Ajedrez
Promesas del ajedrez que no lo son
Lo que verdaderamente importa es que el juego ciencia les dé herramientas para pensar, para desconfiar del primer impulso, para tomar mejores decisiones.CIUDAD DE MÉXICO (apro).–No hay duda que la información se ha democratizado. Los medios ya no son propiedad de unos cuantos. Las redes sociales e incluso, todo Internet, ha permitido que las personas puedan publicar noticias, abrir portales de información política, social, deportiva, etcétera. YouTube, por ejemplo, ha permitido casi que cualquier persona pueda convertirse en una televisora y hoy incluso tenemos casos como el de Latinus, un portal de noticias que comandan Carlos Loret de Mola y Brozo, entre otros periodistas y críticos del gobierno actual, que sin tener acceso a la televisión, se han ido a la alternativa que son los videos de la popular plataforma YouTube.
También las redes sociales, Twitter y Facebook, han colaborado para que cualquiera que se inscriba en estos sitios pueda publicar la información que le parezca relevante. Es claro que cada medio en Internet tiene diferentes alcances pero al final del día, todos colaboran para que los seres humanos dependamos cada vez menos de fuentes oficiales, de la televisión (a manos de unos pocos), o de periódicos –cada uno con su propia tendencia.
Pero esto también colabora a las noticias falsas, a las “fake news”, que han sido un tema por mucho tiempo en Internet. Hay quienes publican de forma aviesa, información absolutamente sesgada en favor o en contra de alguien o de algún evento, y entonces buscan manipular a quienes leen dicha noticia. Más aún, hay quienes publican en las redes sociales o en portales de la web, notas sobre artistas que supuestamente han fallecido. Y hacen notas creíbles, poniendo información relevante sobre aquel que han dicho, ha fallecido. Lo que se busca es que las personas entren a esas páginas y generen tráfico, que les deja centavos por cada persona que se conecta y por ende, generan esta tendencia de noticias terribles, explotando el morbo de los seres humanos.
Pedro si hablamos de todo esto es porque hay quienes usan las redes sociales, publicaciones electrónicas de medios locales, para ensalzar a ajedrecistas que –supuestamente– han tenido un gran logro. Por ejemplo, un chico mexicano –que ganó el subcampeonato mundial escolar 2022, jugó una partida con el gobernador de Querétaro. Algún adulto pensó que quizás si el político se hacía propaganda con la promesa del ajedrez mexicano, quizás a cambio de una beca o apoyo, sería una buena idea este show mediático. Pero todo esto está mal. Inflan al chico haciéndole creer que es genial, que es subcampeón mundial infantil escolar, porque quedó en segundo lugar en un torneo para niños, aunque la realidad sea que este título es un pomposo nombre que no tiene nada que ver con el nivel del chico.
Para precisar más: en la India hay chicos de 14 años que juegan como fortísimos grandes maestros. Jamás ganaron uno de estos supuestos campeonatos mundiales y sin embargo, hoy juegan a un nivel de gran maestro de elite casi. Pero esto no se dice, porque siempre se ve políticamente incorrecto criticar a quien gana un premio. Y ojo, no criticamos eso, sino esos afanes mediáticos que tal vez, por conseguirle algún apoyo de “papá” gobierno, lo echan al chico al show para que dispute una partida con un adulto que no entiende prácticamente nada de ajedrez, pero que le hace ver como un gobernador interesado en la niñez y entonces dé la instrucción de otorgarle una beca al infante y así todos contentos: por una parte el gobernador porque se hace promoción política y el chico, que recibirá quizás un apoyo en metálico por algún tiempo.
Pero si esto les parece poco, vean la nota publicada este domingo 17 de julio en el Diario de Xalapa: “Es el sexto mejor jugador de ajedrez a nivel mundial, conoce al veracruzano Hermes [Valenzuela]”. La nota, escrita por Ingrid Ruíz, dice que el joven de 24 años, Hermes Valenzuela, veracruzano, dice “A nivel mundial es el sexto mejor jugador de ajedrez, es el único veracruzano con más [torneos] panamericanos” y agrega: “ha sido nueve veces campeón nacional de ajedrez, campeón de Norteamérica, subcampeón de Centroamérica, cuarto lugar del continente escolar, sexto lugar en el mundial y acumula otros títulos más”. Lo que la periodista no indica es en qué categoría ha sido nueve veces campeón nacional porque evidentemente, jamás ha sido campeón nacional abierto, por ejemplo, que sería el máximo título que puede conseguirse en México. Igualmente podríamos pensar en preguntarnos, ¿Campeón de Norteamérica? ¿Subcampeón de Centroamérica? ¿Es en serio? Se me hace raro, porque con todos estos títulos que dice tener no parece que se le conozca como un fuerte jugador en el ámbito nacional.
Pero si investigamos, en la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), Hermes Valenzuela tiene poco menos de 2000 puntos Elo y ni siquiera tiene un título internacional. Vamos, no es ni “candidato a maestro”. Para colmo, nació en 1998 y hoy cuenta con 24 años y eso, con toda franqueza no lo hace un jugador excepcional.
Y de nuevo aquí enfrentamos el mismo fenómeno: se infla a un jugador, se nos hace creer a los lectores que estamos ante el nuevo campeón mundial en potencia y tristemente todo esto es falso. Hermes Valenzuela, que no conozco, es un entusiasta del ajedrez y probablemente ama el juego como el que más, pero eso no da títulos, ni lo hace campeón de nada. E inflarlo así solamente lo pone ante una realidad en donde será criticado justamente porque no tiene esos méritos que dice tener. Y la comunidad ajedrecística es dura con todas estas supuestas promesas, que no son más que temas mediáticos para impulsar la carrera de alguien o al menos eso queremos creer.
Y miren, hace unos años una chica, candidata a maestra por parte de la FIDE, que vivía en el norte de México, empezó a ser noticia ajedrecística. El papá de la niña le hizo una página en donde ponía fotos de ella jugando, en donde se seguía su ascendente carrera en el tablero y en su futuro brillante en el ajedrez. Vamos, hasta en algún momento el padre de la chica quiso contratar a maestros de ajedrez para apoyar el desarrollo de su hija. ¿Pero qué pasó? Pues que la niña nunca despegó. Jamás se convirtió en la gran ajedrecista que su papá pensaba que sería y probablemente, cuando creció, se interesó por otros temas, habrá estudiado una carrera profesional y nunca más se supo de esta chica. Pero el nivel de promoción del papá era tal que parecía hacernos creer que estábamos ante un gran prodigio del ajedrez. De nuevo, todo fue un show que no llevó a nada.
Lo importante –creemos– no es que los niños lleguen a campeones de ajedrez necesariamente. No. Lo que verdaderamente importa es que el juego ciencia les dé herramientas para pensar, para desconfiar del primer impulso, para tomar mejores decisiones. El ajedrez tiene un elemento de vanidad que no podemos ocultar. A más de uno le gustaría ser conocido como “maestro”, y sí, eso es siempre halagador, pero no es lo fundamental. Si podemos hacer que más personas jueguen y se incorporen al ajedrez, será mejor. Y sí, de ahí saldrán los verdaderos talentos, pero repetimos, eso no es lo que debería importarnos. Lo fundamental es que les demos herramientas a las nuevas generaciones para hacer de este mundo algo mejor.