Ajedrez

Analizar y analizar para progresar en ajedrez

La teoría de quien escribe estas líneas es que caemos como ajedrecistas en una especie de zona de confort, la cual nos permite sí, aprender algunas nuevas cosillas pero que no nos dan suficiente empuje para dar el brinco a la siguiente fuerza, al siguiente nivel.
domingo, 17 de octubre de 2021 · 23:52

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).– Probablemente el tema más recurrente entre los ajedrecistas sea el saber cómo mejora en su nivel de juego. Es claro que cuando uno empieza en el juego ciencia, se mejora relativamente con rapidez. Se aprenden las combinaciones básicas y con el entusiasmo de aprender, el ajedrecista comienza a leer muchos libros y a hacer ejercicios de táctica, de acuerdo a su nivel de entendimiento. Esto, evidentemente, con el tiempo se va haciendo mejor, entendiendo más posiciones, más detalles, más sutilezas y de pronto tenemos a ajedrecistas capaces de hacer largas y bonitas combinaciones.

Sin embargo, esto no hace que el jugador de ajedrez se haga maestro del arte de las 64 casillas. Entonces comienza a estudiar aperturas y finales. Y sí, mejora pero no lo suficiente. Parece haber una barrera infranqueable que le impide acceder a un mejor nivel de juego. Y entonces, entre los años de trabajo en el tablero y la probable falta de tiempo por las ocupaciones que nos obliga la vida, los ajedrecistas prometedores se quedan –muchas veces– en el camino y no pueden acceder a un nivel de maestría que les permita competir con jugadores más fuertes.

La teoría de quien escribe estas líneas es que caemos como ajedrecistas en una especie de zona de confort, la cual nos permite sí, aprender algunas nuevas cosillas pero que no nos dan suficiente empuje para dar el brinco a la siguiente fuerza, al siguiente nivel. Por ejemplo, imaginemos que el ajedrecista, en sus años anteriores, hubiese estudiado una hora por día. Esto le sirvió para llegar a un nivel razonable pasados unos cuantos años. Pero el siguiente escalón en el nivel del ajedrecista requiere de quizás dos o tres horas diarias, o más, analizando muchas posiciones que antes quizás no se veían con la suficiente profundidad. Y esta “repetición” de análisis de muchas posiciones complejas es probablemente la llave a un nivel de excelencia en ajedrez. Y como esto empieza a consumir mucho más tiempo en la vida de los ajedrecistas ambiciosos, muchos desisten simplemente por falta de tiempo.

Curiosamente, aún así el avance no se verá pronto. Puede pasar un tiempo que va de uno a dos años antes de ver una diferencia en el nivel de juego. Y entonces, cuando el ajedrecista trabaja con método y más importante aún, con disciplina, de pronto comienza a ver un nuevo ajedrez, un nuevo nivel en donde lo anterior le parece ahora demasiado sencillo y una nueva concepción del juego comienza a formarse. Y entonces se tienen ajedrecistas que evalúan mejor las posiciones y que de pronto, ganan partidas a jugadores que hace apenas un par de años antes, no tenían la mínima oportunidad.

Recuerdo el caso de un Maestro Internacional mexicano que antes de obtener el título, se fue a Cuba a trabajar en su ajedrez. No la pasó muy bien porque hubo que sufrir cierto racionamiento en comidas, por ejemplo, o bien, en tener que viajar a torneos en provincias cubanas, de aventón, en camiones de carga, sin las comodidades que nos parecen obvias en México. Sin embargo, este joven maestro se decidió a trabajar y probablemente en los meses que estuvo en la isla sólo pensaba en ajedrez. La consecuencia tiempo después fue la recompensa de lograr el título de maestro internacional, asunto que probablemente fue resultado de un trabajo continuo, diario, de muchas horas frente al tablero y con maestros que supieron guiarle. Pero más allá de todo esto es claro que este ajedrecista debe haber analizado un sinfín de posiciones.

Subir de nivel de ajedrez no es fácil pero tampoco es imposible. Se necesita dedicación y tiempo, porque sin estos elementos la meta siempre quedará lejana. Vamos, una vez a Kasparov le preguntaron cómo se podía mejorar si no se tenía tiempo para estudiar. El mejor jugador del mundo, por 25 años, respondió: “¿cómo pretendes mejorar si no tienes tiempo para estudiar?”.

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