Elecciones 2024

Gálvez y Sheinbaum: candidaturas que se apoyaron del feminismo, pero lo olvidaron en la agenda

Expertas en temas de género y feminismo coinciden en que la nominación de Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum a la presidencia, posible gracias a las luchas por la reivindicación de las mujeres, no implica que el país haya alcanzado la equidad ni que se haga justicia en este rubro.
viernes, 1 de marzo de 2024 · 05:00

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- México está cerca de elegir a la primera presidenta gracias a la lucha feminista de hace décadas, aunque ninguna de las dos candidatas presidenciales tiene una agenda que apoye a este movimiento y, mucho menos, quiere ser “estigmatizada” como parte del mismo porque les generaría un costo político que no quieren asumir.

Este planteamiento lo analizan mujeres que han seguido el movimiento reconocido como la revolución violeta, que marcó un antes y un después en manifestaciones que desde 2016 llenaban las calles de las principales ciudades del país y se unificaban en la demanda de recordar y reconocer los derechos que tienen en todos los ámbitos, incluida la política, entre gritos, consignas, pintas y argumentos.

“¿Es un hecho histórico lo que vamos a vivir? Sí, vamos a tener una mujer en la presidencia. ¿Es una de las cosas que hemos querido en el feminismo? Sí, o sea, la mitad del cielo, la mitad del mundo. Si somos la mitad de la humanidad pues la mitad de todo lo que corresponde a la humanidad. ¿Eso es un logro del feminismo? Sí, porque ha sido el movimiento feminista el que ha puesto las bases para que hoy tengamos a dos mujeres en una contienda presidencial”, destaca la doctora Raquel Güereca, coordinadora de la Red de Investigación sobre Violencias de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El movimiento feminista ha dado resultados favorables a una estrategia electoral bajo el lema de “es el tiempo de mujeres”; sin embargo, hasta ahora las decisiones las han tomado hombres, dirigentes de partido o incluso el presidente de la República, lo cual a decir de expertas en el tema es muestra del sistema patriarcal al que ellas están sujetas.

“Ellas mismas me parece que representan el uso electoral de una sociedad patriarcal. ¿Cuál ha sido el talón de Aquiles, la piedra en el zapato de López Obrador? El feminismo (…) Declaraciones donde él decía que no entendía qué es eso de ‘rompe el pacto´ y le preguntó a Beatriz (Gutiérrez Müller) y ahí dijo que él es humanista, no feminista”.

Claudia Sheinbaum / Foto: Miguel Dimayuga

Ante la marea violeta “él ha tenido desaciertos discursivos cuando habla de las mujeres y cuando ha tenido que decir algo sobre las movilizaciones de las jóvenes, ¿cuál es la mejor estrategia para que esto mantenga posicionado a Morena? Pues que la candidata sea una mujer. ¿Cuál es la mejor respuesta? Que la oposición lance a una mujer”, señaló.

Para la doctora Alicia Islas Gurrola, profesora y secretaria académica del Centro de Estudios en Administración Pública de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, el presidente López Obrador “entiende que es una fórmula que le permite ganar aceptación entre cierto sector de la población, que además también, como lo señalabas, ha tenido unas críticas” como el tratamiento que se da a los feminicidios y los ataques a las manifestaciones de mujeres.

Es de destacar las trayectorias políticas de Claudia Sheinbaum, abanderada de Morena; y de Xóchitl Gálvez, candidata de la oposición, las dos profesionistas, quienes también por años han trabajado para alcanzar un lugar en un mundo de hombres. Desde sus puestos de relevancia en la jefatura de gobierno y en una legislatura se han convertido en la mejor apuesta que tienen hoy los partidos.

Islas no considera que se trate de una imposición de ambas candidatas, “pero sí pensaría que en las cúpulas partidistas eran las opciones más rentables y se llegó a acuerdos para poder venderlas (como la mejor apuesta)”. A Xóchitl Gálvez la ubica como una política que no se había identificado específicamente con el PAN o el PRD, además de que tiene acercamiento con diferentes cúpulas que permiten pensar que se puede posicionar.

En el caso de Claudia Sheinbaum “es algo similar, pero no se puede quitar la idea de la trayectoria que ella ha tenido y este seguimiento que ha dado a la agenda y no solo la agenda, la implementación de acciones con Andrés Manuel López Obrador. Entonces creo que más que imposición sí tuvo que ver con estas son las opciones que tenemos de ‘vamos a sacarlas adelante’”.

