Jorge Bravo
Pasos tecnológicos (en falso) de Sheinbaum
Se trata de una visión de la innovación debatible porque significa dejar fuera las soluciones que ya tiene la industria tecnológica que se dedica a ello, a cambio de contratar a ingenieros desarrolladores mexicanos.La presidenta Claudia Sheinbaum dio a conocer sus acciones en materia digital y tecnológica, pero algunos pueden ser pasos en falso.
Durante su mensaje de toma de posesión, Sheinbaum dijo que “haremos el programa de digitalización más ambicioso de la historia”. Más tarde, durante la ceremonia de los 100 puntos de compromiso para los próximos seis años del Segundo Piso de la Cuarta Transformación, reiteró que para facilitar el acceso al pago de impuestos, trámites y servicios, “crearemos el programa de digitalización de trámites más grande de nuestra historia; que viajen los papeles en línea, no que hagan filas las personas”.
En su documento de campaña de 100 pasos para la transformación, anunciaba un proceso de simplificación y digitalización de trámites, porque “hay que poner la tecnología al servicio de la gente y de la nación”.
Antes de que Sheinbaum diera a conocer su gabinete, adelantó la creación de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones y a su titular, José Antonio Peña Merino, ideólogo de estas iniciativas y extitular de la Agencia Digital de Innovación Pública de la Ciudad de México, cuyo modelo buscará replicar a nivel federal.
Fue ante la cúpula empresarial de México que la entonces presidenta electa presentó el documento “Prosperidad compartida”, donde reveló que la meta de dicha Agencia de Transformación Digital será 50% menos trámites, 50% menos tiempo, 50% menos requisitos y 80% de procedimientos digitalizados. La aspiración a 2030 debería ser que 100% de los trámites del gobierno sean digitales.
Para lograrlo prevé transitar de la Ley General de Mejora Regulatoria a la Ley General de Simplificación y Digitalización. Todavía no sabemos si esta nueva ley creará esa Agencia y es una incógnita el destino de la Estrategia Digital Nacional de la Oficina de la Presidencia de la República.
Sheinbaum detalló que se creará una fábrica de software público (como ocurrió en la CDMX) y un centro de ciberseguridad e Inteligencia Artificial. Estas iniciativas son ideas de Merino, incluido que “las soluciones tecnológicas de todo el gobierno serán hechas en casa por jóvenes profesionistas mexicanos”.
Se trata de una visión de la innovación debatible porque significa dejar fuera las soluciones que ya tiene la industria tecnológica que se dedica a ello, a cambio de contratar a ingenieros desarrolladores mexicanos. Una fábrica de software no es igual que una factoría de zapatos. El nivel de inversión, innovación y competitividad que impulsa la industria tecnológica es difícil de igualar por parte del gobierno, sin mencionar los salarios para los desarrolladores del sector público versus el privado.
Y es que Sheinbaum dijo ante el Congreso de la Unión que los mexicanos “no podemos quedarnos atrás en el desarrollo tecnológico”. Por eso lanzará el Programa de Desarrollo Tecnológico para la Innovación. Anunció que se pondrá en órbita un nuevo satélite para ampliar la conectividad. También se refirió a algunas oportunidades perdidas durante la pasada administración de López Obrador como integrarse a la cadena de producción de semiconductores, producir drones de bajo costo y alta eficiencia, equipos de telecomunicaciones cifrados, equipos de diagnóstico y monitoreo de enfermedades y tecnologías para el ahorro del agua y la energía. Aclaró que “será tecnología hecha en México por mexicanas y mexicanos”.
También se refirió a la producción de litio, mineral estratégico para la fabricación de las baterías que utilizan infinidad de dispositivos electrónicos como los smartphones y los vehículos eléctricos.
En el compromiso 88 reconoció que en México la internet es un derecho. Dijo que se avanzó mucho con el presidente López Obrador, refiriéndose a que 81.2% de la población es usuaria de internet, es decir, 97 millones de personas.
También a la creación por parte de AMLO de la empresa CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos (CFE TEIT), para garantizar servicios de telecomunicaciones en las zonas más vulnerables del país y reducir la brecha digital. Según el Sexto Informe de Gobierno de AMLO, a junio de 2024 CFE TEIT había instalado 105 mil 651 sitios públicos con internet gratuito. Esta cifra es ligeramente superior a los 101 mil puntos con internet que dejó al final de su administración el expresidente Peña Nieto.
Sheinbaum nombró a Emiliano Calderón como el nuevo director de CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos. Previamente se desempeñó como Coordinador de la Estrategia Digital Nacional, sin resultados y con una visión dogmática de la tecnología. De los primeros pasos que ha dado Sheinbaum para levantar el segundo piso de la 4T, el nombramiento de Calderón es uno de los más tambaleantes.
La presidenta dijo que “ya viene la reforma constitucional en esta materia (internet) y vamos a seguir ampliando el acceso a internet para todas y todos”. Se refiere a la reforma para extinguir el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y los cambios para que el Ejecutivo Federal retome el control de la política pública y la regulación de las telecomunicaciones y la radiodifusión en México.
El compromiso 59 encendió las alarmas porque anunció que en octubre “enviaremos la ley para garantizar la obligatoriedad de la seguridad social para las y los trabajadores repartidores de aplicaciones telefónicas”. Se trata de una reforma laboral que, para que sea acorde con los intereses de las personas repartidoras y el modelo de negocio de las plataformas de reparto, deben preservarse los principios de flexibilidad y no subordinación obligatoria a las plataformas digitales.
A diferencia de su antecesor, es evidente que Sheinbaum tiene una visión más amplia de la ciencia, la tecnología, la innovación y la digitalización del país. Pero varios de sus compromisos de gobierno pueden llevarla a dar cuatro pasos en falso: desplazar la experiencia e inversiones de la industria tecnológica por construir una fábrica de software, nombrar como premio de consolación a un funcionario sin resultados al frente de CFE TEIT, extinguir al IFT y obligar a las plataformas de delivery como DiDi, Uber y Rappi a otorgar seguridad social a las personas repartidoras sin atender sus verdaderas necesidades de generación de ingresos, libertad y flexibilidad que otorga la tecnología.
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