Irlanda del Norte
Se desempolva la violencia extremista en Irlanda del Norte
La renegociación del Protocolo de Irlanda del Norte por parte del Reino Unido y la Unión Europea para lograr un acuerdo posterior al Brexit reactivó una violencia no vista en más de 20 años.La renegociación del Protocolo de Irlanda del Norte por parte del Reino Unido y la Unión Europea para lograr un acuerdo posterior al Brexit (el acuerdo mediante el cual Gran Bretaña abandonó la comunidad europea) reactivó una violencia no vista en más de 20 años, donde policías y periodistas son blanco de constantes ataques por parte de grupos paramilitares, principalmente los Loyalist y los Republicans.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Desde abril de este año las protestas en las calles, con incendios de autobuses, petrobombas, misiles, fuegos artificiales y hasta ladrillos lanzados contra el Servicio de la Policía de Irlanda del Norte (PSNI), dejó a cerca de 100 agentes con lesiones físicas durante las protestas contra las nuevas barreras comerciales introducidas entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido.
“De no contenerse esta violencia, que no hemos visto en otros problemas políticos, podría derivar además de un desorden público, en amenazas a personas o políticos, y lo que menos queremos ver es a individuos atacados. Ha habido un lenguaje muy provocativo”, advirtió el presidente de la Federación de Policía de Irlanda del Norte, Mark Lindsay, en entrevista con Proceso.
Por su parte, la directora de Campañas Internacionales de Reporteros Sin Fronteras, Rebecca Vincent, advirtió que el aumento en las tensiones podría traer más ataques contra los periodistas.
Las organizaciones paramilitares mantienen constantes amenazas contra los comunicadores, especialmente contra quienes cubren información sobre crimen organizado, lo que los ha obligado a instalar puertas y ventanas blindadas en sus casas, sistemas de alarma, botones de pánico enlazados con la policía e incluso escoltas de la casa al trabajo.
El encargado en Belfast del Sindicato de Periodistas de Irlanda del Norte, Robin Wilson, reconoció que “las amenazas contra los periodistas son peor de lo que nunca había visto”, debido al clima polarizado que existe, especialmente las intimidaciones por internet contra las mujeres periodistas.
Otro factor preocupante en la reactivación de la violencia es la participación de menores de hasta 12 años. Lindsay insistió en que estos jóvenes son usados “por grupos más siniestros” que se esconden tras ellos para cometer actos criminales en las calles; “hay una responsabilidad política del lenguaje utilizado porque hay jóvenes impresionables que tomarán cualquier excusa para iniciar la violencia”.
Antes de la PSNI existió la Policía Real del Ulster en Irlanda del Norte, considerada por la Interpol como la fuerza policial más riesgosa del mundo, con 319 agentes asesinados y 9 mil heridos durante el conflicto entre Irlanda del Norte e Irlanda, que duró casi 30 años.
Sin embargo, desde el inicio de las renegociaciones Post Brexit, 100 agentes han resultado lesionados en sólo ocho meses. Los ataques contra los policías son algo común en Irlanda del Norte: de los 7 mil 100 efectivos de la PSNI, 3 mil 18 fueron asaltados; de ellos, 797 (26%) resultaron con lesiones entre 2020 y 2021.
Para Lindsay, la violencia no tiene nada que ver con una cuestión económica, sino el contexto constitucional.
“La división entre Reino Unido e Irlanda del Norte, la división de Irlanda del Norte e Irlanda, esto es lo que ha ocasionado la violencia. La amenaza siempre ha estado ahí, pero no habíamos visto esta violencia con otros problemas políticos”, resaltó.
Periodistas en la mira
Los comunicadores también han sido blanco de ataques en esta violencia intermitente entre Irlanda del Norte e Irlanda, que la ha convertido en el lugar más peligroso del Reino Unido para ser periodista, de acuerdo con Amnistía International.
En los dos últimos años, nueve amenazas se han registrado contra periodistas en Irlanda del Norte en el Sindicato de Periodistas, incluidas las amenazas al equipo de tres periódicos y una de ellas realizada a principios de febrero contra un periodista de la BBC, luego de que en un programa especial expuso las ligas entre un boxeador irlandés y el mundo criminal. El comunicador recibió protección policial y su familia fue removida a un área segura.
En un comunicado, el director de Amnistía Internacional en Irlanda del Norte, Patrick Corrigan, dijo que los “reporteros continúan trabajando en un clima de miedo en medio de amenazas regulares de muerte, del mismo tipo de grupos armados responsables del asesinato de Martin O’Hagan hace 20 años”.
Leona O’Neill, periodista con 23 años de experiencia en Irlanda del Norte, señaló que aun cuando el Brexit representa una amenaza en la estabilidad de Irlanda del Norte, los grupos paramilitares son “poderosos” y “siempre han estado y estarán ahí”.
Se estima que sólo del grupo de los Loyalist hay 12 mil 500 paramilitares, de acuerdo con la PSNI y el grupo de inteligencia M15, mientras que el Nuevo ERI, considerado “peligroso”, tiene más de 500 elementos, muchos de ellos jóvenes.
