Tonatiuh Guillén López
¿13 mil millones de pesos es mucho dinero? No para Tijuana
Hace tres años, cuando iniciaba el anterior ayuntamiento tijuanense, el presupuesto total fue de 8 mil 600 millones. El previsto para 2025 es casi 50% mayor, lo cual refleja su potente incremento.A pesar de los múltiples desafíos, progresivamente los municipios metropolitanos del país se han convertido en importantes aparatos administrativos, prestadores de servicios y de funciones públicas decisivas para la vida cotidiana de millones de personas. No obstante su estratégico rol, en esencia son instituciones que han evolucionado “por su cuenta”, con escasa o mínima intervención de las sociedades locales en la expansión y definición de sus objetivos centrales. Son pocos los municipios de México que tienen gobiernos de grandes dimensiones, entre los que sobresale Tijuana, en Baja California. ¿Cómo evaluar su magnitud administrativa y funciones contemporáneas? ¿A mayor escala, mejores gobiernos?
En diciembre de 2024, cuando se debatió el presupuesto de egresos del gobierno federal, incluyendo el costo de la criticada elección de jueces y magistrados, el INE solicitó algo más de 13 mil millones de pesos para financiarla. El monto es enorme, sin duda, lo que suscitó reacciones como la de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien demandó su drástica reducción. Vista desde cualquier perspectiva, en efecto, la cifra es muchísimo dinero.
Como referencia, consideremos que el INAI, Coneval, Cofece y los demás organismos autónomos que están en aniquilación en conjunto tenían un presupuesto de 4 mil 422 millones (cifra verificada por Animal Político), es decir, apenas un tercio de los 13 mil millones. Otra referencia que puede utilizarse es el presupuesto del Senado de la República para el 2025, que es de 5 mil millones: importante, pero también alejado de la cifra aludida.
Estando entonces de acuerdo en que 13 mil millones es una cantidad enorme, para la administración municipal de Tijuana es apenas su presupuesto de 2025. El ayuntamiento que acaba de iniciar en octubre pasado tiene prevista esa erogación, que ilustra la potencia económica del municipio, sin rival en el país. Dispondrá exactamente de 12 mil 500 millones, que seguramente incrementarán a 13 mil millones. Vale decir, sin mayor dificultad al final del trienio la administración tijuanense superará un gasto de 40 mil millones. Excelente noticia, pues pueden realizarse grandes y estratégicas iniciativas públicas. El horizonte de gasto es gigantesco.
Hace tres años, cuando iniciaba el anterior ayuntamiento tijuanense, el presupuesto total fue de 8 mil 600 millones. El previsto para 2025 es casi 50% mayor, lo cual refleja su potente incremento. Lamentablemente, desde hace años la administración municipal tiende a absorberlo todo para su operación no sustancial. El mejor ejemplo sobre lo anterior es el siguiente: el pasado mes de enero de 2024, sorpresivamente el gobierno municipal saliente pagó toda la deuda acumulada, que era de 2 mil 300 millones. De esta manera, de ser el municipio más endeudado del país, Tijuana alcanzó cero pesos en deuda. Se demostró así la impresionante capacidad financiera del presupuesto municipal y, además, el amplio margen de maniobra para ajustar grandes cantidades sin mayores problemas.
Pero esta historia siguió un curso peculiar. Los gastos directos asociados con la deuda constituían más de 215 millones de pesos anuales, que dejaron de pagarse. Sin embargo, lejos de trasladar los recursos liberados hacia cuestiones sustantivas, como obra pública, el área de la Tesorería municipal los absorbió en su propio gasto. Por ejemplo, la Jefatura Administrativa que hace tres años tenía 87 millones, en el próximo dispondrá de 204 millones; el Departamento de Impuesto Predial que tenía 79 millones, ahora gastará 162 millones. Y así sucesivamente. Dicho en general, entre más recursos tiene el gobierno municipal, más recursos se destinan justamente a las áreas administrativas. Hace tres años, la Oficialía Mayor disponía de 882 millones; ahora tendrá 1,900 millones. La Secretaría de Gobierno, de 250 millones ahora pasará a 470 millones.
Revisado el año 2025 en función de algunas partidas de gasto, surgen más indicadores de una administración municipal que acumula disfunciones. El rubro “Servicios de consultoría en tecnologías de la información” tiene asignados 350 millones de pesos. Aparte está el concepto para equipos de cómputo, que dispone de más de 62 millones; software y licencias es otro concepto con su respectivo monto por 24 millones.
Adicionalmente, consultorías externas de carácter técnico, científico, jurídico, administrativo, entre otros, acumulan cifras por más de 290 millones. De igual modo, los “Servicios de difusión institucional”, contenidos de internet y otra publicidad excede los 90 millones de pesos. En contraste, como muestra de que no todas las áreas reciben presupuestos crecientes, la Dirección de Bomberos está estancada desde hace años con apenas 6.7 millones de pesos, a pesar de sus heroicos e imprescindibles servicios. Lo mismo ocurre con la Dirección de Atención al Migrante que dispone apenas de 4.9 millones.
La rápida revisión del presupuesto municipal muestra así que el margen de oportunidad para las grandes cuestiones sociales y públicas tiende a reducirse ante un poderoso aparato administrativo que absorbe cuanto puede. Con facilidad crecen las áreas administrativas y su gasto, así como los beneficios para una élite directiva que no envidia a ninguna otra, de cualquier nivel, federal o estatal.
Por supuesto, esta añeja inercia y los rubros de gasto de las dependencias municipales son susceptibles de revisión y ajuste; es imprescindible hacerlo. El actual gobierno municipal, presidido por Ismael Burgueño Ruiz —quien con convicción ha ofrecido importantes proyectos públicos para Tijuana—, tiene la oportunidad de efectivamente realizarlos haciendo un ajuste en el presupuesto del 2025 y para el conjunto del trienio. Recursos hay disponibles y también tiempo para rectificaciones. Las oportunidades son excepcionales para su administración.
Es evidente que los municipios de grandes dimensiones en México, como es el caso de Tijuana, tienen gigantescas responsabilidades sociales ante sí. Como también es cierto que sus grandes dimensiones no necesariamente se convierten en mayores capacidades de beneficio social. Puede suceder que se estanquen y diluyan.
Una vez más queda claro que la vieja agenda del desarrollo, democracia y autonomía municipales sigue vigente, cuanto más necesaria como se debiliten las instituciones del ámbito federal y estatal. La alternativa local es hoy una puerta obligada para abrir y caminar su ruta. La democracia nacional depende de que exista la democracia local; al igual que no existe desarrollo nacional si no se refleja en lo local. Cuántas veces repetido.
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Profesor del PUED / UNAM
Excomisionado del INM