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#UnidosPorLasAudiencias cuando les conviene

La respuesta es sencilla: los medios públicos se coordinaron para hacer una cobertura oficialista, propagandística y completamente sesgada, parcial y a favor del gobierno del presidente AMLO y la Cuarta Transformación.
miércoles, 8 de marzo de 2023 · 12:38

CIUDAD DE MÉXICO (apro).-Porque era “un tema de interés público y periodístico”, esa fue la justificación que dieron los medios públicos federales Canal 14 y la estación de radio Altavoz (ambos del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano), Canal Once, Canal 22, el Instituto Mexicano de la Radio (Imer), Radio Educación y Capital 21 (Servicio de Medios Públicos de la Ciudad de México) para coordinarse y realizar la “cobertura informativa especial” de la “Marcha por la Transformación” el domingo 27 de noviembre de 2022.

Si esa marcha convocada directamente por el presidente López Obrador fue de interés público e interés periodístico, ¿por qué esos mismos medios oficialistas no hicieron un despliegue técnico, de conductores y reporteros ni una cobertura informativa tan intensa para informar sobre la reciente marcha del 26 de febrero de 2023 que abarrotó el zócalo capitalino (como tampoco lo hicieron para la concentración del 13 de noviembre de 2022 cuando se convocó a defender al Instituto Nacional Electoral, que llenó la Columna de la Independencia), a pesar de que ambas manifestaciones fueron “un tema de interés público”.

La respuesta es sencilla: los medios públicos se coordinaron para hacer una cobertura oficialista, propagandística y completamente sesgada, parcial y a favor del gobierno del presidente AMLO y la Cuarta Transformación.

Como las dos marchas ciudadanas se organizaron para oponerse, primero, a la reforma electoral y, después, al Plan B electoral, a pesar de haber sido visiblemente masivas y de que los medios públicos debieran ser ciudadanos, no hicieron una cobertura informativa semejante a la “Marcha por la Transformación” sencillamente porque esas manifestaciones se oponían a las reformas en materia electoral que ha promovido el presidente AMLO, Morena y la Cuarta Transformación.

Como televidente y radioescucha, me sentí afectado en mis derechos como audiencia por el tono propagandístico de la cobertura, porque la percibí sesgada, parcial y completamente a favor de las políticas y mensajes del gobierno en turno.

Razón por la cual le escribí a cada uno de los seis defensores de audiencias de los medios públicos: Lenin Martell (SPREM), Felipe López Veneroni (Canal Once), Gabriel Sosa Plata (Canal 22), Laura Martínez Águila (Imer), Ana Cecilia Terrazas (Radio Educación) y Karla Prudencio (Capital 21). Las respuestas completas se pueden consultar en el siguiente enlace (https://bit.ly/3ymGWm8) para fines informativos y de indagación académica. Que las audiencias y los lectores juzguen. Aquí sólo hago una selección y edición de algunos puntos.

A todas y todos los defensores les formulé las mismas 5 preguntas: 1) si la “cobertura informativa especial” de la “Marcha por la Transformación” fue un acto de propaganda; 2) si violó el artículo décimo transitorio de la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones y radiodifusión de 2013 sobre la independencia editorial del medio público al realizar una cobertura parcial sólo de las posturas oficiales y del gobierno federal; 3) si afectó la independencia editorial del medio público; 4) si se procuró la pluralidad de voces y la diversidad de opiniones (entendidas como aquellas distintas a la del discurso oficial y del gobierno), y 5) cuáles serían la rectificación, recomendación o propuesta de acción correctiva.

SPREM: para Lenin Martell la cobertura de la “Marcha por la Transformación” no fue un acto de propaganda ni violó la Constitución, hubo independencia editorial, se privilegió la participación ciudadana y no se destinó presupuesto extra para la producción (como si el presupuesto del SPREM no fuera público). De acuerdo con 95% de las comunicaciones de las audiencias, la cobertura sí procuró la pluralidad de voces y la diversidad de opiniones, pero ese porcentaje es precisamente de comentarios a favor de AMLO, el gobierno y la Cuarta Transformación.

Martell reveló que doce sistemas estatales de radiodifusión se conectaron por voluntad propia. El SPREM los convocó, pero hasta el día del evento se supo con precisión cuáles medios participarían. Esta información no concuerda con que días previos a la “Marcha por la Transformación” ya había circulado en redes un cartel con los logotipos de los medios públicos mencionados.

