Jorge Bravo

Notre Dame restaurada y tecnología

La restauración es un logro técnico y un testimonio de la resiliencia cultural. Su reapertura devuelve un lugar de culto, un atractivo turístico de gran renombre y reafirma su papel como símbolo de identidad y esperanza.
viernes, 20 de diciembre de 2024 · 05:00

La Catedral de Notre Dame, un icono de la arquitectura gótica, volvió a renacer tras el devastador incendio del 15 de abril de 2019 que destruyó la techumbre y la aguja. 

El renacimiento no hubiera sido posible sin la combinación de la artesanía tradicional y la tecnología moderna, una alianza que muestra cómo la innovación puede preservar la historia.

Construida entre 1163 y 1345, Notre Dame es un símbolo de la cultura francesa y mundial. Su arquitectura gótica, caracterizada por sus arbotantes, vitrales como el Rosetón Norte y las gárgolas que custodian sus muros, marcó un hito en la ingeniería y el diseño de su tiempo. La catedral ha sido testigo de grandes eventos históricos: bodas reales, recepciones de papas, la beatificación de Juana de Arco y la coronación de Napoleón.

El incendio de 2019 generó un luto global, pero también un compromiso del presidente francés, Emmanuel Macron, para reconstruirla en cinco años. Tras su reapertura el 7 de diciembre último, la tecnología merece ser mencionada como una herramienta invaluable en la conservación del patrimonio cultural.

El primer paso fue mapear la catedral con precisión. Antes del incendio, el historiador y arquitecto estadunidense Andrew Tallon ya había realizado un escaneo láser 3D de Notre Dame en 2010. Este modelo digital proporcionó una réplica exacta de la estructura, incluidos detalles milimétricos de las proporciones y los ornamentos.

Gracias a este modelo los restauradores pudieron analizar la magnitud de los daños y planificar con precisión la reconstrucción. La información permitió identificar las secciones que podían ser reparadas y aquellas que debían ser reconstruidas desde cero.

Durante los primeros días posteriores al incendio el acceso a las zonas más afectadas era extremadamente peligroso. Aquí entraron en acción los drones, los cuales capturaron imágenes detalladas del estado de la catedral. Los datos permitieron evaluar daños estructurales y planificar las primeras intervenciones. Asimismo robots especializados se usaron para retirar escombros y estabilizar partes vulnerables de la estructura sin poner en riesgo a los trabajadores.

El modelo digital de Tallon. Foto: Andrew Tallon 

Uno de los desafíos más complejos fue la reconstrucción de los ornamentos y esculturas destruidos, incluida la emblemática aguja diseñada por Eugène Viollet-le-Duc en el siglo XIX. La técnica de impresión 3D permitió crear moldes y réplicas basadas en registros históricos y en el modelo digital de Tallon, así se aseguró que cada detalle reflejara la obra original.

En el caso de los vitrales, donde partes de los originales se habían perdido, los avances en impresión y corte láser ayudaron a fabricar piezas que se integraron con los fragmentos conservados.

Para garantizar que la catedral sea resistente a futuros riesgos, se utilizaron tecnologías de análisis estructural asistidas por inteligencia artificial. Estas herramientas permitieron simular cómo reaccionaría el edificio a factores como incendios, movimientos sísmicos o condiciones climáticas extremas, lo cual guio la selección de los materiales más adecuados para la restauración.

Uno de los logros más destacados fue la reconstrucción de la techumbre, donde se empleó madera de robles centenarios para mantener la autenticidad histórica, combinada con tratamientos modernos para mejorar su resistencia.

Durante la restauración se empleó la realidad virtual para que los arquitectos y restauradores pudieran “explorar” digitalmente la catedral y probar soluciones antes de aplicarlas físicamente. Estas simulaciones optimizaron cada etapa del proceso para reducir errores y maximizar la eficiencia. Además, la realidad aumentada fue clave para guiar a los artesanos en la colocación exacta de elementos ornamentales.

El costo de la restauración de Notre Dame se calcula en 850 millones de euros (aproximadamente mil millones de dólares). El financiamiento provino de donaciones privadas, fondos públicos y patrocinadores como Total, LVMH y AXA.

La restauración es un logro técnico y un testimonio de la resiliencia cultural. Su reapertura devuelve un lugar de culto, un atractivo turístico de gran renombre y reafirma su papel como símbolo de identidad y esperanza. Y es que el patrimonio cultural está constantemente amenazado por conflictos, desastres naturales o el paso del tiempo. Notre Dame recuerda que la tecnología es una aliada para preservar la historia.

La experiencia de Notre Dame también sienta un precedente en la conservación del patrimonio. Las lecciones aprendidas durante su restauración están inspirando proyectos similares alrededor del mundo, mediante la combinación de la tradición artesanal de los restauradores, distintos profesionales y las tecnologías avanzadas para preservar la riqueza cultural para las generaciones futuras.

Su reapertura, un logro técnico. Foto: Alessandra Tarantino / AP

En su reapertura, la catedral se levanta triunfante como un símbolo de París y un recordatorio de la capacidad humana para superar adversidades mediante la innovación. Notre Dame, con sus siglos de historia, encarna el poder transformador de la tecnología cuando se pone al servicio del arte, la cultura, el ingenio y la humanidad.

Twitter: @beltmondi

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