CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En uno de sus últimos eventos públicos, previo a su salida del país el próximo 7 de enero, Ken Salazar, el embajador de Estados Unidos en México, presumió el balance de su estancia de más de tres años como representante del gobierno de Joe Biden, y rindió un homenaje a la "grandeza de México y su gente". 

Ante actores de la relación bilateral que invitó a su residencia, el diplomático dejó atrás las fricciones que tuvo con los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum Pardo por sus críticas a la reforma al Poder Judicial de la Federación o la estrategia de seguridad, pues aseveró que el trabajo conjunto tuvo "resultados grandes" en materia de combate al tráfico de fentanilo y de armas, así como en la lucha contra el crimen organizado. 

En esa materia, puntualizó, los dos países son "parte del mismo problema y de la misma solución"; una manera de distanciarse de los reclamos que Donald Trump, el presidente entrante de Estados Unidos, suele expresar hacia México. 

En un discurso donde mezcló anécdotas personales y datos sobre su trabajo aquí, Salazar celebró que México y Estados Unidos sean los primeros socios comerciales del mundo en varios sectores, y aseveró que, más que dos naciones, los pueblos de ambos lados de la frontera conforman "una familia". 

Visiblemente emocionado, Salazar también agradeció a sus interlocutores del gobierno y el sector privado, así como a los más de 3 mil trabajadores de la embajada, ya sean locales o estadunidenses.