Martell asegura que la cobertura “cubrió un vacío informativo que otros medios de comunicación —sobre todo comerciales— no reportaron, descontextualizan o simplificaron la relevancia periodística de la marcha”. Esta afirmación es una generalización, no tiene sustento ni evidencia empírica y no puede afirmarse un acto futuro, como la cobertura de los medios comerciales.

Canal Once. Para López Veneroni no fue un acto de propaganda porque “no nos encontramos en un período electoral” (como si la propaganda sólo existiera en elecciones), “no fue una transmisión ordenada por la Secretaría de Gobernación o alguna otra instancia del poder Ejecutivo Federal” (sólo eso faltaba, pero la marcha sí fue convocada por el Presidente), “no se trató de un programa preproducido y editado a manera de un documental o un promocional, sino que se trató de la crónica periodística, en tiempo real”, y “permitió subsanar un previsible vacío informativo de los medios electrónicos comerciales”. Si fue en tiempo real, ¿cómo adivina el defensor “un previsible vacío informativo” que en realidad no existió? ¿Acaso es el Oráculo de Delfos? Es falso que los medios comerciales no dieron cobertura a la “Marcha por la Transformación”.

López Veneroni sostiene que corresponde a una autoridad jurisdiccional determinar si hubo o no una violación al artículo décimo transitorio de la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones y radiodifusión.

Dice que “en la medida en que la transmisión especial no fue un programa de opinión, sino uno de carácter informativo-constatativo, no tenía cabida introducir elementos de una polémica o análisis, del mismo modo que éstos tampoco son referidos en coberturas como la del grito de la Independencia o el desfile del 20 de noviembre”. Curiosamente, en las coberturas de esas fechas cívicas sí se introducen comentarios y se invita a especialistas, tienen un tono oficialista, pero no hacen apología del gobierno en turno. No se sostiene el argumento, precisamente porque todo el tiempo hubo opiniones, comentarios, loas de los conductores de los medios públicos a la “Marcha por la Transformación”, como lo reconoce Sosa Plata más adelante. Aquí está el enlace a la cobertura de más de 8 horas (https://bit.ly/3LfdRR8) para que cualquiera lo constate. 

López Veneroni coincidió “con quienes han señalado que este tipo de coberturas recuerdan a las prácticas informativas de antaño (...), pero no porque se trate de un acto de propaganda, sino porque le hizo falta imaginación, innovación y una dinámica periodística más actual”

López Veneroni recomendó 1) “negociar un manejo más dinámico y periodístico de la información” (¿Canal Once tiene que negociar?; para mí eso es perder independencia editorial) y 2) “que una vez concluido el acto motivo de la transmisión se pueda diseñar un programa, este sí de análisis y opinión, en el que diversos representantes de la opinión pública y que son, a la vez, colaboradores del propio canal, dialoguen e intercambien puntos de vista sobre lo que, de otra parte, fue un hecho noticioso trascendente y de interés público general”.

Imer. Para Laura Martínez “una cobertura informativa completa habría contextualizado los motivos y el sentido de la marcha, aportado datos comparativos, de contraste o al menos complementarios de cara al gran discurso sobre la marcha; algo que tuvo poco o nulo tratamiento en la cobertura. Tampoco se mostraron voces críticas, contrarias y las que sí tuvieron mención fue apenas en una ocasión a las familias de personas desaparecidas”.

Martínez resalta que “no se cumplió cabalmente al homogenizar la transmisión de todos los medios de comunicación públicos y el trabajo de los distintos colaboradores de estos medios bajo la definición y decisiones editoriales de Canal 14 y Canal Once”.

Para Martínez “la independencia editorial, así como los derechos de las audiencias a la diversidad y pluralidad social, política e ideológica no contaron con condiciones de ser plenamente respetados ni garantizados según lo estipulado en la [Ley Federal de Telecomunicaciones y radiodifusión], como resultado de las decisiones editoriales de estos dos canales de televisión pública por encima de todos los medios públicos participantes, transgrediendo así otro derecho de las audiencias: el derecho a recibir contenidos con una pluralidad y diversidad de formatos”. Comparto esta reflexión.

