Medio Ambiente
Nevado de Toluca: Deforestación por decreto
La pérdida de árboles en el Nevado de Toluca se duplicó a partir de que Peña Nieto transformó este volcán del Estado de México en Área de Protección de Flora y Fauna. Con ello abrió las puertas a la tala comercial disfrazada como control de plagas.La pérdida de árboles en el Nevado de Toluca se duplicó a partir de que el expresidente Enrique Peña Nieto (2012-2018) transformó este volcán del Estado de México en Área de Protección de Flora y Fauna. Con ello abrió las puertas a la tala comercial disfrazada como control de plagas. Los campesinos han denunciado la situación, pero se han encontrado con el silencio institucional.
TOLUCA, Edomex (Proceso).- El volcán Xinantécatl, mejor conocido como Nevado de Toluca, se va quedando sin árboles, con lo que alude al significado de su nombre en náhuatl: “Desnudo”. Con el argumento de salvaguardarlo, en 2013 el entonces presidente de México, Enrique Peña Nieto, dispuso por decreto la conversión de Parque Nacional a Área de Protección de Flora y Fauna (APFF).
El objetivo era proteger casi 2 mil hectáreas, que representan menos de 4% de sus tierras, ubicadas después de los 3 mil metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, en esa alta zona casi no hay árboles. “En ese perímetro sólo hay pastizal de montaña”, critica Luz María Gómez Ordóñez, presidenta del Movimiento Ecologista del Estado de México. En el resto del volcán, a partir de dicho decreto, se duplicó la deforestación.
Entre 2001 y 2013 el Xinantécatl ya había perdido al menos 115 hectáreas de cobertura forestal; no obstante, el proceso se aceleró entre 2014 y 2019, con 104 hectáreas deforestadas, es decir casi el doble, según cálculos del Atlas de Justicia Ambiental, herramienta desarrollada en la Universidad de Barcelona para conocer y visibilizar amenazas y daños socioambientales contra las comunidades y los territorios del planeta.
Sin embargo, la devastación podría ser mayor. Este año sólo por incendios forestales se consumieron 3 mil 131 hectáreas, según cifras de la Protectora de Bosques del Estado de México (Probosque), dependencia local que colabora en el APFF y la cual asegura que al menos 10% de la superficie consumida, es decir 313 hectáreas, tenía árboles.
Ninguna dependencia gubernamental ha dado cuenta de la pérdida de masa forestal por la conversión del Nevado de Toluca en APFF. En un recorrido de Proceso por la zona, desde Toluca, pasando por Zinacantepec y hasta el parque Los Venados, se observó tala de árboles adultos, derribo y descuido de arbolado joven, áreas dañadas por incendios, uso de tierras para minería o agricultura, baja densidad en áreas arboladas e incluso áreas completamente desmontadas.
“Este caso es un buen ejemplo para mostrar los intereses económicos y políticos detrás de ciertas políticas de conservación y de los engaños existentes en los discursos oficiales para promoverlos”, explica el Atlas. Además, la investigación, actualizada en abril pasado, advierte que “los derechos humanos no importan cuando existen poderosos intereses empresariales. Absolutamente todos los derechos de las comunidades aledañas han sido violentados y en algunos casos se les señala como responsables del deterioro del medio ambiente”.
Arturo Chavarría Sánchez, regidor de Toluca, asegura que esto ocurre porque no se respetan los parámetros del programa de manejo forestal: “Existe tala disfrazada de aprovechamientos o control de plagas, cambios de uso de suelo, compra silenciosa de la tierra y asentamientos humanos. Donde antes había árboles, ahora se cultivan papa, maíz, frijol; se han extendido o fundado minas en Calimaya, Toluca y Temascaltepec para extraer arena, grava o tepojal, y en las inmediaciones son comunes los aserraderos, muchos clandestinos, derivados de las condiciones de pobreza en que los campesinos viven, la poca rentabilidad forestal y la complicidad de autoridades ejidales, comunales y federales”, explica.
