Carlos Martínez Assad

Otra vez las caricaturas de Mahoma

El profesor Paty no encontró mejor ejemplo para abordar la libertad de expresión en su clase, que lo ocurrido con las caricaturas de Mahoma y sus consecuencias con su publicación en la revista Charlie Hebdo, en referencia al asalto terrorista de los hermanos Kouachi que dejó 11 muertos en París el 7 de enero de 2015.
martes, 26 de diciembre de 2023 · 05:00

El 27 de noviembre del año que termina, seis jóvenes franceses fueron condenados por el asesinato del profesor Samuel Paty, de 47 años, decapitado el 16 de octubre de 2020 por el islamista radical Abdoullahn Anzarov, un refugiado ruso de origen checheno de 18 años. Entre todos forjaron el ambiente que llevaría a la muerte del docente del Collège du Bais-D´Aulne en Complants-Saint-Honoré, al noroeste de París. El atacante había llegado como refugiado a Francia 12 años atrás, siendo apenas un niño; y según las investigaciones policiales los miembros de su familia tenían registros por agresiones por motivos religiosos, incluso una media hermana se unió en 2014 al Estado Islámico en Siria, desconociéndose hasta ahora su paradero.

De nuevo, un asunto que ha dejado en luto a varias familias a lo largo de varios años estuvo en el origen del problema, cuando el profesor Paty no encontró mejor ejemplo para abordar la libertad de expresión en su clase, que lo ocurrido con las caricaturas de Mahoma y sus consecuencias con su publicación en la revista Charlie Hebdo, en referencia al asalto terrorista de los hermanos Kouachi que dejó 11 muertos en París el 7 de enero de 2015. Sabía de lo que el tema ha generado porque pidió a los asistentes que si sentían ofendidas sus creencias podían retirarse.

La historia había comenzado años atrás cuando 12 caricaturas del profeta Mahoma, de Kurt Westergaad, fueron publicadas en el diario conservador de Dinamarca, Jyllands-Posten, en septiembre de 2005. Aunque no se supo de inmediato, tuvieron fuertes reacciones en diferentes países. Megazinet, una revista cristiana de Noruega, volvió a publicarlas el 10 de enero de 2006. La andanada fue entonces más aparatosa. Manifestaciones de musulmanes enardecidos incendiaron en los primeros días de febrero las embajadas de Dinamarca en Damasco y en Beirut que alcanzaron al barrio cristiano de Achrafieh, en donde incluso fue agredida la Catedral cristiana de San Maroun. Las protestas se extendieron a las embajadas de Suecia, Francia, Inglaterra, Austria y de la Unión Europea en el Cairo, Teherán, Naplusa, Gaza, Yakarta, Estambul y Afganistán, donde se provocó la muerte de una decena de personas y la ola envolvió a países de mayoría musulmana como en Iraq y Pakistán, pero también a las ciudades europeas donde viven musulmanes y no solo las capitales como París, Berlín y Londres, sino también en poblados pequeños.

El 26 de enero Arabia Saudita llamó a su embajador en Dinamarca, medida en la que le siguió Libia. En las primeras dos semanas de febrero del 2006 las caricaturas fueron reproducidas en algunos diarios europeos. De tal forma que las manifestaciones continuaron con fuerza, lo cual hizo reaccionar a gobiernos como el inglés y el francés, que hubieron de lamentar públicamente la publicación de las viñetas. Pero sólo Noruega y Dinamarca enviaron notas diplomáticas de protesta a Irán y Siria. El 11 de febrero el gobierno danés llamó a sus embajadores en esos países, incluido el de Indonesia “por razones de seguridad”. El entonces secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, respondió a la pregunta de un periodista: “Honestamente no comprendo por qué los diarios publicaron esos dibujos ahora” y consideraba el asunto “insensible, agresivo y provocador. Miren lo que ha pasado en el mundo” para concluir: “Fue echarle aceite al fuego”.

Hasta el líder de Hamas Khaled Meshaal, fortalecido porque apenas hacía un mes su organización había arrasado en las elecciones legislativas en Palestina, expresó estar dispuesto a desempeñar un papel para apaciguar la situación entre el mundo islámico y los países occidentales “a condición de que éstos se comprometan a poner fin a los atentados contra los sentimientos musulmanes”.

El semanario francés. Irreverencia 

Hassan Nasrallah, el líder de Hezbolá, al finalizar una manifestación en contra de las imágenes publicadas, llamó a conmemorar la Ashura —que recuerda el asesinato del imán Hussein, nieto del Profeta— realizando una jornada de protesta. Agregó que los musulmanes estaban dispuestos a “derramar su sangre” si es necesario para “defender la sacralidad del profeta”. Todavía, pidió al Parlamento europeo y a los parlamentos de cada uno de los países que lo integran finalizar el movimiento, dando excusas a los agraviados y legislar prohibiendo a las órganos informativos cualquier nota que atente contra la dignidad del Profeta. El debate sobre la esencia del liberalismo y de los valores republicanos, aludía al respeto y la tolerancia entre ideologías que se distancian en lugar de aproximarse.

Pierre Collignon, el responsable de la edición dominical del cotidiano danés Jyllands-Posten, explicó casi cuatro meses después de la publicación de las imágenes del Profeta, justificándose en la “gran tradición satírica del país”; no imaginó las consecuencias de representarlo con un turbante que se convierte en bomba de donde salen los terroristas que asedian al mundo.

El diario, solamente en la primera semana de publicar las caricaturas, recibió cientos de cartas de protesta. Hasta los musulmanes moderados se sintieron aludidos.¿no podía haberse detenido el asunto en el mes de septiembre de 2005 y dejar de atizar el fuego volviendo a publicar los dibujos? Collignon se excusó; aceptó tener más claro hasta febrero de 2006 la necesidad del respeto a las creencias religiosas y lamentó no haber previsto que los dibujos resultaran tan ofensivos para los creyentes del islam.

El semanario Charlie Hebdo se comprometió con el tema publicando las caricaturas aparecidas en el diario danés Jyllands-osten con el añadido de un dibujo de Jean “Cabu” Cabut en la portada, el 25 de septiembre de 2005, pasando su edición de 60 mil a 400 mil copias en una semana. Casi 10 años se estuvo larvando la reacción que llegó con el atentado terrorista el 7 de enero de 2015 y, aun así, una semana después después, el semanario publicó una nueva imagen del Profeta ostentado un letrero con la leyenda: “Todo está perdonado”.

El asesinato del profesor Paty ha sido la última expresión de un asunto que inició hace casi 20 años, y el largo juicio por su asesinato acaba de concluir con la condena de 14 implicados entre quienes planearon el golpe. En el mismo año de su asesinato, 2020, el semanario Charlie-Hebdo volvió a publicar las caricaturas.

¿Por qué desde el Occidente de valores liberales se continúa pensando que no puede haber cortapisas a esa libertad aún cuando ha provocado tal despliegue de la intolerancia?

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