CDMX

El Bando 2 de López Obrador, cimiento de la gentrificación

La política urbana de López Obrador en 2000 favoreció el desarrollo inmobiliario en Benito Juárez, Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo. La medida, que buscaba vivienda social, derivó en especulación, alquileres inaccesibles y desplazamiento de residentes.
domingo, 13 de julio de 2025 · 07:00

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Benito Juárez, Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo, las tres alcaldías en las que se concentra el fenómeno de gentrificación, vivieron el auge de su desarrollo inmobiliario gracias a que, cuando Andrés Manuel López Obrador fue jefe de Gobierno implementó una política de desarrollo urbano que limitó la construcción de vivienda en 12 alcaldías y abrió la puerta al desarrollo inmobiliario en el corazón de la capital. 

La medida fue anunciada por el entonces jefe de Gobierno apenas dos días después de que asumió la administración de la capital mexicana, en el año 2000, y recientemente salió a colación debido a que la protesta contra la gentrificación, ocurrida el 4 de julio último, puso en el centro de la discusión la crisis de acceso a la vivienda y la gentrificación ocurrida precisamente en tres de las cuatro alcaldías que López Obrador incluyó en el proyecto del Bando 2. 

Usuarios de redes sociales, analistas en medios de comunicación y personajes de la oposición –como el diputado panista Federico Döring– retomaron el tema del Bando 2 para rastrear el origen de estos problemas. 

En esta última semana se han viralizado videos que muestran a López Obrador, cuando aún era presidente, reconociendo su papel en el crecimiento inmobiliario de las demarcaciones mencionadas. 

El 19 de julio de 2017 el exmandatario federal declaró en su conferencia mañanera su responsabilidad en la especulación inmobiliaria que acrecentó los precios de la renta en Benito Juárez: “Les cuento que hasta yo tuve que ver con eso, confieso que soy corresponsable, porque cuando llegué a ser jefe de Gobierno me encontré precisamente que, por la especulación financiera, los desarrolladores construían sus unidades habitacionales en las delegaciones de la ciudad donde había terrenos baldíos o terrenos rurales; inclusive bosques (...) Tomamos una decisión, se llamó el Bando 2 y era: no se permite construir en 12 delegaciones unidades habitacionales y sí se van a dar facilidades para que se construyan unidades habitacionales y se vuelva a rehabilitar, que haya más población viviendo, en el Centro, en las cuatro demarcaciones o delegaciones o alcaldías del centro (Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Venustiano Carranza)”. 

La densificación de vivienda en esas zonas se dio, pero vino acompañada de transformaciones locales que están directamente relacionadas con el fenómeno de gentrificación. 

Rechazo al alto costo de la vivienda. Foto: Montserrat López 

Por ejemplo, un factor que contribuye al aumento de precios con especulación inmobiliaria es la renta de alojamientos temporales en aplicaciones. En ese sentido, el proyecto independiente Inside Airbnb registró, hasta marzo último, que en la capital mexicana existen 26 mil 67 propiedades anunciadas, de las cuales 46.15% se concentra en la alcaldía Cuauhtémoc, 17.4% en Miguel Hidalgo y 11.4% en Benito Juárez. 

Vivienda social en beneficio de pocos

El objetivo principal del Bando 2, que estuvo vigente durante seis años, fue propiciar la construcción de vivienda con interés social; pero eso no ocurrió, en cambio, facilitó el desarrollo de viviendas que, en muchos casos, actualmente son ofertadas a precios que sólo están al alcance de extranjeros o un pequeño porcentaje de la población capitalina. 

De acuerdo con el artículo académico “El bando 2 y el acuerdo 3: ni densificación y expansión, sino todo lo contrario”, escrito por la presidenta de la Asociación de Funcionarios de Comunicaciones de Seguridad Pública (APCO) y exsubsecretaria de Asuntos multilaterales y Derechos humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Martha Delgado, el “gran problema del Bando 2” fue la poca coordinación con el Estado de México, “pues para allá se trasladó el cinturón conurbado de obras de vivienda de interés social, y en las delegaciones centrales se dio el fenómeno de gentrificación, ocasionando que la mayoría de la vivienda nueva no fuera para las clases populares”.

El análisis indica que la densificación promovida por López Obrador se enfocó en la construcción de nueva vivienda y la autorización de mayores alturas a las edificaciones existentes: “Olvidando estrategias útiles para el propósito como la reconversión de lo existente, la eliminación de terrenos baldíos o la atribución de un nuevo valor de uso a edificios existentes. En términos de regeneración urbana, la propuesta se ha concentrado en el Centro Histórico, en lo que no podría interpretarse como un polígono de actuación, ni como un proceso de ordenamiento territorial”. 

Testigo de la invasión

Humberto López, de 68 años, comparte en entrevista que ha vivido más de dos tercios de su vida en una casa de la colonia Granada, en Miguel Hidalgo: “Yo de chamaco me iba con la novia a las vías del tren, mi papá trabajaba en el Panteón Francés y ahí me iba yo a dejarle la comida que le mandaban mis tías”. 

Recuerda que tenía 49 años y su primogénita estaba terminando su carrera de veterinaria cuando, en 2006, se edificó el centro comercial Antara en el predio donde antes estaba la planta de General Motors. 

Ya de ahí nada que ver a lo que me tocó a mí de joven por aquí, yo no me quejo, pero ahora dicen que vivo en el Nuevo Polanco, muy Fifi, aquí a dos calles está lo que le dicen coworking, donde va mi hijo más chico; mi nuera lleva a mi nieta luego al museo de arte (Soumaya) y ahí se entretienen un resto. 

López cuenta que a veces, cuando camina por la colonia con sus hijos y nietos, le gusta ir describiendo los cambios que ha visto por las calles. 

“Dicen mis nietas que me pasó como en la película de los viejitos que se llevan su casa con globos a quien sabe dónde (UP, de Disney), porque ahí les construyen muchos edificios y los encierran. Yo les digo de broma que soy testigo de la invasión”. 

Aunque siente nostalgia, reconoce que, como propietario de su vivienda, el desarrollo inmobiliario lo benefició. “En el internet ahora puede uno ver en cuánto están rentando por aquí, en la esquina vimos un departamento normalito en 23 mil pesos, mis hijos andan queriendo limpiar el cuarto de tiliches porque dicen que lo rentemos en siete mil a estudiantes que vienen de afuera, y sale porque tiene su bañito sencillo, hasta más. Lo único que no me convence es estar teniendo aquí a un extraño”. 

–Usted, que lleva viviendo en la colonia Granada más de 40 años, ¿ha sido testigo del desplazamiento de personas que no pudieron seguir costeando el precio de sus rentas?

–Un resto, es puro vecino nuevo que quién sabe de dónde vienen, y mucho jovencito. Me da pena por los que fueron porque, no le voy a mentir, así es, unos van, otros vienen.

–¿Entonces, con el desarrollo urbano, no observó la edificación de vivienda dirigida a los sectores populares? 

–Nombre... Le digo que yo no sé de dónde viene esta gente, pero no son como uno, luego ni el español hablan, andan con buen vestido, en carro. Ya no halla uno estacionamiento, la familia batalla para acomodar el carro. 

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