguió la medalla áurea con Ángel Alvarado, en pareja mixta.
Instalada en la clasificación mundial de la Federación Internacional de Tiro con Arco (FITA) en el sitio 36, Ana Paula y el equipo nacional sumaron la medalla de plata en la Copa del Mundo, disputada en Suiza en mayo reciente.
Posteriormente, a mediados de junio, el equipo ganó el oro en el clasificatorio realizado en París. Una semana después se acreditaron la plata en la Copa del Mundo, que también tuvo lugar en la Ciudad Luz.
Ana Paula Vázquez llega a sus primeros Juegos Olímpicos posicionada en el sitio 19 del ranking de la FITA.