Aunque hay una realidad más específica para Güereca, quien también da asesoría en colectivos de la sociedad civil que buscan justicia ante la violencia feminicida y es acompañante de víctimas de violencia en el espacio escolar y algunas madres del Valle de Toluca:

“¿Qué es lo horrible de todo esto? Que a las mujeres nos lanzan al frente, nos apoyan cuando la situación de crisis es tan grande, con tantas posibilidades de errar que ningún hombre la quiere tomar y que es mejor que se ensucie las manos políticamente una mujer, entonces pareciera que en la política las mujeres también somos una mano de reserva”.

Más presupuesto, pero no contra la violencia

La doctora Islas Gurrola, de la UNAM, indica que “para que ellas puedan mantenerse en estos puestos de poder, de decisión, tienen que alinearse con otras prácticas más de carácter patriarcal, más de seguimiento a las estructuras dominadas por hombres”.

Las mujeres suelen ser muy criticadas, indica, porque llegan a un puesto de poder y no consideran a otras mujeres, pero debe considerarse cuál es esta estructura que le permite estar en esa posición de poder, “y que es un juego un poco más perverso”.

Para que las mujeres lleguen a esos altos niveles y cargos –merecidos– tienen que entrar en el mismo sistema patriarcal y de ahí, con el tiempo, pueden abrir la puerta a otras mujeres, lo cual podría ser en beneficio de este sector, siempre que tengan una agenda para, por y desde ellas.

“Estamos en un punto en el que todavía no hemos logrado el reconocimiento de las mujeres como sujetos activos en el espacio público, en el espacio político; de esta manera, entonces, tenemos que buscar estas alianzas, redes que nos permitan mantenernos. Lo ideal y lo que quisiéramos todas, claro, es llegar a ser y contar como cualquier otra persona”, detalla Islas Gurrola.

Estar en el ámbito político no significa que se tenga que permitir y soportar las formas de violencia que día a día enfrentan las mujeres y, en especial, ambas candidatas presidenciales en México.

“Sí, pero no como dice la directora de Inmujeres (Nadine Gasman) de que tenemos que aguantar vara, aguas con eso, aguas con que la política es violencia, entonces si quieres estar aguanta vara. No, no tenemos por qué aguantar vara, no tenemos por qué estar desde la violencia en nuestra contra en diferentes espacios. No, no así”, alerta la doctora Güereca, quien tiene 20 años trabajando en líneas de investigación relacionadas con violencia contra las mujeres.

La muestra del aprovechamiento que ha tenido el sistema político actual del logro feminista que llevó a que mujeres sean las candidatas, es que el beneficio para este sector no se traduce en políticas públicas.

En este sexenio el presupuesto se presume más para las mujeres, pero en realidad está escondido en programas sociales, para todos que, por proporción de la población, le toca más a ellas, sin que por ello estén orientado a atender las formas de violencia.

Un claro aspecto son las cifras de este sexenio destinado a las políticas públicas y de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) “para 2024 el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) proyecta 409 mil 108 millones de pesos para –en teoría– cerrar las brechas de género, 12% más que el año pasado y el monto más alto (en términos reales) desde que existe”.

Aunque “el monto total etiquetado a la igualdad de género es mayor que en años anteriores, su asignación no prioriza los programas orientados a cerrar las brechas de género, como la prevención y atención de violencia contra las mujeres (0.08%) y la salud materna, sexual y reproductiva (0.5%), que tendrán una baja proporción de recursos del monto total”.

Lo que prioriza el PEF son los grandes programas, como la pensión para adultos mayores, que es uno de los principales de este gobierno y que por proporción de población, una mayor parte es para mujeres, el cual para 2024 tiene asignados 251 mil 774 millones de pesos, lo que equivale a seis de cada 10 pesos destinados a la igualdad entre hombres y mujeres.

Los temas estigmatizados

Un tema relevante en la agenda feminista y que develaría que están del lado de los derechos de las mujeres es la despenalización del aborto, un tema que entre las candidatas cuesta trabajo siquiera pronunciarse y al menos en el caso de una de ellas, por la propia “naturaleza” de uno de los partidos que abandera, serían imposibles los comentarios que favorezcan este derecho de las mujeres.

