josé gil olmos
Chiapas: 30 años de militarización y narco
Chiapas vive una de las peores espirales de violencia del crimen organizado, en dos meses han desaparecidos 137 personas, poblaciones enteras de la región de Los Altos, Norte, Selva y Sierra buscan refugio ante las amenazas de los grupos criminales.Chiapas fue el último estado que se agregó a la Federación el 14 de septiembre de 1824 y fue mediante el voto de sus habitantes, de un plebiscito, que decidieron dejar de ser una provincia de Guatemala.
Rincón olvidado de la Revolución, fue el último de los estados donde se habló y llegó ese cambio, tan así que durante todo el siglo pasado los dueños de las fincas cafetaleras de familias alemanas y los caciques locales entronizados en el gobierno fueron los que gobernaban esclavizando a los pueblos mayas. Los mismos que en las filas del EZLN le declararon la guerra al Estado mexicano en 1994 encarnado en la figura perversa de Carlos Salinas de Gortari.
Desde esa declaración de guerra lanzada por los zapatistas, que aún se mantiene, Chiapas se ha militarizado. Miles de soldados con equipo de guerra como tanquetas, tanques, helicópteros, aviones y tropas de élite invadieron el territorio cercando a las comunidades rebeldes. Durante casi cuatro años mantuvieron esa presencia militar en algo que se llamó conflicto de baja intensidad.
Pero como políticamente y económicamente no era la mejor solución, en el gobierno de Ernesto Zedillo decidieron formar grupos paramilitares, es decir, adiestraron y armaron a otros indígenas que eran de organizaciones afiliadas al PRI –y después al PVEM– para realizar una guerra sucia contra comunidades zapatistas y simpatizantes de ese movimiento rebelde. Fue así que surgieron los grupos Paz y Justicia, Los Chinchulines, Máscara Roja y el Movimiento Indígena Revolucionario Antizapatista (MIRA).
Al mismo tiempo se trató de apaciguar al movimiento con miles de millones de pesos del proyecto de la Comisión para el Bienestar Social y Desarrollo Económico Sustentable para el Estado de Chiapas en 1995, encabezado por el entonces priista Dante Delgado Rannauro quien un año después fue encarcelado bajo la acusación de peculado de las arcas de Veracruz.
Militares, paramilitares, gobernadores corruptos y la presencia del cartel de Sinaloa en Chiapas donde el Chapo Guzmán habitó por algunas temporadas para transportar de Guatemala la cocaína proveniente de Colombia, es parte del sustrato de lo que hoy vemos: la pelea por el territorio entre los cárteles del narcotráfico que han crecido auspiciados por los últimos gobiernos, sobre todo el de Rutilio Escandón que aplicó la política del avestruz ante el infierno expandido en todo el estado.
Hoy Chiapas vive una de las peores espirales de violencia del crimen organizado, en dos meses han desaparecidos 137 personas, poblaciones enteras de la región de Los Altos, Norte, Selva y Sierra buscan refugio ante las amenazas de los grupos criminales, muchas de estas familias incluso se han desplazado a Guatemala. Pueblos enteros son secuestrados y utilizados para confrontar a los adversarios de alguno de los grupos del narcotráfico uno de los cuales ya es binacional, es decir, formado por mexicanos y guatemaltecos.
Este gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene literalmente abandonado Chiapas pese a que su finca La Chingada, en la que supuestamente habrá de retirarse, se encuentra en la zona de conflicto. Y la próxima presidenta Claudia Sheinbaum no ha mencionado para nada este problema, no obstante que fue en San Cristóbal de las Casas donde hace un año AMLO le levantó por primera vez la mano como su corcholata preferida.
Treinta años de militarización sólo sirvieron para armar a los grupos indígenas que ya venían adiestrados como paramilitares en la época de Zedillo y que se hicieron más fuertes y poderosos ahora en la 4T con el gobernador Rutilio Escandón, cuya pasividad lo convierte en el principal responsable de la situación.
En este contexto de guerra narca, minimizada por López Obrador y el gobierno entrante, los zapatistas decidieron protegerse en sus comunidades, resistir con lo que tienen y mantener su autogobierno en las zonas donde pueden defender sus tierras.
Por cierto… AMLO y Marcos se reunieron cuatro veces y en todas fueron desencuentros. Ahora, ante esta crítica del Capitán Marcos, AMLO prefirió darle la vuelta y no polemizar: "Tuvo el autoritarismo de Gustavo Díaz Ordaz; el nacionalismo de cartón piedra de Luis Echeverría Álvarez, la demagogia corrupta de José López Portillo, la mediocridad administrativa de Miguel de la Madrid, la perversidad de Carlos Salinas de Gortari, la vocación criminal de Ernesto Zedillo, la ignorancia enciclopédica de Vicente Fox, el militarismo y la mecha corta de Felipe Calderón y la frívola superficialidad de Enrique Peña Nieto”, le dijo el otrora Subcomandante al próximo expresidente.