Gómez Ordóñez añade que el personal de gobierno es insuficiente para el monitoreo; asimismo, afirma que falta coordinación entre autoridades. En la práctica, “no existe un programa de recuperación que permita el aprovechamiento racional de los recursos forestales”, plantea.
Laberinto forestal
Ejidatarios de la comunidad de Santa María del Monte, municipio de Zinacantepec, denuncian que desde hace 10 años han solicitado, sin éxito, la supervisión de 3 mil 308 hectáreas en el APFF para constatar el apego al permiso de aprovechamiento expedido por las autoridades, pues consideran que ha excedido los límites de tala autorizados.
“Por lo menos tres veces a la semana bajan por la comunidad camiones cargados de madera que a simple vista se ve verde y sana… algunos escoltados por vehículos particulares todo terreno”, informaron en 2020, mediante un oficio, a Horacio Bonfil, director forestal y de suelos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
El 26 de febrero de ese año los campesinos fueron recibidos en la delegación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), donde entregaron una solicitud para la inspección de su bosque, “toda vez que tenemos conocimiento que los excomisariados siguen realizando cortes de árboles en nuestra área boscosa, por lo tanto, en caso de existir algún delito se solicita realizar el procedimiento correspondiente y/o la denuncia ante las autoridades judiciales federales”, asienta el oficio.
A los ejidatarios les preocupa que la merma forestal contribuye al desecamiento de la Laguna de Ojuelos; ahora, el agua potable les llega por tandeo, no como hace 10 años, cuando todos los días tenían el servicio. Además, los ciclos agrícolas han desaparecido, las sequías son más prolongadas y el maíz cada vez más pequeño. Sin embargo, las autoridades no han atendido sus solicitudes. “No sabemos si tienen miedo o están en contubernio. Nos dicen que sí y nunca vienen. Yo creo que también reciben su ‘endulzada de boca’”, señala el campesino Rafael Retama, en alusión a las corruptelas, que también han denunciado.
Proceso solicitó entrevistas con funcionarios de la Profepa y Semarnat a través de Claudia Palacios, coordinadora de Comunicación Social de la Profepa; en ambos casos se entregó un cuestionario que, hasta el cierre de esta edición, no ha tenido respuesta.
Por su parte Gabriel Mena, director general de Probosque, justifica el decreto de Peña Nieto y afirma que la categoría de Parque Nacional impedía sanear árboles con plaga. Confía en que el cambio de estatus permita regenerarlos a través de los 35 permisos de aprovechamiento expedidos, “en estricto apego a la ley”, por la Semarnat.
Sin embargo admite que existen resquicios para el mal manejo de estas herramientas: “Lo que puede estar mal es el uso que le da la gente; muchas veces se pueden pasar en la cantidad de árboles talados que se permite”.
La pérdida de masa forestal en el Xinantécatl también afecta la retención del agua que alimenta la región hidrológica Balsas, donde se construyó el Sistema Cutzamala para dotar con hasta 40% del líquido potable a la zona metropolitana del Valle de México –la más grande del país, con casi 22 millones de habitantes hasta 2020– y Toluca. El informe semanal del Comité Nacional de Grandes Presas del 7 de junio reportó un almacenamiento promedio de 37.7% en sus embalses El Bosque, Valle de Bravo y Villa Victoria, el más bajo de las últimas décadas. La media histórica era 60.5%.
Santiago Pérez, representante del Frente Mazahua en Defensa del Agua del Cutzamala, destaca que el arribo del partido Morena al gobierno federal a finales de 2018 levantó expectativas por su facultad de revertir el decreto del priista Peña Nieto. Aunque la decisión no se ha tomado, expresa, “el Señor Desnudo” lo está cada vez más. “Y donde no hay árboles, no hay nubes ni agua”. l
*Este trabajo fue realizado para Proceso y CONNECTAS dentro de ARCO, con el apoyo del International Center for Journalists (ICFJ) en el marco de la iniciativa para el Periodismo de Investigación de las Américas.