Carlos Loret de Mola
AMLO vs. Loret: se iba a saber
El periodismo es como la naturaleza: se abre camino, germina y florece. Si no existieran Loret de Mola, Latinus o Mexicanos Contra la Corrupción, tarde o temprano se hubieran conocido las andanzas de la familia incómoda del presidente y él y sus seguidores hubieran reaccionado igual.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El poder oculta, concentra, distrae la atención, reacciona y se sirve a sí mismo. El periodismo revela, entrega o democratiza la información, investiga, es oportuno y sirve al interés público de la sociedad.
Si usted reflexiona sobre ese axioma, comprenderá el resto del texto.
Poder y periodismo son polos opuestos. El problema es que en México, por su importancia social, el periodismo -y quienes lo ejercen- se colocan automáticamente en una instancia de poder. En México los periodistas forman parte del poder y eso los obnubila.
Usted no se deje engañar por sus legítimas preferencias políticas. Aun cuando tuviera fines nobles, cualquier revelación que haga AMLO está encaminada a conquistar, ratificar o acrecentar su poder. Sin embargo, sus intenciones pueden generar resistencia, recibir un revés y comenzar a perder poder.
Lo que quizá usted no se ha puesto a pensar es que los videos, los sobres con fajos de billetes, el estilo de vida, las residencias de super lujo, el influyentismo y los conflictos de interés de los familiares cercanos del presidente AMLO, de todas maneras se iban a conocer en algún momento, sin importar quién los revelara.
Por la mente del periodista pasa una reflexión que es cuestionable, pero pragmática: “si no lo revelo yo, alguién más lo hará”. Es cierto. A veces por esa premura, por la adrenalina de la exclusiva, por el sentido de oportunidad, el periodista comete errores e imprecisiones, no verifica, no contrasta la información, no investiga más y sólo suelta la revelación o la filtración.
El periodismo es como la naturaleza: se abre camino, germina y florece. Si no existieran Loret de Mola, Latinus o Mexicanos Contra la Corrupción, tarde o temprano se hubieran conocido las andanzas de la familia incómoda del presidente. Incluso los ingresos y presuntos financiadores de Loret, se van a conocer. Sólo es cuestión de tiempo. Porque algunos periodistas ya lo están investigando.
El periodismo se abre camino porque su materia prima no es la información sino la realidad inmediata. Ésta es construida socialmente, no le pertenece ni al poder, ni al medio de comunicación ni al periodista, sino a la colectividad. Es la sociedad la que tiene derecho a saber lo que ella misma contribuye a crear: la realidad inmediata.
El poder siempre oculta. Cuando revela algo, como los supuestos ingresos de Loret de Mola, lo hace para atacar, distraer la atención y desprestigiar.
Es cierto que vivimos en un océano con tsunamis de información, sobre todo por Internet y las redes sociales. Pero la información comprometedora, la que es producto de la corrupción, el nepotismo y los conflictos de interés, sigue oculta. Lo contrario sería ilógico.
Antes de Internet el periodista tenía que encontrar una aguja en un tranquilo pero peligroso pajar. Ahora tiene que descubrirla en un mar encrespado de información, confuso y lleno de mensajes de odio y toxicidad.
Usted tiene que percatarse que la insidia del presidente y sus seguidores contra Loret no son sólo contra él, sino contra todo un gremio de comunicadores que con su trabajo se enfrentan al poder.
En un país que preserva resabios autoritarios, instituciones ineficientes y una sociedad confundida, da miedo ejercer el periodismo cuando sabes que algún poder tiene carta abierta para acechar, atacar y desprestigiar. Ahí están todos los periodistas asesinados.
Aún cuando haya votado por AMLO, lo respalde y defienda su movimiento, comprenda usted que el presidente aplica una estrategia típica del poder: distraer y desprestigiar.
AMLO ha logrado que dirijamos nuestra atención a los ingresos y financiadores de Loret. De esta manera, usted dudará de la credibilidad, el prestigio y la honestidad del comunicador, el capital más importante de un periodista.
Sólo recuerde que el periodismo se abre camino, que la realidad inmediata (los videos, los sobres, los personajes, las fotografías, las casonas) existe y no se puede ocultar toda la vida. Que si no hubiera sido Loret, cualquier otro periodista con acceso a esa información tan caliente y tentadora, la hubiera revelado. El presidente y sus seguidores hubieran reaccionado igual (distrayendo la atención, confundiendo, desprestigiando, inventando excusas), porque actúan desde el poder.
Por su mente deben pasar pensamientos como éste: “el presidente fue autoritario, se equivocó al revelar datos personales y confidenciales de los ingresos de Loret; pero Loret de Mola está pagado, no tiene ética, también es un corrupto, ha participado en montajes, lo que hizo no es periodismo”.
Si usted piensa así, lamento decirle que ha perdido la capacidad de distinguir entre los fines y objetivos del poder (conquistar o preservar) y el periodismo (socializar información a la que usted tiene derecho a saber), incluso ha perdido la noción entre el bien y el mal, y se traga la versión de “periodismo” que el poder quiere que usted se quede.
Sepa usted que cada vez es más difícil ejercer el trabajo de los periodistas. Entérese que en la sociedad existen instancias que están abocadas a alejarnos del conocimiento de la realidad inmediata. Todas estas instancias opacas son estructuras de poder y actúan como tal. Empezaré por señalar a los propios medios de comunicación, cuando hacen valer sus intereses políticos y económicos, cuando dejan de informar la realidad o desinforman.
Pero también están las universidades (a pesar de que en ellas se generen conocimientos originales), los partidos, las empresas, las instancias de seguridad nacional, el Ejército, la Iglesia. Desde luego el gobierno, los criminales, los sindicatos, las instituciones financieras, las élites, las plataformas de Internet y las redes sociales. Incluso los profesionistas como los médicos cuando no nos explican nuestros padecimientos, los maestros, quienes escriben la historia. Todo esto empieza desde la célula de la sociedad, la familia, la gran ocultadora y alejadora del conocimiento de la realidad.
Los periodistas fallamos, pero le sugiero que sea más empático con ellos porque a todas estas instancias y estructuras de poder se tienen que enfrentar. Cada una es más opaca que otra y todas conciben estrategias para preservar su información, políticas, prácticas, acciones, poder, influencia o mercados. Pero el periodismo siempre se abre camino y usted debería estar agradecido por ello.
Twitter: @beltmondi