CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).–El mundo del ajedrez ha sufrido un número importante de cambios con la llegada de Internet. En los primeros años salieron portales en donde se podía jugar ajedrez contra otros eventuales ajedrecistas que entraban a este “club” virtual. Sin embargo, la partida no se clasificaba, no se guardaba en ninguna parte y eran encuentros que eventualmente uno olvidaba. Sin embargo, si habíamos hecho una buena partida, teníamos que copiar el encuentro y guardarlo en nuestra computadora.

Había además, problemas con las conexiones. No eran lo suficientemente rápidas y jugar en línea partidas rápidas, era francamente imposible. Sin embargo, cuando la velocidad de la red de redes empezó a cambiar y hacer cada vez más rápida, nacieron los clubes de ajedrez virtuales, abiertos las 24 horas y además, con acceso prácticamente mundial, de forma que se podía jugar a cualquier día o noche con ajedrecistas de cualquier otra región en el mundo. Además, los clubes virtuales organizaban torneos, daban premios y las partidas jugadas se guardaban automáticamente en las cuentas de los jugadores. Por unos 10 dólares al mes, los ajedrecistas de pronto estábamos en el paraíso de las 64 casillas.

Pero aparte de esto, otros desarrollos empezaron a hacerse interesantes. Muchos libros empezaron a convertirse a formato electrónico, como PDF o ePub. Cuando llegó Amazon con su formato de libros electrónicos (MOBI), incluso las cosas fueron mejores. Particularmente el ajedrez empezó a hacerse de información por todos los frentes y muchos libros, de forma legal o ilegal, empezaron a compartirse en foros especializados. Las editoriales de ajedrez .me da la impresión- dieron por perdida la batalla y no se sabe de demandas abiertas a sitios web donde se acumula información de ajedrez con derechos de autor.

Pero faltaba algo: ¿Por qué no sacar provecho de la tecnología para hacer libros de ajedrez electrónicos que fuesen interactivos? Y así, se podría leer un libro de ajedrez y tener un tablero electrónico al lado para ir viendo la partida sin necesidad de poner un tablero físico real. Vamos, hacer lo que hacía el GM Miguel Najdorf en su época, que debido a su amplia capacidad para jugar sin ver el tablero, leía los libros de ajedrez como si fuesen novelas, de acuerdo a su propia declaración.

Existen algunas plataformas que permiten usar la computadora para leer libros en formato electrónico y hacerlo de forma interactiva. El más popular es probablemente ForwardChes, que es una empresa que vende además, los libros más modernos en este formato y la lectura de los mismos ya no requiere tablero físico. Para un jugador obsesionado con el ajedrez o bien, para el profesional de las 64 casillas, esta idea puede ayudarle a prepararse de forma más sencilla, porque puede estudiar y analizar en cualquier parte, en el dentista, en el doctor, yendo al trabajo en transporte público, etcétera. El tablero físico dejó de ser necesario y el aprendizaje se puede acelerar.

La tecnología aplicada a los libros de ajedrez interactivos incluso permiten colocar un motor de análisis que evalúe lo que dicen los ajedrecistas autores de las diferentes obras. Por ejemplo, un libro de un GM de apellido Gulev, comenta una serie de posiciones interesantes, pero sus juicios de valor de las diferntesd posiciones ajedrecísticas, están equivocados ante la certeza del análisis de Stockfish, uno de los mejores programas de análisis que hoy en día se puede tener, incluso de forma gratuita.

Así pues, vivimos una época increíble en muchos sentidos y para el ajedrecista más aún.