Patricia Devlin, una periodista de investigación del crimen organizado, coincide en que las intimidaciones a reporteros por parte de los paramilitares Loyalist han escalado en los últimos tres años, incluso durante la pandemia de covid-19.
Periodistas de tres medios –Belfast Telegraph, Sunday Life y Sunday World– fueron amenazados por informar sobre los paramilitares, crimen organizado, tráfico de drogas, extorsión, intimidación y redes de productos falsificados.
Víctima de estos ataques, Devlin recordó que esas amenazas se iniciaron cuando investigó el asesinato de una persona y empezó a hablar con vecinos de la comunidad considerada Loyalist. Ahí descubrió que los habitantes eran amenazados diariamente por la organización East Belfast, que tiene ligas políticas.
Entre más investigaba, las intimidaciones arreciaron, hasta que recibió amenazas por parte de paramilitares para atacar a su familia, incluso a su hijo, entonces recién nacido.
Devlin denunció a la policía de Irlanda del Norte ante el ombudsman de esa institución por no investigar las amenazas en su contra, aun cuando sabían el nombre de su atacante. El ombudsman falló a su favor al reconocer que hubo “fallas viciadas de investigación”.
“Siento que voy al campo de batalla cada semana porque no sé qué sigue”, dice la periodista, quien empezó a recibir amenazas de muerte cada semana y hasta diario, así como advertencias para evitar áreas en Belfast donde podría ser atacada. Actualmente es una de las periodistas que cuenta con seguridad en su casa y para hacer su trabajo.
“Ser periodista –de la nota roja– en Irlanda del Norte es muy complejo, porque ponemos la vida en riesgo; pero el país necesita excelentes periodistas, necesitamos darle voz a las personas de las comunidades que los pandilleros paramilitares quieren mantener silenciados.”
En 2001 el periodista Martin O’Hagan fue el primer comunicador asesinado en Irlanda del Norte por paramilitares después de exponer las acciones de los grupos gangsteriles de los Loyalist en el tráfico de drogas. Un crimen aún sin resolver, señaló el periodista Freddy Mayhew en su artículo para Press Gazzete.
Lindsay admitió que los grupos paramilitares están implicados en crimen, tráfico de drogas, extorsión, prostitución, entre otros delitos, y que al no haber una frontera física entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, se genera un problema más complejo, pero “tenemos grupos de inteligencia” preparados para combatir esos grupos delictivos.
Veinte años después, la periodista Lyra McKee fue asesinada de un tiro en la cabeza durante los disturbios en Londonerry, en un ataque dirigido a la policía. El crimen se lo atribuyeron paramilitares del Nuevo ERI.
Testigo de este asesinato, Leona O’Neill, después de reportar la noticia, enfrentó otro evento traumático: una campaña internacional de odio en las redes sociales que la obligó a dejar su carrera, debido a un aluvión de amenazas contra ella y su familia. En un día recibió hasta mil notificaciones con amenazas.
Fue un incesante bombardeo por parte de bloggers en Estados Unidos, Canadá y de republicanos irlandeses. Un blogger incluso recolectó fondos para comprar armas para atacarla en su casa. Las calles tampoco eran un territorio seguro para ella, advertida de que podrían atacarla si iba a determinadas áreas en Creggan, la segunda ciudad más grande en Irlanda del Norte.
Los periodistas se han acostumbrado a recibir amenazas de muerte, algunas a través de grafitis con su nombre junto a una cruz, o acusaciones de ser informantes de la policía.
Devlin admite que el clima de impunidad en Irlanda del Norte y la falta de acción por parte de la policía ha hecho sentir a los periodistas desesperados y solos. Vincent dice que los periodistas que enfrentan amenazas se han quejado de información insuficiente para protegerse.
“La policía puede informarles de una amenaza en su contra, pero no se les da información lo suficientemente específica. ¿Cómo pueden seguir haciendo su trabajo si no saben de dónde viene la amenaza en la ciudad?”, señala.
Mark Lindsay asegura que todas las amenazas se atienden seriamente y se analiza qué tan viable es la amenaza y en torno a ello se deciden las medidas de protección a otorgar.
Para Lindsay, además de una mesura en el lenguaje por parte de las partes en la renegociación, se requiere reforzar a la policía de vecindario, que cuenta con 600 elementos, ya que ellos podrían disuadir a las personas de participar en actos violentos.
Las renegociaciones post-Brexit entre el Reino Unido y la Unión Europea se reanudarán próximamente, pero la violencia que ha generado ha ocasionado la petición de políticos y activistas de mantener mesura en el discurso para evitar el levantamiento de la violencia.
Incluso el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con raíces irlandesas, ha pedido reiteradamente al primer ministro Boris Johnson un acuerdo que mantenga la paz en Irlanda del Norte y que preserve el Acuerdo del Viernes Santo (Acuerdo de Belfast), firmado en 1998 para pacificar la isla irlandesa.
Johnson ha cambiado el tono de su discurso y ha retirado por el momento la amenaza de aplicar el artículo 16 del protocolo, una especie de freno que permite que cualquier parte, de manera unilateral, aplique medidas si son afectados seriamente; sin embargo las negociaciones entre Europa y el Reino Unido se tornan cada vez más complicadas.