Radio Educación. Ana Cecilia Terrazas destacó que “Radio Educación acertadamente no transmitió por su FM –emisora más escuchada por el grueso de sus audiencias– la integridad del mensaje”. Terrazas recomienda “fortalecer la capacitación para que se pueda detectar el periodismo de calidad informativa (equilibrado, plural e independiente) para que las audiencias puedan y sepan cuándo exigir sus derechos”.

Consultado por Terrazas, el director de Radio Educación, Jesús Alejo, reconoció que “al interior de la institución ha habido pronunciamientos críticos en torno a la decisión de Radio educación de sumarse a la cobertura, lo que nos abre una oportunidad para debatir el papel de los medios de uso público y obtener de tal deliberación, ejes de actuación que nos permitan servir de mejor manera a la ciudadanía”. Pues sí, de eso se trata este texto y debate.

Canal 22. Para Sosa Plata tampoco fue propaganda ni se violó la Constitución ni la independencia editorial del medio. “No obstante, esta Defensoría considera que en la transmisión hubo manejos periodísticos que sí traspasaron, en algunos momentos, la línea entre la información y la opinión, con lo cual se pudo haber afectado la imparcialidad que también debe caracterizar el trabajo de periodistas y de los medios de comunicación en su conjunto. Esta situación puede tener implicaciones que dañen el pluralismo, razón por la cual se hará la recomendación de diferenciar la información y la opinión en las participaciones de reporteros o conductores asignados a estas coberturas”.

Llama la atención que mientras algunos defensores como López Veneroni sostienen que sólo era una crónica periodística que no tenía la intención de introducir opiniones, Sosa destaca que se traspasó la línea entre la información y la opinión y que la recomendación va en el sentido de diferenciar la información y la opinión. Interesante.

Capital 21. Para Karla Prudencio, “no hay evidencia que sustente que la decisión del medio público haya obedecido a alguna presión de carácter político”, como si hiciera falta. La defensora reconoce que “no se procuró la pluralidad de voces y la diversidad de opiniones entendidas como aquellas distintas al discurso oficial. Sin embargo, vale la pena mencionar que la cobertura informativa especial a la que se hace referencia no era un programa de opinión, sino una crónica y una cobertura noticiosa”, pero llena de comentarios y opiniones elogiosas de los conductores, empezando por Jenaro Villamil, presidente del SPREM.

Conclusiones: observo respuestas semejantes y hasta coordinadas de Martell, López Veneroni, Sosa Plata y Prudencio, y diferenciadas de Martínez y Terrazas. Salvo Martell, las y los defensores coinciden (aunque lo justifican) en que hubo una falla en lo que respecta a la pluralidad de voces y la diversidad de opiniones durante la cobertura, precisamente uno de los derechos de las audiencias.

Supongamos sin conceder que la “cobertura informativa especial” de la “Marcha por la Transformación” el domingo 27 de noviembre de 2022 no fue propagandística, no violó la Constitución y no comprometió la independencia editorial de los medios públicos. ¿Entonces por qué esos mismos medios no hicieron una cobertura semejante de la marcha del 26 de febrero de 2023? ¿Acaso no tenía interés público y periodístico? ¿Acaso no llenó el zócalo?

Seamos claros: no lo hicieron porque la marcha se oponía a las reformas y políticas electorales promovidas por el Presidente y el gobierno de la Cuarta Transformación. Es evidente que no hacía falta una instrucción del Ejecutivo federal para no darle cobertura especial a esa segunda marcha, porque fue un acto de autocensura de los medios públicos. Usando las palabras de dos defensores: era previsible un vacío informativo de los medios públicos.

Señoras y señores defensores: en sus respuestas a mis preguntas y en la falta de cobertura de la segunda marcha están sus contradicciones. Recuerden que ustedes sólo rinden cuentas a las audiencias, deben ser imparciales e independientes del medio.

Ahora respondan: ¿por qué los medios públicos no hicieron una cobertura especial de la marcha del 26 de febrero? La respuesta es porque los medios públicos se unieron en la “Marcha por la Transformación” para hacer propaganda a favor del Presidente y porque no tienen la suficiente independencia editorial para hacer una cobertura especial de las otras manifestaciones también ciudadanas.

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