huracán John

Caudal crecido del río Huacapa por John se lleva casas de habitantes en Chilpancingo (Videos)

A lo largo de la ribera del río hay familias asentadas, pese cuando los riegos son inminentes cada temporada de lluvias.
martes, 1 de octubre de 2024 · 15:13

CHILPANCINGO, GRO. (apro).- Familias asentadas a la ribera del afluente del río Huacapa, en la parte norponiente de Chilpancingo, se quedaron sin casa porque el nivel del agua creció por las lluvias que acarreó el huracán John y la fuerza de su caudal aumentó y se llevó el suelo donde estaban asentadas.

La corriente del río Huacapa, que atraviesa de norte a sur la ciudad, y que funciona como un vertedero de aguas negras desde hace años que fue embovedado, todavía corre con fuerza por las lluvias que aún continúan.

Una de las consecuencias de las lluvias fue que el caudal reconoció su cauce y se llevó lo que pudo, entre ellas, las casas de unas 10 familias de esta parte norte, como la de Catalina Gálvez Villegas, Amayrani Carmona Jerónimo, Inés Jerónimo Alonso, Fabián López.

Sus casas estaban en la Ampliación Valle Verde, antes Asentamiento Jacarandas. Era el acceso a la colonia Amate Amarillo mediante un puente por donde cruzaba el transporte público, pero tampoco está, porque lo arrastró la corriente. La consecuencia de esto, es que Amate Amarillo quedó limitada a la conexión o salida que tiene por la colonia Amate, ubicada a varios metros de distancia.

Las afectaciones son nuevas en esta parte de la ciudad, cada temporada de lluvias la corriente crece en fuerza y espacio y arrastra todo lo que encuentra a su paso, incluidos los tramos que son rellenados con tierra, donde había casas.

Pero el asentamiento de personas a lo largo del río no solo ocurre en la parte norte de la ciudad, delinean todo su encauzamiento, que la atraviesa casi por completo. Otro problema actual sobre el encauzamiento del río, incluida la parte céntrica de la ciudad, es que en diferentes puntos del concreto que lo contiene se formaron socavones y hay áreas habitacionales en riesgo. Muchos puntos del encauzamiento están cerrados a la circulación.

Además, la corriente es fuerte por toda el agua que cayó de manera ininterrumpida de lunes a viernes de la semana pasada a causa de John y, además, porque abrieron las compuertas de la presa Cerrito Rico, ubicada a unos metros del área, la cual estuvo a punto de llenarse.

Amayrani Carmona, de la Ampliación Valle Verde, denunció que no les avisaron en qué momento abrirían las compuertas de la presa; lo supieron una vez hecho. A las cuatro de la madrugada del 26 de septiembre, agregó, elementos de Protección Civil comenzaron a vocear para que se salieran porque ya corría el agua de la presa.

Ese día por la mañana, detalló, acudieron autoridades municipales–quienes ya no están en funciones porque ayer fueron renovados todos los ayuntamientos– hasta la entrada del asentamiento, porque es donde permitía el agua crecida, solo para tomarse fotografías porque las compuertas fueron abiertas en la madrugada. El área de difusión de la anterior administración municipal difundió imágenes de ese momento de la visita.

“Nosotros estuvimos reportando que la presa tenía muchísima agua, que ya estaba llegando al tope, y nos decía les falta, les falta. Protección Municipal, Estatal le estuvimos marcando y nada, nunca vinieron. Ya vinieron hasta las cuatro de la mañana, le abrieron y órale, vámonos”, menciona.

Pero lo que ocurre aquí tampoco es sorpresivo. Durante los fenómenos naturales de Manuel e Ingrid, ocurridos en septiembre de 2013, que también provocaron varios días de lluvia seguido, estas familias atravesaron por circunstancias similares, al igual que una parte de los habitantes de Amate Amarillo, y se volvieron a establecer en esta área que es considerada de riesgo.

El riesgo es evidente aquí: por un lado, el torrente del agua corre a borbotones, al grado de que se oye el flujo del agua desde varios metros antes del acceso, y por el otro, en el suelo se ve cómo el afluente arrancó la tierra.

En este punto de Ampliación Valle Verde, Carmelo Reyna Sotelo tiene una casa pequeña de la lámina y madera al borde del río, en realidad su dormitorio, porque es velador de un terreno grande ubicado al lado de la presa, el cual quedó en una especie de isla; el agua arrancó la tierra que lo rodea, solo está firme, por ahora, como un metro de margen, después la corriente brava del río.

Él y varios de los afectados se concentran a la ribera del río Huacapa, como estaban este lunes, para ver cómo sigue el caudal.

 

 

 

 

 

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