Richard Dawkins
Comportamiento complejo en la Naturaleza
Para muchos la complejidad humana sólo puede explicarse por la presencia de Dios, que nos creó (incluso se afirma, a su imagen y semejanza), pero la ciencia ha encontrado otras posibilidades.CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).-Richard Dawkins es un biólogo evolucionista, que tiene una decena de libros de divulgación de la ciencia que son muy populares. Uno de ellos habla de nuestra propia naturaleza y busca explicar cómo es posible que exista el ser humano, la cual es una “máquina” por demás compleja. Dawkins se pregunta si es posible –vía la evolución– crear un ser vivo con la complejidad de la que goza el ser humano. Y la respuesta que encuentra es –aparentemente sorprendente– pues es afirmativa.
Para muchos la complejidad humana sólo puede explicarse por la presencia de Dios, que nos creó (incluso se afirma, a su imagen y semejanza), pero la ciencia ha encontrado otras posibilidades. Por ejemplo, se ha encontrado que se pueden hacer simulaciones de algunos conceptos de la vida, en donde se generan comportamientos complejos a partir de reglas muy sencillas y ciegas, es decir, reglas que se ejecutan ciegamente si las condiciones se cumplen y en donde “no hay mano negra”, esto es, no hay supervisión en un nivel más alto.
El ejemplo son los autómatas celulares, los cuales se han estudiado profundamente en dos dimensiones, a través del “Juego de la Vida” del matemático John Conway (fallecido el año pasado por complicaciones de Covid19) o bien en una sola dimensión, gracias al extenuante trabajo de Stephen Wolfram, creador del software “Mathematica” y además, un empresario exitoso. En este último tema, Wolfram plantea poner en una línea horizontal una serie de puntos, a los cuales les llamaremos “células”. En la línea puede haber espacios vacíos entre las células o bien estar éstas pegadas unas a otras. Entonces Wolfram define las reglas ciegas para la evolución de sus células en el tiempo. Por ejemplo, indica que si una célula tiene a su izquierda otra célula pero a su derecha no tiene nada, en la siguiente generación la célula sobrevive. Si en cambio, la célula de interés tiene una a la izquierda y una a la derecha, entonces muere por sobrepoblación. Lo mismo ocurre si la célula no tiene ningún acompañante. En este caso no sobrevive por estar aislada.
Las reglas de Wolfram se pueden numerar y sólo se tienen 8 posibilidades: 000, 001, 010, 010, 011, 100, 101, 110, 111, en donde un “1” representa a la célula y el “0” representa un espacio vacío. Wolfram entonces aplica las reglas a la primera generación de células, las cuales puede ser incluso una célula nada más. Y entonces los resultados obtenidos los pone debajo de la primera generación. Y así vuelve a hacer el cálculo de reglas ciegas en la siguiente generación y el resultado aparece debajo de la generación anterior.
Lo sorprendente es que se encuentran comportamientos complejos, que no pueden analizarse como si las reglas ciegas generaran patrones reconocibles y fáciles de cálcular. De hecho, en algunas reglas (como la regla 30, la cual es: 111 ? 0, 110 ? 0, 101 ? 0, 100 ? 1, 011 ?1, 010 ?1, 001 ?1, 000 ?0), se encuentra un comportamiento azaroso, caótico, el cual llama la atención poderosamente.
¿Pero qué significa esto? ¿Cómo es posible que se generen comportamientos que deberíamos poder predecir si las reglas son siempre las mismas y que se ejecutan sin ninguna consideración extra? Pues bien, eso es un misterio pero nos habla de que ciertos comportamientos que contienen una complejidad demasiado difícil como para explicarla, se generan a través de reglas simples y, siguiendo esta línea de razonamiento, bien algunos seres vivos podrían ser la combinación de muchas reglas simples (en diferentes contextos tal vez), con los que se podrían generar los complejos órganos que eventualmente forman la existencia de un nuevo ser humano.
Dawkins titula su libro como “El Relojero Ciego”, en donde indica que sí, los autómatas que hemos estudiado están lejos de ser la generación de un nuevo ser humano, pero en su concepción más simple, ls conceptos de complejidad parecen revelarnos que no hay unidad supervisora, no hay un dios pues, que indique cómo debe crearse el siguiente ser humano. En palabras de Dawkins, lo que tenemos es un relojero que sigue ciertas reglas, siempre las mismas, y crea un reloj. Pero incluso el relojero no sabe si lo hizo bien, pues sólo siguió las reglas que conoce para que el resultado sea un reloj.
Desde luego que toda esta información es una confrontación directa con las creencias de los seres humanos. Alguna vez Carl Sagan decía sobre el Universo… “Pensemos que el Universo lo creó Dios. Y a la pregunta de ¿quién creó a Dios? La respuesta sería ‘esa pregunta no tiene sentido’. Entonces demos un paso atrás. Con ese mismo criterio no tiene sentido preguntarse quién creó el Universo”.
El resumen de todo esto es que la ciencia nos indica que hay fenómenos que nacen de reglas sencillas, ciegas, que se ejecutan sin ningún elemento externo, y crean entonces situaciones o eventos complejos. Si esto es así (y parece serlo), entonces nos está sobrando la hipótesis del creador, del dios que da la vida (o cualquier fenómeno complejo). Y que quede claro, apenas estamos pisando este terreno en la ciencia.