Papa Francisco
Francisco pone orden al oscurantismo del Opus Dei
A 40 años de haberse constituido en Prelatura Personal, el Papa Francisco modifica algunos de sus preceptos y pone fin a potestades eclesiásticas.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).–El Papa Francisco derogó diversos privilegios que Juan Pablo II había otorgado al conservador Opus Dei. Dichas prerrogativas fueron concedidas en 1982 mediante una Constitución llamada Ut sit. El Opus Dei, o la Obra de Dios, fue fundada por el sacerdote español Josemaría Escrivá de Balaguer en 1928. Se ha convertido en una de las organizaciones más poderosas, adineradas e influyentes de la catolicidad, presente en más de 60 países y con casi 90 mil miembros.
A 40 años de haberse constituido en Prelatura Personal, el Papa Francisco modifica algunos de sus preceptos y pone fin a potestades eclesiásticas. Formalmente el objetivo es “proteger el carisma sobre la autoridad jerárquica” y propagar la llamada a la santidad “a través de la santificación del trabajo y de los compromisos familiares y sociales”. Así lo planteó Francisco en su motu proprio Ad charisma tuendum, cuyo fin es restablecer la gracia del Espíritu Santo. Cambia algunas pautas, armonizándolas con su proyecto de reforma de la curia, contenida en la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium.
El Opus Dei es probablemente la institución católica más controvertida de la Iglesia. Estigmatizada porque sus miembros fueron cruzados de Dios y del franquismo. En los años sesenta tuvo varios numerarios que figuraron en el gabinete en la dictadura del generalísimo. También diversos estudios vinculan, en diferente grado, al Opus Dei con diversos golpes de Estado. En todo caso supieron adaptarse muy bien a las dictaduras de Argentina y Chile. En Perú, a principios de siglo, de 48 obispos 10 eran del Opus Dei, sin duda, el objetivo era frenar la Teología de la Liberación del teólogo Gustavo Gutiérrez. Juan Luis Cipriani, cardenal de la Obra, nombrado por Juan Pablo II en 2001, fue arzobispo de Lima, 1999 a 2019, tuvo un desempeño desastroso. Elitista, altanero, politiquero, soez e insolente. Una especie de “Alito eclesiástico”, ahora enfrenta cargos serios de pederastia. En 2005 el Opus Dei recibe un severo golpe cultural a escala planetaria con el estreno de la película El Código Da Vinci. En Japón el Opus Dei presionó a Sony Pictures para retirarla. En Perú, el episcopado infestado de numerarios declaró que la película era un “ataque sistemático a la iglesia Católica”.
¿Qué es la prelatura personal que otorgó Juan Pablo II al Opus Dei? Es una figura institucional especial de la Iglesia para una organización regida por un prelado cuya jurisdicción no está vinculada a ningún territorio determinado. El Opus Dei es la única prelatura personal en la Iglesia. Por tanto, Wojtyla le otorga al Opus Dei un estatus jurídico aventajado en 1982. Varios obispos, principalmente españoles, protestaron. Se trataba, decían, de una Iglesia dentro de la Iglesia o de una diócesis dentro de un territorio diocesano. El Opus Dei y Juan Pablo II son hijos de la Guerra Fría y el anticomunismo los hermanó. Prueba de ello fue la polémica santificación, fast track, de su fundador, Josemaría Escrivá de Balaguer, en 2002.
Los adjetivos recurrentes entre observadores para delimitar la Obra son: secretismo, sectarismo, proselitismo agresivo, elitismo, obsesión por el poder, coercitivos, herméticos, reaccionarios y dados a mentir sistemáticamente. Notablemente los principales críticos de la Obra son sus exmiembros. Denuncian abusos de una organización voraz que absorbe la energía de sus miembros. Que es controladora e impositiva, que manipula la conciencias mediante un proceso de deconstrucción y reconstrucción de la personalidad. Hay abundante bibliografía que desnuda secretos internos propios de una secta.
No podríamos entender los ajustes al Opus Dei sin dimensionar los alcances de la reforma de la curia. Recordemos que en las asambleas precónclave de 2013 los cardenales electores mandataron, aun sin elegir al sucesor de Benedicto XVI, reformar la curia romana. Envuelta en escándalos de corrupción, malversación de fondos, luchas palaciegas por el poder, disputas por privilegios, lobbies gay que hacían de los secretos de alcoba instrumentos para destruir o encumbrar trayectorias. Dichos escándalos, destacaban a la burocracia vaticana que se servía de la Iglesia e influyeron en la renuncia de Benedicto XVI al pontificado. La reforma de Francisco, previas consultas, tardó nueve años. Su propuesta central es reconvertir a la curia y que sirva a la iglesias locales como instrumento de apoyo en la tarea de evangelización.
A partir del pasado 4 de agosto el Opus Dei pasó del dicasterio de los obispos al dicasterio del clero. El prelado, máxima autoridad de la prelatura, presentará un informe anual sobre las actividades realizadas, los planes y proyectos, así como su situación financiera. El propio prelado, a diferencia del pasado, ya no podrá ser nombrado obispo. Por lo tanto, el título que corresponderá será el de protonotario apostólico supernumerario con el título de reverendo monseñor.
Desde lo religioso el Opus Dei es oscurantista. En términos políticos ha mostrado ser reaccionario. Sin embargo, en el terreno de negocios y financieros se acomoda muy bien a las diversas escuelas económicas. Santificar las acciones de la vida, en especial el trabajo, es una gracia que tiene un sabor muy weberiano. El trabajo santificado conduce al éxito y al poder. Como señala Virginia Ávila, acuciosa investigadora, a través de las diversas escuelas de negocios, en México es el IPADE, el objetivo era difundir el sentido social cristiano entre altos directivos empresariales. En América Latina han pasado 40 mil empresarios por sus aulas. Además, la prioridad es aprovechar estos centros estratégicos para hacer negocios y relaciones comerciales. El Opus Dei rinde culto al Dios dinero, por tanto, es un germen católico del neoliberalismo. Contrario al magisterio actual. Por ello, Francisco les convoca a regresar al carisma de la Iglesia.
Las medidas de Francisco desinstalan las canonjías. Al Opus Dei y a los Legionarios les urge un nuevo cónclave, sueñan con un nuevo Papa.