Narcoviolencia

La violencia opaca festividades en Chiapas: se registran narcobloqueos y enfrentamientos

Entre Chicomuselo, Siltepec y Bellavista, los enfrentamientos o “topones”, según el argot del crimen organizado, siguen dándose. Todos los días, los pobladores escuchan detonaciones de armas de fuego de grueso calibre.
miércoles, 13 de diciembre de 2023 · 11:38

TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis. (apro).– La tensión por la disputa y el control del territorio por grupos del crimen organizado no cede en la región Fronteriza y Sierra Madre de Chiapas, las personas siguen desapareciendo, los enfrentamientos dejan pueblos fantasma y la narcoviolencia casi extinguió esta temporada la devoción por la virgen de Guadalupe, pues el martes 12 no se registraron procesiones ni caravanas de peregrinos en la zona.

El martes 12 por la tarde, grupos de hombres armados bloquearon un tramo carretero a la altura de El Jocote, a pocos kilómetros de la frontera entre México y Guatemala.

Los hombres atravesaron seis camiones de carga con los que obstruyeron por varias horas el tránsito de todo tipo de vehículo. Los hombres se identificaron como presuntos miembros de MAÍZ, una organización considerada brazo de un grupo del crimen organizado que opera desde la cabecera municipal de Frontera Comalapa.

Ahí, en El Jocote, hubo tensión pues casi chocan miembros de MAÍZ con elementos del Ejército Mexicano que tienen en ese punto un destacamento militar de forma permanente.

A la par de ese incidente, muy cerca de ese tramo, alrededor de las 14:00 horas, un comando armado puso un retén entre Chamic y Sabinal, y bajó de una unidad de transporte público a una mujer de 40 años de nombre Brenda Elvira Yok Martínez, a la que los miembros de MAÍZ intentaron rescatar sin éxito alguno.

Brenda Elvira Yok Martínez

Familiares de la mujer interpusieron una denuncia ante la Fiscalía General del Estado, la cual emitió una ficha de búsqueda oficial en el sistema Protocolo Alba.

Entre Chicomuselo, Siltepec y Bellavista, los enfrentamientos o “topones”, según el argot del crimen organizado, siguen dándose. Todos los días, los pobladores escuchan detonaciones de armas de fuego de grueso calibre.

Presuntos miembros del Cártel de Jalisco Nueva Generación y del Cártel de Sinaloa han tomado el poblado de Nuevo Pacayal como sede de estos enfrentamientos, lo que hizo que todos los pobladores de esa comunidad abandonaran sus casas y ahora sólo es un pueblo fantasma.

Miembros de la organización MAIZ mantienen un bloqueo de carretera en la salida de Chicomuselo rumbo a Siltepec.

Desde Amatenango de la Frontera hasta Nuevo Amatenango, las carreteras son ya un desierto, toda la gente huyó, parece pueblo fantasma, los vehículos ya no son usados para andar de un pueblo a otro en esa región.

Desde Motozintla a Frontera Comalapa parece haber llegado a su fin la fe católica, pues no se observó ninguna caravana de Antorchistas Guadalupanos.

 Alrededor de cinco caravanas de peregrinos se vieron de Huixtla a Motozintla o a Siltepec; de Comalapa a Chicomuselo, ninguna procesión, y no se diga a La Concordia, la narcoviolencia en la región se tragó la fe católica.

Al igual que en Chamic, municipio de La Trinitaria, en Nueva Morelia, municipio de Frontera Comalapa, se encuentra otro retén con personas armadas. Y al igual que todos, a las personas que por ahí pasan les revisan celulares, les piden la credencial de elector,  fotografían el auto en el que se transporten particulares.

“Revisan más que los militares. Ya acá uno no puede decir que es comerciante ni llevar mercancías, porque nos cobran derecho de piso”, dijo un lugareño.

Además de Chicomuselo, Bella Vista y Siltepec, en el municipio de La Grandeza la narcoviolencia lo alcanzó desde hace varios meses.

Ahí en La Grandeza, la población corrió de ese pueblo a los elementos del Ejército Mexicano y sólo dejaron que llegaran a asentarse los miembros de la Marina.

Pobladores de La Grandeza, Siltepec, Chicomuselo, escuchan los balazos, las ráfagas de fuego, es en Pacayal, dicen los moradores, una comunidad en el municipio de Bellavista, donde la población ha empezado a dejar sus casas abandonadas y los que se quedan sólo le ruegan a Dios que nada les pase.

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