“Sabemos que mujeres de cierto partido político, del PAN, pueden ser aliadas en todos los temas, pero en el tema del aborto no, ahí no, y tiene que ver con toda una plataforma de acción”.

En el caso de Claudia Sheinbaum, dice, “no sé por qué no ha hablado de ello, pero a mí me parece que tiene que ver con el costo político porque saben que hablar de eso, a final de cuentas ellas pueden tener los conceptos del feminismo, nombrarlos e ir a decirlos en diferentes lugares, pero en el momento en el que ellas hagan un alegato a favor de la despenalización del aborto, en ese momento van a quedar estigmatizadas como feministas porque sigue siendo un estigma en la academia, en la política, en la cultura, en el arte”.

Un elemento relevante en el caso de Sheinbaum es que difícilmente diría algo contrario a lo que declara el presidente López Obrador, quien ha fomentado la estigmatización del movimiento feminista al relacionarlo con la derecha, que al mismo tiempo no podría acompañar esta lucha por algunas concepciones precisamente contrarias al feminismo, como el concepto que tienen de la “familia”, el rol de las mujeres y estar en contra de su derecho a abortar, por ejemplo.

Podrían, entonces, pronunciarse a favor de las mujeres en términos electorales por decir que al ser mujeres pueden ser la presidenta, pero sin “estigmatizarse” como feministas. “Sí, pero no soy feminista, porque sí quiero a los hombres, seguramente diría alguna de ellas, desconociendo plenamente lo que es el feminismo”.

Xóchitl Gálvez / Foto: Octavio Gómez

Bajo la perspectiva de las expertas, el reto es que quien llegue a la presidencia tendrá que enfrentarse al mundo de decisiones diseñado por una estructura hecha por y para hombres durante toda la historia del país y que enfrentarán, por mencionar un caso, ser el mando de las Fuerzas Armadas, siempre comandada por hombres y que representan instituciones que en sus inicios también han relegado a las mujeres y que difícilmente tienen una visión feminista.

Al final, el hecho de que sean mujeres no las hace feministas mientras no tengan una agenda con ese enfoque –señala la académica de la UAM–, el cual apunte a la solución no solo a la brecha de género, también a las formas de violencia cotidianas en el país. Está convencida de que parte de la solución está en la institucionalidad y la transversalidad, pero con un antecedente todavía más estricto, desde las universidades.

Esto, dado que México es uno de los países en la región que más ha avanzado en materia de normatividad, con legislaciones robustas acorde a los estándares internacionales en la materia, por ejemplo, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, pero eso no quiere decir que la operación sea efectiva.

“Que las y los profesionistas que egresen de las diferentes carreras y van a operar esos marcos robustos o que en el desarrollo de sus profesiones pueden incidir en la erradicación de la violencia, egresen con perspectiva de género, y en este país adolecemos de personal capacitado para implementar todo ese marco robusto que además nació del feminismo en México, fueron mujeres feministas quienes han generado estas leyes”, indica.

El problema siguen siendo los ministerios públicos y las fiscalías que tienen abogados formados en disciplinas “que aún son profundamente androcéntricas y misóginas, que no reconocen estos avances, y así le podemos seguir con diferentes campos del conocimiento que vendrían a ser los profesionistas, las profesionistas que van a operar esto”, por lo que los “cursos de sensibilización” tampoco son efectivos y menos lo son si desde las autoridades en el país se fomentan las formas de violencia, incluyendo la discursiva.

La académica de la UNAM Islas Gurrola recuerda las estadísticas de asesinatos de mujeres, que superan los 19 mil casos en lo que va del sexenio y que de inicio no son tratados como feminicidios, razón por lo que es necesario destinar políticas y presupuesto, con diseños organizacionales que atiendan los problemas de fondo porque si hay fiscalías especializadas en mujeres, pero no cuentan con protocolos o personal capacitado para no revictimizarlas. “Esto deja un poco endeble la idea del sexenio más feminista, y si lo es, pues todavía nos falta caminar muchísimo”, comenta.

La experta cierra con la idea de que “no debe perderse en el foco, sobre todo medios internacionales lo han marcado mucho como que México es un país feminista porque tenemos dos candidatas. La realidad es que estamos sumidos en una estructura de violencia, de desigualdad, de mucha opresión, pero donde sí, el impulso de estas candidatas puede empezar a marcar algún antecedente para generar otros caminos”.

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